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'Marco', la historia real de un mentiroso que contó la verdad

Eduard Fernández da vida a Enric Marco, un hombre que se hizo pasar por superviviente de un campo de concentración nazi, llegó a presidir la asociación de deportados españoles y siguió defendiéndose cuando descubrieron su mentira.

El actor Eduard Fernández hace un trabajo extraordinario en esta película.
El actor Eduard Fernández hace un trabajo extraordinario en esta película. (BTeam Pictures)

Mintió, pero contaba la verdad. Enric Marco se hizo pasar por superviviente del campo de concentración de Flossenburg, estiró y estiró su embuste y llegó a ser presidente de la Asociación Amical de Mauthausen en España. Cuando el historiador Benito Bermejo descubrió la falsedad, una mentira monumental, él no se arredró y defendió su versión en todos los medios de comunicación, donde argumentó que todavía era "una persona válida para contar esa historia".

Los cineastas Joan Garaño y Aitor Arregi llevan la historia real de este hombre al cine en Marco, una película que propone reflexiones muy interesantes acerca de la verdad, la realidad y la ficción, y que se hace gigante gracias al deslumbrante trabajo de Eduard Fernández. En su interpretación, el actor conmueve y enternece, provoca ira y tristeza, consigue risas, asombro y aflicción, atrapa la verdad de este gran mentiroso.

Estrenada en el Festival de Venecia, en la sección Orizzonti, y presente en el Festival de San Sebastián, en una proyección especial en el Velódromo, Marco es la historia de un impostor, pero también la de una verdad contada por un impostor.

Recorrido de un impostor

Con un guion escrito por los directores junto a Jorge Gil Munárriz y José Mari Goenaga, y con Nathalie Poza, Sonia Almarcha, Chani Martín y Fermí Reixach en el reparto, la película se pregunta hasta dónde su impostura fue realmente beneficiosa, hablando de los horrores del Holocausto en colegios y otros foros, en una España en la que se sabía poco de los presos españoles en los campos de concentración nazis. Además, los cineastas indagan en la forma en que una mentira o una ficción en el cine puede revelar una verdad.

Pensamientos provocados por el mismo personaje, pero también las circunstancias que han rodeado a esta película, un trabajo que nació hace 18 años en forma de documental. Enric Marco empezó a colaborar con Garaño y Arregi en el filme, pero el proceso se truncó el día que los directores descubrieron que este hombre ya había pactado con otro equipo hacer una película documental sobre su historia. Otra mentira.

Años después, durante el Festival de San Sebastián de 2010, Enric Marco apareció a las puertas del Kursaal con una butifarra como ofrenda de paz para intentar retomar el trabajo que habían empezado. Ello brindó la oportunidad al equipo de la película de grabar una extensísima entrevista con él. Y entonces descubrieron otra trampa, Marco ya había empezado a colaborar con Javier Cercas para su libro El impostor.

Quién cuenta la verdad

Incapaces ya de despegarse del personaje, los cineastas decidieron convertir toda esta historia en una ficción. Una claqueta al inicio de la película advierte de ello, Marco es una ficción de una realidad. En el filme incluso se muestra al personaje viendo la  'otra' película documental que se hizo sobre él y entrando en un espacio en el que Javier Cercas habla de su libro.

"Ha habido muchas, muchas versiones de guion y la película ha ido cambiando. También creo que hemos ido, tal vez inconscientemente, empapándonos de lo que está sucediendo ahora mismo en la calle, de todo este tema de quién cuenta las historias y de cómo las cuenta", dice Garaño, que menciona a Donald Trump acusando a los inmigrantes de comerse las mascotas de los perfectos hogares americanos y a los creadores profesionales de fake news.

Chani Martín y Eduard Fernández, en una secuencia de la película.
Chani Martín y Eduard Fernández, en una secuencia de la película. (BTeam Pictures)

La ética de la verdad

Ahora son ellos los que cuenta la historia de Enric Marco y lo hacen a través de la prodigiosa interpretación de Eduard Fernández. "Había alternativa a Eduard Fernández, pero obviamente era mucho peor -dice el director-. Eduard Fernández es el motor de la película, en la que la intención no era hacer una imitación de Marco, ni caricaturizarlo, sino coger su esencia".

Curiosamente, las personas que conocían en la vida real a este hombre, cuando han visto la película, "nos ha dicho que han tenido la sensación de estar viendo al propio Marco. Creo que si hubiésemos tirado por la imitación, hubiesen visto la imitación. Y también creo que de esta manera estamos hablando de la representación y de cómo al final la ficción puede servir para contar la verdad".

Y una de las verdades de esta historia es el dolor y la conmoción que provocó en los auténticos deportados la mentira que explotó Enric Marco. Imposible evadirse de la pena, la pena insondable que muestra un auténtico superviviente de los campos de concentración ante el artificio construido por este personaje. La escena, en manos del tristemente desaparecido Fermí Reixach, remite a otro aspecto de este relato, el de la ética de la verdad.

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