Este artículo se publicó hace 16 años.
Cuando llovieron bombas
La muestra ‘Cuando el refugio es el subsuelo' describe cómo se protegían los barceloneses de las bombas en la Guerra Civil
Este fin de semana se cumplen 70 años de los bombardeos más brutales que jamás haya conocido Barcelona. Todo comenzó a las 22.08 horas del 16 de marzo de 1938, cuando sonaron por primera vez las alarmas en la ciudad. Esperaban 41 horas de constante lluvia de bombas de la aviación italiana fascista.
En este primer ataque murieron 670 civiles -una cuarta parte de los muertos por bombardeos en la ciudad condal durante toda la guerra-; 1.200 resultaron heridos y 48 edificios quedaron totalmente destruidos. Barcelona fue un siniestro laboratorio de guerra en el que se pusieron en práctica los bombardeos sistemáticos a una ciudad que estaba en la retaguardia bélica. La repulsa internacional fue prácticamente unánime y hasta el Vaticano los condenó. Pocos años después, durante la II Guerra Mundial, este tipo de ataques se volvieron habituales.
El moderno vestíbulo de la estación de metro de Universitat se convirtió ayer -y hasta el seis de abril- en un refugio antiaéreo para recordar los ataques que, desde el mar y desde el aire, sacudieron la capital catalana durante la Guerra Civil. La exposición Cuando el refugio es el subsuelo, producida por la Direcció General de Memòria Democràtica, Transports Metropolitans de Barcelona y Ferrocarrils de la Generalitat, tiene un objetivo claro: "Rememorar y explicar lo que pasó en aquellos terribles días de la primavera de 1938 en Barcelona. No es sólo un ejercicio de memoria del horror, sino una aportación a la construcción de la memoria democrática europea y global".
En la muestra se ofrecen detalles de la vida diaria durante la guerra y de cómo se protegían los barceloneses durante los bombardeos en los refugios, que solían ser las estaciones de metro. Así, el espectador se sumerge en una escena que bien podría estar ubicada en la estación de Gràcia y en las páginas de La Plaça del Diamant, la innmortal novela de Mercè Rodoreda.
Hasta 2.000 refugios
En aquella época, se llegaron a construir en Catalunya cerca de 2.000 refugios, la mayoría, unos 1.300, en Barcelona, aprovechando las importantes infraestructuras de la ciudad y la seguridad que ofrecían las estaciones de metro.
La muestra se divide en dos grandes ámbitos intercomunicados que reproducen dos estaciones prototípicas de la ciudad. Una nos transporta a marzo de 1938, exponiendo la lucha por la supervivencia en el refugio bajo unas calles asediadas. La otra, 2008, refleja la evolución de la ciudad desde aquellos acontecimientos hasta la actualidad. Entre las dos estaciones recreadas, una gran pantalla retransmite un montaje audiovisual con material de la época.
Además de las impactantes fotografías de ciudadanos guarecidos entre ruinas y bombas cayendo sobre la cuadrícula del Ensanche barcelonés, destacan los carteles en los que se informaba a la población, a través de viñetas, de cómo debían actuar en caso de ataque.
Junto a esta muestra, los organizadores tienen previsto que la exposición Cuando llovían bombas, que actualmente se encuentra en el Museo de Historia de Catalunya, se exhiba a partir de mayo por diversas localidades.
Documentación estremecedora
La información que se puede consultar en la página web www.barcelonabomardejada.com es interesante, rica y... estremecedora. Se encuentran fotos históricas de los bombardeos, testimonios de los protagonistas, lista de víctimas (muchas, con nombre y apellidos) y reconstrucciones virtuales de los bombardeos de la aviación y de la marina italianas. Precisamente Italia se ha hecho mucho eco de la iniciativa: Bolonia, Turín y Venecia ya han acogido la exposición ‘Cuando llovían bombas', aderezada con diversos congresos y debates. Este mes pasará por Roma y, después, por otras ciudades del país que firmó los trágicos bombardeos de hace hoy 70 años.
Además, el cine Club Coliseum estrena mañana la cinta ‘Mirando al cielo', de Jesús Garay, donde se narra uno de los episodios más cruentos de la guerra: cuando la aviación de Mussolini hizo explotar un camión cargado con trilita en pleno centro de la ciudad. El cine se encuentra a una manzana escasa desde la confluencia entre Gran Vía y Blames, donde se encontraba el camión.
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