Este artículo se publicó hace 14 años.
El Greco ve la luz
Bruselas recibe una gran restrospectiva, en la que se destaca el lado luminoso del pintor griego
No era oscuro, pero permaneció dos siglos relegado a las tinieblas y la indiferencia. Sus brochazos, obsesivamente calculados, son un antecedente del barroco de Velázquez, pero la Iglesia transformó su iconografía religiosa en una marca al servicio de los ideales de la Contrarreforma. Por supuesto, no sufría de astigmatismo.
"No tenía ningún problema en la vista, simplemente hacía lo que quería", recalca Óscar Mariné, cerebro de la atmósfera contemporánea que envuelve la exposición que abre sus puertas mañana en Bruselas. Con el patrocionio de la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX), los comisarios Ana Carmen Lavín y José Redondo tratan de destruir la asociación de un Domenikos Theotokopoulos (1541-1614) de iglesia. "Todos tenemos la imagen de un Greco oscuro, triste, místico, vanguardia del catolicismo", explica Lavín. "Esa es la relectura que se hizo por la élite intelectual conservadora en el siglo XX", asegura. "Una idea de España que nada tiene que ver con la modernidad y el cosmopolitismo que representó El Greco", reivindica Mariné.
"Los colores del pintor son una portada de cómic", compara Mariné
En lugar de eso: luz. Los 40 cuadros de El Greco y su taller, que se exponen hasta mayo en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas (BOZAR), explotan los colores vivos que importó tras su formación en el renacentismo veneciano. Una vez retiradas las telarañas en el siglo XX, Apostolado brilla con una luz poco usual.
Los focos apuntan directamente a los lienzos, mientras que el resto de espacios quedan en la penumbra de la que los responsables de la exposición quieren desencasillar al artista.
"Las obras de El Greco se han visto mal; han estado muy sucias, mal restauradas", asegura Lavín. "Cuando amarillean los barnices, lo hace también toda su obra". De hecho, según la comisaria, "El Greco fue el primer pintor empresario en España" gracias a su taller, del que todavía hoy se tienen pocos datos, más allá de su prolija reproducción de obras del maestro. "En realidad, el artista fue el primer inversor en I+D", remata.
La creencia de astigmatismo "es una teoría infantil", critica Redondo
"Los colores de El Greco me recuerdan a una portada de cómic", compara Mariné en referencia a Bélgica, patria de Tintín o Lucky Luke. El diseñador gráfico, famoso por trabajos en los carteles de películas de Almodóvar, es responsable del diseño museográfico y de la videoinstalación del Entierro del Conde Orgaz, obra maestra que no se mueve de Toledo. Con música de Scott Walker, los rostros intrigantes de la porción terrenal del cuadro desfilan ya lentamente por las paredes de una de las salas, esperando cautivar "a generaciones más jóvenes que, con la presentación adecuada, acaban entendiendo a El Greco como alguien contemporáneo", según Mariné.
Contra los viejos tópicosLa hipótesis del astigmatismo es una leyenda tan abonada como falta de base histórica, lamentan los comisarios. "Es una teoría infantil", critica Redondo. "¿Por qué no decimos que Picasso veía cubos?", se pregunta. De acuerdo con Mariné en que no hay defecto físico sino virtud intelectual, Lavín recuerda que las figuras humanas de El Greco, "son una colección de gestos fascinantes, únicos, relacionados con el manierismo, un estilo que en España todavía nos choca".
"Las obras de El Greco se han visto mal; han estado muy sucias"
Mariné plantea, afilando la mirada, dobles interpretaciones a la representación de figuras masculinas. Por ejemplo, en La Natividad, el pintor muestra a un San José ambiguo, casi femenino, de manos delicadas, en dudosa armonía con su profesión de carpintero. En el mismo aspecto ahonda San Juan Evangelista, donde el apóstol exhibe su lado más frágil y delicado.
Con el título de Domenikos Theotokopoulos, 1900, los responsables quieren profundizar en la figura de tres ángeles de la guarda del artista que recuperaron en España su figura. Un marchante de arte, el marqués de Vega Inclán, que instituyó en 1910 una casa-museo en Toledo, que contribuyó a resucitar al Greco. Junto a él, el cataloguista Manuel Bartolomé Cossío y el fotógrafo Manuel Moreno consiguieron reanimar y popularizar al pintor.
Si brilla y tiene color, es de El GrecoTres meses en el corazón europeo
La exposición se inaugura mañana y terminará el 9 de mayo, Día de Europa. Su precio es de diez euros y se incluye dentro del programa cultural de la presidencia española de la UE.
Obras maestras
El ‘Apostolado’, las ‘Lágrimas de San Pedro’ o ‘El expolio’, obras maestras del autor –salvo el ‘Entierro del Conde Orgaz’, que no sale de Toledo–, forman parte de la colección de 40 cuadros expuestos, obra del artista y su taller.
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