MADRID
Actualizado:De Vallecas a la costa irlandesa… en castellano, euskera, catalán e inglés… fábulas, terror, adaptaciones, memorias íntimas o sátiras… las cinco candidatas al Goya a la Mejor Película de esta 32 edición de los premios de la Academia de Cine son un buen escaparate de la diversidad del cine español. Con Handia, de Aitor Arregi y Jon Garaño, a la cabeza, con trece nominaciones, la lista de finalistas sigue con La librería, de Isabel Coixet, que aspira a doce premios; El autor, de Martín Cuenca, a nueve, y Verano 1993, de Carla Simón, y Verónica, de Paco Plaza, a siete cada una. La emoción está servida.
Los Goya 2018 van a estar, además, teñidos de reivindicación. Será la noche de los abanicos rojos con los que las mujeres cineastas demandarán la presencia de #MASMUJERES en el cine español. Será también la noche de Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes, una pareja que promete una gala cuando menos ingeniosa. Y, por último, será una de las ceremonias de los Goya con más intriga de los últimos años. Una noche con mucho género. A unas horas de que se celebre la fiesta, en ediciones anteriores los favoritos corrían ya como la pólvora por decenas de quinielas. Este año nadie se atreve a poner nombre al premio.
Handia, la película que parte con más nominaciones, está dirigida por Jon Garaño y Aitor Arregi, rodada en euskera, ambientada en los años siguientes a la Primer Guerra Carlista y protagonizada por Joseba Usabiaga, Eneko Sagardoy y Ramón Agirre. Es la historia de dos hermanos y de cómo la ambición, el dinero y la fama pueden mutilar los lazos familiares. Martín vuelve de la guerra y se encuentra con la sorpresa de que su hermano Joaquín es muchísimo más alto de lo normal. Convencido de que el mundo entero querrá pagar por ver al hombre más grande del planeta, comienzan juntos un viaje sin posible retorno.
La película llega a los Goya con el Premio Especial del Jurado y el Premio del Cine Vasco en el Festival de San Sebastián, pero no es el único título premiado de los cinco. Sí podría jugar más a su favor el carácter de fábula del relato y la impecable puesta en escena, los dos elementos que más han convencido a la crítica. Lo que no ha seducido tanto ha sido el ritmo con que se cuenta la historia. Parece que por momentos los directores se quedan embelesados con su propia película.
La librería, Isabel Coixet firma uno de los títulos preferidos del público. La película sigue viva en las salas de cine casi tres meses después de su estreno el pasado 10 de noviembre. Rodada en Irlanda, en inglés, con actores extranjeros, es una adaptación al cine de una novela de Penélope Fitzgerald que se alzó en la Feria del Libro de Fráncfort con el Premio a la Mejor Filmación Literaria Internacional. Deliciosa e inteligente, es la historia de una mujer que “hace lo que quiere hacer”, abrir una librería en un pequeño pueblo, y que con su idealismo provoca la irritación de la poderosa élite social del lugar.
Emily Mortimer, Patricia Clarkson y Bill Nighy —elegantes, estupendos— son los protagonistas de una película interesante, que cautiva por su historia y por sus personajes. Una película que da gusto ver y que contagia de un irresistible amor por los libros.
El autor, de Manuel Martín Cuenca, es la más controvertida de las cinco. La película ha despertado amores y odios desde su estreno en el Festival de Toronto, donde ganó el Premio FIPRESCI, y tras su paso por San Sebastián. Narrada en tono de sátira, es la historia de un hombre que se entrega a su ambición de escribir una novela. Cuando descubre que la mejor ficción se construye con la realidad, empieza a manipular a los demás para crear una buena historia.
Adaptación libre de El móvil, de Javier Cercas, la gran baza de la película es su actor protagonista, Javier Gutiérrez, que sigue creciendo con cada nuevo trabajo que hace. Los roces con el filme se han producido a propósito de sus personajes femeninos. No parece que sean muy queridos.
Verano 1993 es una de las películas del año. Debut de Carla Simón, llega a los Goya cargada de premios, desde el de Mejor Ópera Prima y Gran Premio del Jurado Gen Kplus en la 67 Berlinale, pasando por el máximo galardón en Málaga, hasta Mejor Película en los Premios Gaudí. Conmovedora y luminosa, es la historia de infancia de su propia creadora, cuando con seis años se fue a vivir con su nueva familia, tras morir sus padres de SIDA.
Dos niñas, sobre todo Laia Artigas, que conquistan al espectador desde el minuto uno; emociones a punto de estallar que culminan en alivio y lágrimas gracias a uno de los mejores finales del cine español de los últimos años y la sensibilidad y poesía que aporta Carla Simón juegan muy a su favor.
Verónica. Paco Plaza ha colocado su nueva película, cine de terror inteligente, entre las cinco candidatas. Magníficamente rodada, con una actriz debutante estupenda (Sandra Escacena) al lado de la veterana Ana Torrent y un retrato muy auténtico del Madrid de barrio de principios de los 90, la película —avalada por el éxito de público— es una atinada crónica emocional de un momento, el del final de la adolescencia, “el miedo, la resistencia a abandonar la infancia”.
Lo mejor para esta producción de cara a los premios es el género y lo peor también. A los amantes del terror les encanta la película —un trabajo que trasciende el género— y entre los académicos habrá unos cuantos fans. Pero el universo ouija, espíritus malvados, luces que se apagan y puertas que se cierran no hacen mucha gracia a otros que, además, ni siquiera se habrá atrevido a verla. Ello sin contar con algún despistado que todavía piense que el terror es un género menor.
Nathalie Poza y Javier Gutiérrez llevan alguna papeleta más que sus rivales en la categoría de protagonistas, lo mismo que Carla Simón en el apartado de Dirección Novel. Otros premios están más en el aire. Y, sin embargo, en lo que hay acuerdo total es en que los Goyas de Fotografía, Música Original, Dirección Artística, Sonido, Efectos especiales, Película de Animación, Cortometraje de Ficción y Cortometraje de Animación caerán en manos de hombres. No hay ninguna mujer nominada en estos apartados, reflejo del panorama de aguda desigualdad que vive la mujer en el cine español.
Otro abismo es el que se ha abierto este año entre los gustos del público y los de los académicos, con la sonada ausencia entre los títulos nominados de Perfectos desconocidos, la película más reciente de Álex de la Iglesia con más de 2,6 millones de espectadores.
Es un enigma más en unos premios que se exponen a muchas variables. Que te caiga mejor o peor la directora o director de la película, que el productor o productora tenga más o menos posibilidades de darte trabajo si le va bien, que tengas comprometidos tus afectos, que te sientas parte de un clan, de una familia de cine, y, por supuesto, la calidad de la película, son algunas de las miles de cosas que pueden afectar a un académico a la hora de votar sus preferidos para los Goya.
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