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'Facendera', una novela sobre la juventud en la España desencantada

El primer libro de Óscar García Sierra representa los estragos de la crisis en las zonas mineras. El joven escritor presenta otra visión de la ruralidad, marcada por las carreras de coches, los ansiolíticos, el desempleo y los 'after'. 

Fotografía del escrito Óscar García SIerra
Fotografía del escrito Óscar García SIerra.

Viajar con el coche por ciertas zonas de España es hacer un recorrido por los restos de una industria acabada. El escritor leonés Óscar García Sierra sabe bien lo que es convivir con unas chimeneas que llevan años sin echar humo.

En este contexto se enmarca su primera novela, Facendera, un relato de las consecuencias a largo plazo de la crisis. De una juventud que ya ni siquiera creció con las expectativas de un buen futuro laboral, de una estabilidad, de la posibilidad de quedarse en los pueblos. 

"No quería dar una visión pesimista ni nada por el estilo. Tampoco me interesaba reivindicar lo rural como algo idealizado, ni romantizar la vuelta al pueblo. Más bien mi idea era representar el ambiente que genera el declive industrial en la zona que yo conozco, la que se ha visto afectada por el cierre de la minería", ha declarado el joven escritor a Público. 

Con la demolición de la central térmica de un pueblo sin nombre como telón de fondo, la novela abarca temas tan amplios como el fracaso escolar, la falta de oportunidades o las vidas de los habitantes de una sociedad totalmente colapsada que comparten un secreto, pasarse horas sentados encima del váter con los pantalones puestos. 

Todo lo que ocurre, ocurre en otros sitios

En un lugar poblado por edificios con las persianas bajadas y donde el único punto de encuentro que queda abierto es el salón de juegos, parece que todo lo que ocurre, ocurre en otros sitios. "De mi grupo de amigos, que somos como 12, actualmente solo hay uno que viva en el pueblo todo el año. El resto o nos hemos ido a estudiar o trabajar, o se quedan pero sólo por temporadas". 

Óscar García Sierra: "Al final, los padres piensan que sin estudiar no hay manera de salir del pueblo y hacer algo"

"Para mi madre, que nunca había pisado una facultad, la universidad representaba la solución a todos mis problemas. A mi falta de ambición, a su divorcio, incluso al fin de la minería", reflexiona el protagonista de Facendera. "Yo lo he notado en mi generación o gente un poco mayor que dejó de estudiar muy joven y a los 20 ya tenía un cochazo. Luego, vino lo que vino y para los 25 ya no tenían curro. Al final, los padres piensan que sin estudiar no hay manera de salir del pueblo y hacer algo", ha asegurado el escritor a este medio. 

Las historias de los pueblos son un mosaico de anécdotas

Facendera es una palabra leonesa que define "aquel trabajo comunitario que moviliza a todo un pueblo con un mismo fin". García Sierra decidió utilizar este concepto que le enseñó hace años su hermana porque representaba a la perfección el objetivo del libro. La novela es un "conjunto de relatos que se van encajando". Como la vida misma. Todas las historias que surgen en entornos vecinales, como pueblos o barrios, se construyen al final de manera comunitaria. Un cotilleo, rumores o pequeñas mentirijillas. Todo el mundo a su manera contribuye a decorar estos pequeños relatos, que en ocasiones, como la que nos cuenta el escritor, llegan a dimensiones impensables.

Quién no ha escuchado o contado una historieta de su pueblo a su regreso a la ciudad. Así arranca Facendera, en una fiesta en un piso de León que se alarga hasta altas horas de la madrugada. En su cocina, el protagonista relata a Aguedita una historia de su pueblo con la idea de impresionarla. Sus protagonistas iniciales, "El hijo de la farmacéutica" y "La hija de el de los piensos", son una pareja que sobrelleva el hastío de un lugar donde no hay nada con carreras de coches, sexo en la ermita y unas misteriosas pastillas, a las que llaman 'ladrillos' y que parece que todo el mundo consume.  

Como buena historia, todo tiene algo de verdad y algo de mentira. "Nada es exacto para no ofender a nadie, pero sí que he bebido un poco de lo que conozco. Para encubrir he mezclado dos cotilleos o he rescatado historias de los años 80, cuando el pueblo estaba en su esplendor y había un poco de ambiente", asegura el escritor.

Ante la pregunta de cómo han reaccionado a la publicación en Llanos de Alba, pueblo natal del autor, García Sierra asegura que "ha sido una experiencia muy positiva". La obra del joven escritor ha sido calificada como un libro generacional sobre el hartazgo de la juventud. Sin embargo, para Sierra es una cuestión intergeneracional, "el desempleo y la falta de oportunidades afecta a todo el mundo. Al final todos estamos en esta rueda de ser siempre productivos". 

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