Este artículo se publicó hace 2 años.
Eric Gravel: "Me sorprende muchísimo que los hombres estén ciegos ante la realidad adversa tan evidente de las mujeres"
'A tiempo completo' contagia la angustia y provoca el elevado estrés que vive su protagonista, una mujer trabajadora, madre sola, camarera de hotel, que cada día va a la ciudad desde las afueras y ahora vive un huelga de transporte público. Mejor Direcció
Madrid-Actualizado a
"Desbordadas, tristes y cansadas". Es el estado en el que vive la inmensa mayoría de las mujeres trabajadoras que son madres. Según la encuesta realizada el pasado febrero por la asociación Yo No Renuncio, el 64% de las mujeres ha sufrido un coste laboral por ser madre y el 65% tiene menos de una hora libre al día. Las mujeres madres en España sufren "un triple coste: laboral, emocional y personal".
Si a ello sumas inconvenientes: que sea una madre sola, que no reciba la pensión de su exmarido y esté a punto de perder la casa, que viva a las afueras de la ciudad donde trabaja y haya una huelga de transporte público, que su trabajo sea el de camarera de hotel, muy precario… Las cifras y el estrés se disparan formidablemente. Y este es, justamente, el caso de Julie, la protagonista de la nueva película de Eric Gravel, A tiempo completo, un angustioso retrato de la conciliación imposible, que se alzó con los premios a Mejor Dirección y Mejor Actriz (Laure Calamy) en la Sección Orizzonti del Festival de Venecia.
Hubo una presentación de su película en España hace unos días y muchos hombres reconocían al terminar que no eran conscientes del esfuerzo de muchas mujeres. ¿Sabía que la historia se vería de diferente manera dependiendo de las circunstancias de cada espectador?
Sí, soy muy consciente de ello. Y cada vez más, con las presentaciones de las películas en festivales. Es verdad que cada uno ve la película de una forma, dependiendo de su experiencia personal, del tipo de trabajo que tenga, de cómo gestione su vida y su trabajo, de sus ambiciones… Dependiendo de todo ello, te haces una serie de preguntas y no todas son las mismas para todos. Creo que hay algunos hombres que lo comprenden. Yo, por ejemplo, es lo que he vivido, pero es sorprendente que la mayoría de los hombres no lo entienda. Estoy muy sorprendido de que los hombres no vean la realidad de las mujeres, que estén ciegos ante una realidad adversa tan evidente.
Sin embargo, no era el tema de la conciliación su primera idea para la película, ¿no?
No, la idea era contar la vida de una persona en constante movimiento desde las afueras a la ciudad en transporte público, hacia un entorno urbano más grande. Pero me di cuenta de que la película iba más allá. Esta mujer, camarera de hotel, no está representada en la sociedad, nadie la escucha. Elegí que fuera una mujer, aunque en mi caso fue al contrario, siempre fue mi padre el que se ocupó, el que corría angustiado todo el día preguntándose si lo estaba haciendo bien como padre, si sería capaz de controlar su vida.
Usted deber ser el único cineasta feliz por conseguir que el público salga altamente estresado después de ver su película.
Pues sí. Es verdad que es una película que estresa al espectador, porque el personaje pide empatía y rabia. Esta es una película muy sensorial. Y no pienso pedir disculpas por provocar ese estrés. Al fin y al cabo, mucha gente decide ir al cine a ver una de James Bond o una de terror… Este estrés, además, es por una buena razón, es un estrés positivo, no es insoportable.
La cámara, el ritmo de la película, siguiendo a esa mujer siempre corriendo, la música, el sonido, la luz… Todo el lenguaje cinematográfico acompaña el estado de ánimo del personaje, ¿era su gran apuesta?
En ninguna película el tema es suficiente, además de un contenido debe tener un lenguaje cinematográfico adecuado. Por supuesto, aquí lo más importante es el personaje, entenderle, saber qué siente, y yo debía usar todas las posibilidades para narrar esta historia. Por eso la música no se hizo hasta no estar terminada la película, se adaptó al ritmo de Julie. Y por eso la luz es granulosa, bruta, áspera.
Esta mujer se enfrenta a lo peor, a perder el trabajo, su casa, a ponerse enferma…
Sí, es muy duro, pero como decía cada uno ve la película de una forma y también el final de la película. Mientras la hacía yo mismo no paré de preguntarme qué elecciones de vida tenía que hacer, si el trabajo me dominaba o era al revés. Julie no representa a todas las mujeres, ella tiene que elegir, pero sabe muy bien quién es, qué la conviene y qué quiere.
Su película anterior, 'Aglaé, a prueba de choque', era una comedia protagonizada por mujeres sobre la deslocalización laboral. A pesar del distinto género, tiene mucho en común con ésta. ¿Pretende hacer una especie de crónica social y laboral del mundo globalizado con su cine?
Aunque son películas muy diferentes, sí me he dado cuenta de que hay cosas en común entre ambas. Me gusta mucho el tema laboral y profesional en el cine y me gusta contar historias con mujeres protagonistas que aspiren a alcanzar sus objetivos. Las dos son películas sociales, sí. La primera era comedia porque partía de un absurdo, el absurdo de la deslocalización laboral que las personas firman en sus contratos. Nos hemos puesto al servicio de ello y nos perjudica, lo mismo que la situación ahora de Julie, su angustia.
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