El Día das Letras Galegas honra a Luísa Villalta, la violinista y poeta que rimaba versos feministas
El Día das Letras Galegas homenajea hoy a la filóloga, poeta, dramaturga, profesora y música que defendió con sus versos la libertad, la igualdad, la justicia social y el feminismo
A Coruña--Actualizado a
Galicia homenajea este viernes, 17 de mayo, Día das Letras Galegas, a la filóloga, poeta, dramaturga, profesora y violinista Luísa Villalta, a quien la Real Academia Galega (RAG) considera una de las grandes figuras de la literatura gallega de los años 80 y 90.
La RAG instauró el Día das Letras en 1963 para celebrar la cultura y el idioma de Galicia a través de aquellas figuras que hubieran destacado en su defensa a través de su creación intelectual y literaria. La Academia escogió el 17 de mayo porque ese día de 1863 se publicó Cantares Gallegos, de Rosalía de Castro.
Desde 1963, dedicado a Rosalía, hasta hoy, la RAG ha honrado a 61 personas. Sólo seis de ellas, contándola a ella y a a Villalta, son mujeres.
El Día das Letras conmemora sólo a autores y autoras fallecidos al menos diez antes del año de la celebración. El homenaje a Luísa Villalta parece anticipado y demasiado temprano, pues aunque murió hace dos décadas, lo hizo con sólo 46 años de edad.
Violinista
Nacida en A Coruña en 1957, se licenció en Filología Galego-Portuguesa y Filología Hispánica por la Universidade de Santiago de Compostela. También en Música en la especialidad de Violín, que le llevó a desarrollar una carrera profesional como violinista en la Orquesta de Santiago, en la Joven Orquesta de Galicia y en varios grupos de cámara.
Posteriormente se ganó la vida como docente tras ganar una oposición. Dio clases en varios institutos de la provincia de A Coruña: Oleiros, Ferrol y Sada, cuyo Ayuntamiento fue el impulsor de la propuesta de dedicarle este 17 de mayo.
Cuando un infarto derivado de un proceso de meningitis acabó con su vida mientras dormía en su casa de A Coruña a finales del invierno de 2004, Villalta ya se había convertido en una autora prolífica con un amplio catálogo de obras publicadas: 11 poemarios, siete ensayos, cuatro novelas y seis obras de teatro, además de innumerables colaboraciones en una docena de diarios y revistas.
La justicia, la igualdad, el feminismo y la defensa de la identidad nacional y la cultura de Galicia son el denominador común de sus obras, siempre cinceladas en torno a la concepción de la creación literaria como una melodía de palabras.
Palabra y sonido
"Si el principio fue la palabra, antes de ella fue el sonido y, después, el entendimiento y la transmisión de su melodía. He ahí la música, que brota como el río de la existencia, y la palabra, que interpreta su ritmo como una danza ritual alrededor del fuego de la inteligencia", explicaba en el prólogo de su primer libro de poemas, Música reservada, publicado en 1991 por Edicións do Castro.
Además de su contribución a la defensa del idioma y la cultura de Galicia a través de sus obras, Villalta se implicó socialmente en ella. Formó parte de la directiva de la Asociación de Escritoras e Escritores en Lingua Galega, coordinó el área de Revisión Histórica e Análise Crítica del Foro da Cultura Galega, participó de forma activa y reivindicativa en la Mesa pola Normalización Lingüística.
También fue miembro de Foro Negro, la plataforma intercultural y de creación popular surgida en torno a las protestas de Nunca Máis tras la catástrofe del Prestige.
Dos años después de su fallecimiento se publicó Papagaio. Crónica fotográfico-poética de la transformación de un barrio, en la que glosaba, en colaboración con la fotógrafa Maribel Longueira, el proceso de derribo y reconstrucción, en pleno bum del ladrillo, del pequeño barrio coruñés de Papagaio, reducto de prostíbulos, delincuencia y adicciones en pleno centro de la ciudad.
Desigualdad, patriarcado y capitalismo
Los poemas de Villalta y las fotografías de Longueira reflejan los recuerdos de su infancia ante la desaparición del barrio, pero también hablan de desigualdad e injusticia, de machismo y patriarcado, de la voracidad del capitalismo y de la vida de las prostitutas que habitaban la zona.
Villalta las llama putas, sin miedo ni vergüenza, dignificando la palabra para dignificarlas a ellas, con la misma sensibilidad y delicadeza firme con la que interpretaba piezas de violín, o de violino, como ella prefería llamar a su instrumento.
Luísa Villalta recibirá hoy decenas de homenajes por toda Galicia, y su figura será el estandarte de la manifestación que la plataforma Queremos Galego ha convocado en Santiago en defensa del idioma. Aunque ella también tuvo su día hace dos años, cuando la plataforma feminista A Sega se anticipó a la RAG y le dedicó en 2022 el Día das Galegas nas Letras, que pretende destacar el valor y el coraje de las intelectuales gallegas en defensa de la cultura del país, de cuyo añejo olvido es ejemplo esa brecha de genero bestial que refleja el listado de homenajeados de la Academia.
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