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Desmontando los bulos educativos y la falsa meritocracia: el libro que lanza una crítica desde el aula y la política

El nuevo libro 'Educafakes' (Capitán Swing), de Jesús Rogero y Daniel Turienzo, desmonta las creencias erróneas que dominan el debate educativo en España, cuestionando la relación entre esfuerzo, éxito académico y desigualdad.

Decenas de personas durante una concentración por la educación pública, frente a la Consejería de Educación, a 21 de mayo de 2024, en Madrid.
Decenas de personas durante una concentración por la educación pública, frente a la Consejería de Educación, en Madrid. Matias Chiofalo / Europa Press

Imagina a un magnate contando su historia de éxito: "Empecé en un garaje, trabajando sin descanso, y hoy soy dueño de un imperio". Es una narrativa que hemos escuchado miles de veces en la cultura popular, desde Steve Jobs hasta Elon Musk, y que refuerza la idea de que el esfuerzo individual es la única clave para alcanzar el éxito. Sin embargo, esa visión omite todo un elenco de privilegios ocultos: el acceso a una alimentación, a una amplia biblioteca, redes de contactos o un entorno favorable que probablemente facilitaron su ascenso.

El mito de la meritocracia está profundamente arraigado no solo en el ámbito empresarial, sino también en la percepción que tenemos de la educación misma. En Educafakes. 50 mentiras y medias verdades sobre la educación española (Capitán Swing), Jesús Rogero y Daniel Turienzo abordan de lleno esta creencia errónea, cuestionando la idea de que el esfuerzo por sí solo es suficiente para triunfar en el sistema educativo y, así, en la vida. Al igual que en esas historias de éxito corporativista, los estudiantes no comienzan la carrera desde el mismo punto; y pretender que solo el trabajo duro define sus resultados es ignorar las profundas desigualdades estructurales que subyacen en la sociedad.

Una de las cuestiones más relevantes que aborda el libro es la idea de la igualdad de oportunidades en la educación. Aunque desde hace décadas la ley establece que la educación debe garantizarla, Turienzo y Rogero ponen de relieve que la realidad es muy distinta. "El sistema educativo todavía está lejos de lograr que el destino del alumnado no se vea condicionado por sus circunstancias familiares", denuncia Turienzo en una entrevista con Público. El origen socioeconómico sigue siendo un determinante clave en las trayectorias educativas, donde los estudiantes de familias más favorecidas cuentan con más recursos y estrategias para sortear los obstáculos del sistema. Mientras tanto, aquellos en situaciones más desfavorecidas, más pobres, tienen siempre menos herramientas.

Daniel Turienzo: "Solo si reconocemos esta relación entre las condiciones estructurales, sociales y personales seremos capaces de avanzar hacia un sistema educativo más justo"

Turienzo es tajante al respecto: "Intentamos cuestionar que exista una relación directa entre esfuerzo y resultado... Lo que queremos decir es que al igual que el esfuerzo puede dar lugar a resultados totalmente diferentes, solo si reconocemos esta relación entre las condiciones estructurales, sociales y personales seremos capaces de avanzar hacia un sistema educativo más justo". La idea de que cada persona, sin importar su origen, puede alcanzar el éxito solo a través de su trabajo duro fomenta, además, una visión reduccionista de lo que significa ser virtuoso en algo.

Estos relatos, que se enfocan exclusivamente en el esfuerzo personal y la individualidad, perpetúan la creencia de que quienes no logran sus objetivos es porque no se han esforzado lo suficiente, que no es sino decir que el problema está en ellos y no en sus condiciones materiales. Pero lo cierto es que el sistema educativo español sigue fallando a quienes más lo necesitan, al no ofrecer suficientes mecanismos para compensar las desigualdades que arrastran todas esas familias a las que el sistema vulnerabiliza.

Para contrarrestar esta situación, Turienzo y Rogero abogan por una serie de reformas estructurales basadas en datos empíricos. Uno de los ejes centrales de estas propuestas es la inversión en educación infantil, una etapa clave para reducir las brechas que ya comienzan a notarse desde edades tempranas. "Tenemos que fomentar políticas pre-distributivas, antes de que se produzcan esas desigualdades", explica Turienzo. Entre las soluciones planteadas, los autores destacan la necesidad de reducir las ratios en las aulas de las zonas más desfavorecidas, aumentar los recursos en la detección temprana de dificultades de aprendizaje y, en definitiva, garantizar una educación pública de calidad para todos.

Una herencia de debates viciados

El libro también pone en la diana la persistente segregación escolar. A pesar de los esfuerzos legislativos, el fenómeno de la segregación sigue latente en muchos centros educativos españoles, especialmente debido al peso de la red concertada. "En España, uno de los elementos que más contribuye a la segregación es la red concertada. A pesar de que desde 1985 están prohibidas las cuotas, estas prácticas siguen siendo vox populi", denuncia Turienzo. Esta segregación, sostienen los autores, tiene consecuencias devastadoras no solo para el desarrollo académico de los estudiantes de clases más bajas, sino también para la cohesión social en general.

Intentar desvincular la política de la educación es, para los autores, una pretensión inútil que solo busca ocultar los intereses ideológicos que subyacen

La segregación escolar no solo afecta a los resultados académicos, sino que también moldea la autopercepción de los estudiantes y sus expectativas de vida. Por eso, "la segregación afecta directamente a sus trayectorias vitales", argumenta Turienzo. Según el autor, las políticas educativas deberían centrarse en garantizar que los estudiantes convivan con personas de diferentes realidades, para así construir una sociedad más inclusiva y cohesionada. Sin embargo, parece que muchas veces la balanza se inclina por profundizar las divisiones sociales en lugar de superarlas.

Otro punto central del libro es la crítica al mito de la no ideología en la educación, un tema recurrente en el debate público. Los autores desmantelan la idea de que la educación puede estar libre de ideología, afirmando que cualquier decisión, de hecho, está impregnada de valores políticos. Desde la elección de los contenidos curriculares hasta la distribución de recursos, todo responde a una concepción de lo que debe ser la sociedad y el ciudadano ideal. "El sistema educativo siempre parte de la base de cuál es el modelo de sociedad y de individuo al que yo aspiro a tener", aclara Turienzo en la entrevista. Intentar desvincular la política de la educación es, para los autores, una pretensión inútil que solo busca ocultar los intereses ideológicos que subyacen.

En todo caso, nada de esto podría entenderse si considerar el impacto de las redes sociales, otro de los temas que aborda Educafakes. Según Turienzo, las redes sociales, y especialmente X (antes Twitter), han jugado un papel clave en la proliferación de estas falsas creencias sobre la educación. "Twitter se ha convertido en una suerte de ágora pública en la que siempre están en disputa los mismos temas: la jornada escolar, el nivel educativo, etc. Pero muchos de estos debates nacen viciados, porque parten de creencias erróneas", señala Turienzo. La facilidad con la que se difunden bulos, muchas veces sin ningún tipo de fundamento, ha creado una atmósfera en la que es difícil discutir de manera crítica y reflexiva sobre casi cualquier cosa.

En última instancia, este nuevo ensayo que nos trae la rentrée literaria no solo pretende desmantelar las falsas creencias que enmarcan el debate sobre la educación en nuestro país, sino también ofrecer un camino hacia un sistema más consciente de sus propias limitaciones. Con cada mito desmontado, invitan a una reflexión más profunda sobre el papel real del sistema educativo en el plano social: no como una fábrica de talentos individuales que luchan por el éxito personal, sino como una herramienta para construir una ciudadanía más crítica y cohesionada. Todo ello, sin perder de vista que no hay soluciones simples ni rápidas para los problemas complejos.

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