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Actualizado:Basada en la novela de Marc Levy y con guion de Miguel Courtois, Las cosas que no nos dijimos se intuye en sus primeros episodios como una historia muy humana con un toque de ciencia ficción sobre la complicada relación entre un padre y una hija. En su sencillez, su humor, su recorrido y su ternura están sus atractivos. En eso y en contar en el reparto con Jean Reno.
Todo comienza con el funeral de Michel, al que interpreta Reno. Su hija Julia (Alexandra Maria Lara) debería estar pensando en su boda en ese momento pero, en lugar de eso, está enterrando a un padre con el que mantenía una relación distante y bronca con la sensación de que incluso cuando ya no está sigue importunándola con sus cosas. Al cementerio solo acuden ella y unas pocas personas que podrían contarse con los dedos de una mano. Una imagen más que suficiente para hacerse una idea de que Michel no fue un hombre fácil ni especialmente querido. Hasta ahí, Las cosas que no nos dijimos parece un drama. Y, en parte, lo es.
Sin embargo, lo que abraza con más fuerza el guion es un humor tierno y a veces un tanto absurdo que arranca con el descubrimiento por parte de Julia de la sorpresa que su padre le tenía preparada a su muerte. Allí, en su casa, se encuentra con una enorme caja en cuyo interior reposa una réplica exacta de Michel. Según le explica el propio androide, antes de morir descargó sus recuerdos y su personalidad en un prototipo con seis días de autonomía. Pasado ese tiempo, la batería se acabará sin opción a recarga. Aunque ella puede jugar la baza de usar el mando a distancia para apagar para siempre esta versión robótica de su padre.
Por qué alguien decidiría crear una réplica de sí mismo y regalársela a su hija al morir es de lo que trata ese primer episodio de media hora en el que ambos se enfrentan cara a cara a una convivencia llena de tiras y aflojas. Desde el punto de vista de ella, Michel solo quiere fastidiarla una vez más. Aunque en realidad pronto se aprecia que, más que maldad, la intención real del personaje es la de dar a su hija una segunda oportunidad para arreglar la marchita relación entre ambos y decirse todo eso que, como avanza el título, no se dijeron en vida.
El segundo episodio se destina a sentar las bases de esta nueva dinámica padre e hija y subirlos a un tren en el que iniciarán un viaje hacia la reconciliación –o eso cabría esperar– y la búsqueda de la felicidad de una Julia a punto de casarse que no ha podido olvidar al primer amor, Tomás (Alex Brendemühl), del que la separó su padre.
Lo que mejor funciona es esos dos primeros capítulos, de un total de nueve, es la química que desprenden Alexandra Maria Lara y Jean Reno, el tono de drama y comedia alternándose, las conversaciones entre ambos y esos escenarios en los que transcurre la historia, tanto interiores como exteriores. El diseño del piso y del hotel en el que se alojan es de revista de decoración. Además, en una hora de serie la cámara recorre París, Brujas y Berlín antes de la caída del muro.
Reno consigue humanizar a un androide con algún que otro fallo de diseño que usa el chantaje emocional para llevar a su hija a su terreno y, pese a que no ha sido el padre del año, logra que se empatice con él. Porque, en el fondo, lo que movió a Michel a clonarse a sí mismo era una buena causa: que su hija no tenga que vivir con el hecho de no haber solucionado sus problemas con él. Un acto el suyo que no deja de ser un poco cobarde y, a la vez, altruista. Cobarde porque podría haberlo hecho en vida. Altruista porque a él, una vez muerto, la reconciliación no le reportará nada. La paz que busca es para Julia.
Para construir su relación pasada, presente y, se entiende, futura, el guion se plantea viajes a modo de flashback en los que se puede ver cómo se fue torciendo su historia y cuáles fueron los momentos clave de sus vidas que les llevaron al punto donde arranca la serie. La muerte de la madre de Julia, la separación abrupta de Tomás… todo contado desde dos puntos de vista enfrentados sobre los mismos recuerdos y hechos. Las cosas que no nos dijimos es una serie sobre dos personas (una de ellas en realidad es un robot) intentando arreglar sus vidas en lugares preciosos y hablando mucho de lo que sintieron y sienten.
Lionsgate+, que cerrará en breve, estrena esta serie francesa el próximo 15 de diciembre con tres episodios y luego uno nuevo cada jueves.
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