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En el arranque de la película Badlands, ópera prima de Terrence Malick, un joven basurero —Martin Sheen— termina su jornada laboral y llega paseando hasta un barrio adinerado, apacible, donde encuentra a una adolescente —Sissy Spacek—, varios años menor que él, practicando con un bastón de majorette en la entrada de su casa.
Aunque la cinta se estrenó en 1973, Bruce Springsteen no la vio hasta 1980. Fue de casualidad, un día que la daban por televisión. Le impactó tanto que comenzó a investigar los hechos reales que la habían inspirado, y con el material que reunió compuso una canción. En el primer verso, como guiño quizás, describió la escena inicial de la película:
I saw her standing on her front lawn just twirling her baton
(La vi de pie en su jardín delantero, haciendo malabares con el bastón)
El resultado fue Nebraska, título que abre el álbum homónimo publicado hace ahora cuarenta años —30 de septiembre de 1982— y que supuso un giro en su carrera: Springsteen ya vendía discos por millones, sus canciones levantaban estadios, pero sufrió la primera gran depresión de su vida y las letras viraron hacia lo sórdido. Metió el dedo en la herida de la sociedad estadounidense, enfocándose en personajes que deambulaban por el abismo.
Los álbumes de Springsteen solían tardar entre uno y dos años en ver la luz, un plazo que le parecía una eternidad. Probó a cambiar de método: retrasaría su presencia en el estudio grabando las canciones nuevas en casa, con los instrumentos que tuviera a mano, y solo las trabajaría con sus músicos, la E Street Band, cuando estuviese convencido. Así lo hizo, pero tras reunirse y probar distintos arreglos, descubrieron que a aquellas letras tan oscuras les sentaba mejor el minimalismo, la desnudez. Su amigo Steve Van Zandt, guitarrista de la banda —popular también por encarnar a Silvio Dante en Los Soprano— le aconsejó que las dejase como estaban. "Esto merece ser escuchado, creo que a la gente le encantará y es una oportunidad única para lanzar algo absurdamente íntimo", recordó en Rolling Stone.
Así fue como un puñado de maquetas caseras terminaron convertidas en disco, toda una anomalía para una compañía del tamaño de Columbia Records. Era la primera vez que Springsteen publicaba sin la E Street Band. Hoy está considerado uno de los mejores trabajos de su carrera.
La composición más representativa de aquel álbum, por estilo, temática y prevalencia, es la que narra la truculenta historia de Charles Starkweather y Caril Ann Fugate.
El origen se remonta a 1956. Caril vivía en un barrio humilde de Lincoln, la capital de Nebraska, en una casa destartalada de madera y una sola planta, con su madre y su padrastro y la hija de ambos, recién nacida. Solía llevar el pelo recogido con una coleta y calzaba botas blancas de majorette. Tenía 13 años cuando un adolescente llamado Charles se cruzó en su camino. Aunque medían lo mismo, él le sacaba cinco años.
El encuentro, a diferencia de lo reflejado en Badlands —la película romantizó los hechos y modificó infinidad de datos— fue a través de Barbara Fugate, hermana de Caril, quien se lo presentó por ser amigo de su novio. Comenzaron a salir. Charles iba a verla todas las tardes al terminar su turno como basurero. Le enseñó a conducir, aunque no tenía la edad mínima, y en una de esas clases la joven estrelló el coche del padre de Charles. A la otra familia, los Fugate, la relación le incomodó desde el principio, y eso que no podían imaginar hasta qué punto quedarían confirmados sus malos presagios.
Charles Starkweather, también natural de Lincoln, había sufrido acoso escolar. Era pelirrojo, nació con las piernas arqueadas —genu varum— y arrastraba un problema en el habla. Sus compañeros se burlaban, hasta que los años le brindaron corpulencia y pasó de acosado a acosador. Se enfrentaba con cualquiera, gritaba barbaridades a la gente desde el camión de la basura. Hijo de un carpintero incapacitado por la artritis que sufría en las manos y de una madre que, ante esa situación, trabajó como camarera, el joven Charles soñaba a lo grande y planeaba atracar bancos. El padre lo echó de casa cuando Caril destrozó su coche, así que vivía solo, en una habitación alquilada. Se obsesionó con el actor James Dean —Rebelde sin causa se había estrenado poco antes, en 1955—, hasta imitar su peinado y vestimenta.
Me and her went for a ride, sir, and ten innocent people died
From the town of Lincoln, Nebraska, with a sawed-off .410 on my lap
Through to the badlands of Wyoming I killed everything in my path
(Ella y yo fuimos a dar un paseo, señor, y diez personas inocentes murieron.
Desde la ciudad de Lincoln, Nebraska, con una recortada del calibre 410 en mi regazo,
por las tierras yermas de Wyoming maté todo lo que se cruzó en mi camino)
Los asesinatos
El 21 de enero de 1958, Charles Starkweather fue a casa de su novia. La madre y el padrastro le dijeron que se largase de allí. Él, como respuesta, les disparó y los apuñaló. El cadáver del hombre, de 57 años, apareció envuelto en periódicos en un gallinero detrás de la vivienda. El cuerpo de la mujer, de 35, fue encontrado cubierto por ropa de cama en una dependencia anexa. A la hija del matrimonio, de apenas dos años y medio, la descubrieron muerta en una caja de cartón: sin disparos, pero con laceraciones y un corte en la garganta. ¿Dónde estaba Caril mientras asesinaban a su familia? Las versiones ulteriores no coincidieron: Starkweather declararía que permaneció allí en todo momento, pero ella aseguró que al llegar a casa se encontró a su novio apuntándole con una pistola, diciéndole que su familia estaba secuestrada y que, si cooperaba con él, no los mataría.
Tras matar a la familia de Caril, ambos permanecieron en la vivienda durante seis días
Ambos permanecieron en la vivienda durante seis días. Ahuyentaron a los parientes que preguntaban, se libraron de una señora que paró a comprar huevos, y hasta telefonearon a la empresa de camiones donde trabajaba el padrastro para decir que había enfermado. Finalmente, el 27 de enero, ante las crecientes sospechas de la abuela Fugate, decidieron marcharse. La policía llegó horas después y encontró los cadáveres.
En su huida recorrieron 25 kilómetros en coche, hasta detenerse en la granja de un viejo amigo de la familia, donde Charles y su padre solían ir a cazar. Aquella vez también disparó, pero hacia la cabeza del granjero de 70 años. Al escapar, su vehículo se atascó en el barro. Dos adolescentes, de 17 y 16 años, se ofrecieron a llevarlos a algún sitio, y Charles los obligó a conducir hasta un lugar abandonado, un refugio antitornados donde pasarían la noche resguardándose del frío. Allí disparó al chico. Intentó violar a la chica, pero fue incapaz y la mató también.
Las emisoras de radio informaron de que la Policía buscaba a dos sospechosos, de quienes ofrecieron sendas descripciones físicas, además del coche donde viajaban —sustraído a sus últimas víctimas—. Algunos vecinos de la zona, contagiados por el pánico generalizado, huyeron a otros municipios, y muchos se apostaron armados en las puertas de sus casas. Unos asesinos andaban sueltos.
La pareja regresó a Lincoln, a un barrio pudiente que Starkweather conocía por sus rutas con la basura. Se detuvieron en una casa que pertenecía a un empresario y director de banco. La criada les abrió las puertas, ya que Charles solía quitarles la nieve de la entrada, y ellos la apuñalaron. La siguiente en llegar fue la esposa, que corrió la misma suerte. Por último, recibieron al hombre con un disparo y más puñaladas. Tres nuevos cadáveres de 51, 46 y 47 años, respectivamente.
La persecución policial
La persecución policial fue en aumento, con refuerzos llegados desde distintos lugares para dar caza a unos chavales de 19 y 14 años. El caso recibió atención mediática nacional. Los fugados abandonaron el estado de Nebraska rumbo a Washington, donde trabajaba como cocinero el hermano de Charles. Decidieron cambiar de vehículo para pasar desapercibidos —Starkweather también tiñó con betún su pelo cobrizo—: en Douglas, un municipio de Wyoming, encontraron a un vendedor de zapatos de 34 años descansando junto a la autopista, y le dispararon a través de la ventanilla. El hombre intentó escapar, pero recibió otros nueve balazos.
La persecución policial fue en aumento, con refuerzos llegados desde distintos lugares para dar caza a unos chavales de 19 y 14 años
El coche del vendedor de zapatos tenía freno de mano, elemento desconocido para Charles, que no pudo arrancar. Un motorista, al toparse con la escena, creyó estar frente a un accidente y frenó para ayudar, pero en cuanto vio el cadáver intentó arrebatarle el rifle a Starkweather. Casualmente, un ayudante del sheriff pasaba por allí y el motorista le gritó que se trataba del famoso criminal.
Charles y Caril se las ingeniaron para salir pitando, pero el agente avisó por radio a sus compañeros, que los persiguieron como si de una película se tratase, a 160 km/h y con las sirenas tronando. Atravesaron incluso un bloqueo policial, pero Starkweather solo se detuvo cuando notó sangre, al pensar que le había impactado una bala que destrozó la ventanilla —en realidad, fue un corte superficial ocasionado por los cristales—.
Así, con su arresto el 29 de enero, acabó la huida de la pareja y comenzó la leyenda de uno de los casos más recordados de la historia criminal estadounidense.
En su letra, Bruce Springsteen contabilizó diez víctimas inocentes, limitándose a las atrocidades que cometieron juntos. Poco antes, el 30 de noviembre, Starkweather ya había matado en solitario a un chaval de 21 años que trabajaba en una gasolinera por negarse a dejarle fiado. Charles robó cien dólares y condujo al dependiente a una zona remota, donde le disparó.
I can't say that I'm sorry for the things that we done
At least for a little while, sir, me and her we had us some fun
(No puedo decir que me arrepienta por las cosas que hicimos.
Al menos por un momento, señor, ella y yo nos divertimos)
La investigación de Springsteen
Después de ver Badlands, Springsteen telefoneó a un periódico de Nebraska para intentar hablar con Ninette Beaver, experta en el caso y autora de un libro llamado Caril. Ella nunca había oído hablar del cantante, y le pidió hasta tres veces que repitiera su nombre. Una vez concluidas las presentaciones, mantuvieron una charla distendida de media hora sobre los asesinatos ocurridos 23 años atrás. Él prometió enviarle un disco.
Luego Springsteen combinó hechos reales con aspectos ficcionados, ajustándose a lo que creía que podía sentir el narrador, que es Starkweather, quien rememora sus andanzas en una lacónica primera persona. El resultado es una letra corta —intercalada al completo en estos párrafos—, muy narrativa, sin estribillo.
Las frases atribuidas salieron de la imaginación de Springsteen, con una excepción casi literal. Starkweather, en una carta a sus padres enviada desde prisión, escribió: "Pero, papá, en realidad no estoy arrepentido de lo que hice porque, por primera vez, Caril y yo nos divertimos".
Now, the jury brought in a guilty verdict, and the judge he sentenced me to death
Midnight in a prison storeroom with leather straps across my chest
(El jurado vino con un veredicto de culpabilidad y el juez me sentenció a muerte.
Medianoche en el almacén de una prisión, con tiras de cuero cruzando mi pecho)
En la cárcel de Douglas, Wyoming, donde había sido arrestado, Starkweather se resignó a que cualquier estado dictaminaría ejecutarlo, por lo que eligió ser extraditado a Nebraska. Tomó esa decisión sin saber que el entonces gobernador de Wyoming era un firme opositor a la pena capital.
En Nebraska lo condenaron a muerte por el asesinato de uno de los adolescentes del refugio antitornados, único de los crímenes por el que fue juzgado. El 25 de junio de 1959 le esperaba la silla eléctrica en la penitenciaría del estado, ubicada en su Lincoln natal.
Es en las horas previas a la ejecución donde Springsteen eligió situar su relato.
Sheriff, when the man pulls that switch, sir, and snaps my poor head back
You make sure my pretty baby is sittin' right there on my lap
(Sheriff, cuando el hombre apriete ese interruptor, señor, y parta mi pobre cabeza,
asegúrate de que mi preciosa chica está sentada justo ahí, en mi regazo)
La letra también se aproxima a la realidad con el deseo de Starkweather de que Fugate recibiera la misma condena. En su declaración inicial la eximió de cualquier delito, pero fue modificando las versiones hasta testificar en su contra en el juicio. Era su cómplice, aseguró, porque participó activamente en varias muertes, disparando su arma y manchando su cuchillo. Así la definió: "La persona de gatillo más fácil que he visto".
Fugate basó su defensa en ser la víctima de un secuestro. Era una rehén que obedecía a su novio para que no matase a su familia. Permaneció en el domicilio seis días, con los cadáveres de sus parientes escondidos cerca, pero declaró que no tenía forma de saber que ya estaban muertos, y que por eso siguió a Starkweather durante toda la matanza. El juez no se creyó el supuesto secuestro, y determinó que tuvo oportunidades de sobra para escapar.
Con 14 años, Caril Ann Fugate fue —todavía es— la mujer más joven en ser juzgada y condenada en Estados Unidos por asesinato en primer grado. A diferencia de Starkweather, no la condenaron a muerte, sino a cadena perpetua. Después de un comportamiento ejemplar en prisión, le concedieron la libertad condicional en 1976. Encontró trabajo como enfermera y siempre sostuvo su inocencia. En 2013 sufrió un grave accidente, en el que falleció su marido, que conducía el vehículo. Ella sobrevivió. Hoy tiene 79 años.
They declared me unfit to live, said into that great void my soul'd be hurled
(Me declararon no apto para vivir, dijeron que mi alma debería arrojarse al gran vacío)
"Nebraska es una canción escrita con la premisa de que todo el mundo sabe lo que es ser condenado", explicó Springsteen en el programa VH1 Storytellers. Para componer, desveló, "debes descubrir qué tienes en común con el personaje, no importa quién sea ni qué hizo". También desarrolló la idea de que es posible recopilar muchos datos para un texto tan descriptivo, pero el resultado nunca será satisfactorio si no pones algo de ti mismo, y él lo hizo con el verso de arrojar el alma al vacío. En 1990, durante un concierto en Los Ángeles, dijo antes de cantarla: "Esta es una historia sobre la desconexión y el aislamiento. Siempre he estado luchando entre sentirme realmente aislado y buscar alguna conexión, o encontrar alguna comunidad a la que pertenecer".
Otros músicos se fijaron en el mismo caso, dedicándole canciones enteras o menciones —por ejemplo, Billy Joel en We Didn't Start the Fire—. Terrence Malick tampoco fue el único cineasta con la misma fuente de inspiración: de todas las películas resultantes, la más famosa es Natural Born Killers, dirigida en 1994 por Oliver Stone, cuyo guion original escribió Quentin Tarantino, quien se desentendió del resultado tras las múltiples revisiones del libreto.
También existe literatura al respecto. Además, Stephen King desveló que planeaba escribir una trama basada en los crímenes. Tenía once años entonces, y llegó a obsesionarse con Starkweather, hasta completar un álbum con recortes de prensa, con sus fotografías. "Vi algo en aquel hombre que era inhumano, pero no inhumano en el sentido de demoníaco. Era como el vacío, la nada, ni bien ni mal", explicó King. Su madre, al descubrir el álbum, le preguntó por qué le interesaba aquel tipo. Él no supo responder.
Quizás, igual que Springsteen en Nebraska y los demás artistas que se han acercado al caso, buscaba una explicación para lo inexplicable.
They wanted to know why I did what I did
Well, sir, I guess there's just a meanness in this world
(Quieren saber por qué hice lo que hice.
Bueno, señor, supongo que, simplemente, hay maldad en este mundo)
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