Este artículo se publicó hace 6 años.
Comedia feministaI Festival Coñumor: el humor feminista llega para quedarse
El I Festival de Humor Feminista Coñumor se ha celebrado este sábado en Madrid con la participación de cómicas como Alicia Murillo, Patricia Sornosa o Irantzu Varela.
Paola Aragón Pérez
Madrid-
“¿Qué le dice una mujer violada a su violador? Cariño, mañana hay que llevar a los niños al dentista”. Alicia Murillo soltaba la bomba desde el escenario y, a sus pies, cientos de personas guardaban silencio sin saber muy bien qué hacer. Había sonrisas dibujadas en muchas de las caras, sabiéndose reconocidas en el chiste.
Un chiste sobre violaciones. Lo contrario a lo políticamente correcto. Sin embargo, algo lo diferenciaba del resto de bromas políticamente incorrectas que la gente acostumbra a escuchar: el sujeto de la mofa no era la mujer violada, sino su violador. La dirección del humor quedaba invertida, aunque el tema fuera uno de los de siempre: ahora, se hacía contra el de arriba y lo pronunciaba la de abajo.
El I Festival de Humor Feminista Coñumor se ha celebrado en Madrid este sábado, constituyendo, como decían las cómicas, el primero de esta clase de “todo el sistema solar”. Cientos de personas se congregaron en el Parque del Retiro, desbordando el aforo permitido y haciendo largas colas con el único fin de verlas a ellas. Cómicas de renombre, subversivas y feministas.
Así, Alicia Murillo Ruiz, Patricia Sornosa, Elsa Ruiz, Irantzu Varela, Las XL y Desgustando Placeres protagonizaron este evento interdisciplinar –en el que pudieron verse actuaciones que iban desde la performance o el monólogo clásico, hasta el formato clown– que además estuvo amenizado por la música de La Otra y Jhana Beat. Al fondo del escenario, una gran ilustración de la francesa Simone de Beauvoir bebiendo un tetrabrick de Zumo ‘Don Simone’ acompañaba a las artistas.
Coñumor ha sido el primer festival de humor protagonizado íntegramente por mujeres, las cuales suelen suponer una cuota mínima en los espectáculos más mainstream del sector, haciendo, además, humor crítico y feminista. Porque, como explica a Público Alicia Murillo, “el problema no es solo la poca presencia de las mujeres en los festivales de humor, sino también el contenido machista de esos monólogos”.
“Siempre se escudan en que una mujer cómica no va a tener público, pero la realidad es que todas las que estamos hoy aquí llenamos salas”, reivindica la trianera. Para ella, la escasa presencia de las mujeres en “teatros de postín” es “cuestión política, no económica”.
“No nos quieren dejar entrar en esos sitios porque saben que vamos a llenar teatros. El nuestro es un lenguaje demasiado potente: porque convencemos, porque vamos de buen rollo y porque un chiste es como la vaselina de la política: en el momento en que llegas a reírte de algo, ya te la han colao”, continúa Murillo.
“No quieren a feminazis en las reuniones porque no les van a reír los chistes”
Y es que, como resume Elsa Ruiz, “el humor es un club de caballeros que se reúnen para hablar de sus cosas”. En esta línea, Nuria e Irene de Degustando Placeres, añaden que esa fraternidad se fragua debido a que “la risa genera muchas alianzas, porque con ella te relajas y haces grupo, haces equipo”. “La gran mayoría de los que ocupan el poder, desde los programadores a los directores de escena, son hombres”, lamentan. “No quieren a feminazis en las reuniones porque no les van a reír los chistes”, bromean. “Tampoco les conviene sacar a mujeres a los espacios públicos y que den un discurso; eso no ayuda a la ideología del patriarcado”, inciden en tono más serio.
Para Irantzu Varela “el humor hecho por mujeres y, sobre todo, el humor feminista, con mujeres riéndonos de quienes nos dominan y de cómo nos dominan, es el principio del fin”. Nia y Marta, de Las XL introducen otro conflicto más. “Incluso cuando las monologuistas son mujeres, acaban haciendo humor masculino”, lamentan. Y para ellas, es un problema educacional.
“Desde que somos pequeñas, los graciosillos de la clase también han sido siempre chicos, porque a ellos se les ha educado permitiéndoles estar mucho más sueltos, pudiendo llamar la atención. A nosotras se nos exigía estar mucho más cohibidas”, detallan. Así, la gran máxima de esta perspectiva trasgresora del humor es invertir la dirección del mismo.
"Las oprimidas no somos solo las mujeres, sino también muchos colectivos invisibilizados como las personas LGTBI"
“El humor feminista se hace desde el respeto”, comentan Degustando Placeres, “las oprimidas no somos solo las mujeres, sino también muchos colectivos invisibilizados como las personas LGTBI, personas con diversidad funcional… y no deberías reírte de quien está en la misma mierda que tú”. “Históricamente, los hombres blancos, heterosexuales, sin diversidad funcional y que no eran pobres se han reído de todas las personas que estaban por debajo en el sistema de dominación”, ahonda Varela.
“Cuando nos hemos empezado a reír las de abajo, les ha dejado de hacer gracia”, sentencia.En este sentido, la interseccional se convierte en algo de enorme relevancia. Elsa Ruiz explica que, en el caso de las mujeres trans, es aún más difícil verlas haciendo humor. “La sociedad nos coloca como producto del chiste, nunca como quien lo hace”, denuncia.
La risa transgresora
El tipo de cosas, las temáticas, sobre las que se hablan también toman un cariz distinto. Degustando Placeres opinan que “hemos aprendido a reírnos del humor de los tíos, que lo ha copado todo”. Mientras tanto, “las mujeres en las habitaciones, en los pasillos, en los espacios privados, también nos hemos reído, pero no hemos sido referentes”, señalan.
Alicia Murillo: “No hemos salido del humor de Esteso y Pajares”
“No hemos salido del humor de Esteso y Pajares”, se queja Murillo, “en las series de televisión seguimos viendo a la chica en bikini y al señor que le dobla la edad con barriga detrás de ella queriéndole coger el culo”. Sin embargo, ahora, como remarca Varela, las mujeres hacen bromas cambiando el contenido, diciendo “‘mira los hombres heterosexuales qué ridículos son’, ‘mira, el sexo heterosexual lo ridículo que es’, ‘mira el que crea que tenemos que trabajar en casa gratis’”.
Las XL creen que “al poner el dedo en la llaga de determinados temas, que además en nosotras están mal vistos, como la sexualidad –que siempre es muy socorrido para los chascarrillos– la mirada se vuelve más inquietante porque resulta muy transgresor”. “El humor no es solo un gran qué, sino un gran cómo”, plantea Elsa Ruiz, “la comedia es algo muy serio, y el humor feminista supone un cambio de paradigma, de punto de vista”.
La dictadura de “políticamente correcto”
El mundo del humor atraviesa en este tiempo una crisis en la que intervienen frentes diversos. Por un lado, el humor feminista denuncia el humor hegemónico. Por otro, hay quienes creen que lo llamado “dictadura de lo políticamente correcto” está acabando con la libertad de expresión y con el derecho a la risa. A este respecto, Murillo se sorprende de quienes dicen que ellas pretenden establecer una censura. “Yo soy la que se siente censurada todo el rato”, ríe la sevillana.
“Personalmente creo que se debería poder hacer chistes sobre todo, que no se les debería poner límite. Pero queremos poder contar también nosotras el chiste”, se explaya, “me parece muy bien que se haga un chiste sobre violaciones desde el punto de vista de los hombres, pero que me dejen a mí también hacerlo desde el nuestro”. “Estamos cansadas de escuchar siempre la misma versión en todo, desde el porno hasta los chistes”, insiste.
Varela añade que “las feministas jamás hemos tenido intención de censurar, lo que queremos es visibilizar que reírte de las personas que están peor que tú es opresión”.
“Como decía el tío de Spiderman, ‘un gran poder conlleva una gran responsabilidad’”, cita Elsa Ruiz, “aunque vas a hacer reír, a salvar el mundo, puedes utilizarlo para algo bueno”. Aun así, la humorista se lo toma con filosofía.
“Cuando los varones cis se quejan de que ahora no les dejan hacer ciertas cosas, como cuando hablan de la dictadura de lo políticamente correcto, pienso, ‘¡por fin tenemos algo en común!’”, exclama.
Humor con potencial transformador
"Que un tío cis y heterosexual llegue a un espectáculo de este tipo y, en lugar de tomárselo como un ataque, se lo tome como un aprendizaje es algo que puede conseguirse a través del humor"
El potencial transformador del humor feminista es polifacético: con él se hace política y pedagogía además de lograr dar visibilización a personas tradicionalmente relegadas a lo periférico. “Que un tío cis y heterosexual llegue a un espectáculo de este tipo y, en lugar de tomárselo como un ataque, se lo tome como un aprendizaje es algo que puede conseguirse a través del humor”, cuentan Degustando Placeres, “que piense que le da vergüenza pertenecer a ese grupo opresor”.
Elsa Ruiz analiza que es también una cuestión que tiene que ver con el consumo. “El público se está volviendo más gourmet del monólogo y quiere cosas distintas. No creo que nos volvamos el Primark de la comedia, pero tendremos más visibilización”, valora. Y así, aprovechando la demanda, lanza un reto a una de las mayores plataformas de difusión de monologuistas del país.
“Todas las historias tienen que contarse, pero necesitamos que los casos de éxito se hagan más visibles, para que haya referentes, conseguir hacer efecto llamada y que cada vez más gente nueva se sume a ello”. Por último Ruiz, aporta una idea que tiene que ver con el aprovechamiento de la risa que está al alcance de cada una. “El humor feminista te permite agarrar lo malo que te ha pasado y, aunque no puedas superarlo, que logres reciclarlo a ver si, por lo menos, sacas un chiste. Y hace que escuezan un poco menos las cosas”.
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