Este artículo se publicó hace 15 años.
"No se hace una película en despachos de ejecutivos"
Director de Cine. Tras siete años dedicado a guiones y documentales, Fernando Trueba se pone detrás de la cámara para dirigir ficción, en 'El baile de la Victoria'
Vuelve el hombre. Tras siete años dedicado a escribir guiones y rodar documentales, Fernando Trueba (Madrid, 1955) se ha puesto otra vez detrás de la cámara para dirigir ficción. El baile de la Victoria, presentada ayer en la sección oficial, aunque fuera de competición, arranca con la salida de la cárcel de dos ladrones: una veterana leyenda del hampa (Ricardo Darín) y un joven alocado (Abel Ayala) enamorado de una chica muda que se expresa bailando (Miranda Bodenhöfer). Pero aunque los dos cacos están condenados a trabajar juntos, el filme, adaptación de una novela del escritor chileno Antonio Skarmeta, no es precisamente cine negro al uso. "Quería recuperar el espíritu libre de esas películas de la nouvelle vague en las que no sabías si estabas viendo una comedia, un musical o cualquier otra cosa", explica Trueba.
"Las corporaciones deberían buscar las joyas del cine que circulan por ahí"
Ha escrito usted el guión con su hijo Jonás Trueba. ¿Cómo fue el proceso?
Cojonudo. Suena raro, pero antiguamente esto era muy normal. Los oficios se transmitían de padres a hijos. Picasso era hijo de un pintor y Beethoven hijo de un músico. Me gusta esa idea artesanal de compartir los conocimientos.
Los protagonistas de El baile de la Victoria forman un extraño núcleo familiar. No es la primera vez que retrata usted a una familia heterodoxa.
Todos ellos tienen algo en común: son unos perdedores. Hasta el caballo que montan es un perdedor. Nadie se libra. Son una familia porque se devuelven la vida los unos a los otros.
El personaje interpretado por Darín no quiere volver a las andadas, pero le acaban liando. ¿Por qué?
Es un hombre machacado. No puede cargar con la hipoteca de su pasado. Recupera las ganas de vivir gracias a su relación con los dos jóvenes. Pero esta no es una película de atracos. Al contrario, se trata más bien del anti filme de atracos.
Parece haber agitado varios géneros a ver lo que salía
Sí, me he dejado llevar. Tragedia, comedia, romanticismo He mezclado todo eso. Espero que de un modo equilibrado. En la película también hay algo del desorden emocional de sus protagonistas. Digamos que me he tomado muchas libertades a la hora de adaptar a Skarmeta.
El baile de la Victoria le devuelve al primer plano. Supongo que tendrá una opinión sobre las trifulcas que está habiendo últimamente en la industria del cine
Lo más importante es que no sean las televisiones las que decidan lo que podemos ver. Los proyectos no deben surgir de los despachos de los ejecutivos sino de la necesidad de contar una buena historia, de una iniciativa creativa. Cada película es el sueño de una persona. Los cineastas deben decidir primero lo que quieren hacer y las televisiones comprar luego los derechos de emisión. No podemos permitir que las televisiones sean las propietarias de los filmes o que reciban directamente las ayudas al cine. Así les estás dando el dinero a las compañías multinacionales. Bastante jodido está ya el mundo por las corporaciones, lo que hay que defender es a los artistas.
¿No se protege suficientemente a los proyectos independientes?
Las pequeñas empresas independientes son las que de verdad aman el cine. Las grandes empresas sólo aman su cuenta de resultados. Unas veces saldrán películas buenas y otras malas. Normal. ¿Qué pasa? ¿Lo que hacen los demás siempre es maravilloso? Ni que los periódicos fueran siempre estupendos ¿Por qué se somete a este examen permanente al cine? ¡Que examinen a las compañías telefónicas, joder! Pero, claro, con los poderosos nadie se mete. Atacan al cine español porque no somos poderosos, somos pequeños e individualistas. Eso sí, si tira un pedo Tarantino o Spielberg y al día siguiente puedes leer páginas y páginas sobre el tema. Los medios de comunicación están entregados a las corporaciones, cuando deberían dedicarse a buscar la aguja en el pajar, las joyas cinematográficas que circulan por ahí.
¿Se habla demasiado sobre la política cinematográfica y poco sobre las películas?
Sí. Lo comparo un poco con la política nacional: nunca pasa nada, pero todos los días sale en todas partes porque Rajoy ha dicho que Zapatero es tonto y Zapatero que Rajoy es tonto. Los periódicos se alimentan de los políticos y los políticos de los periódicos. ¡Diez páginas al día de política nacional! ¡Por el amor de Dios! Ese volumen de información no lo genera ni Paris Hilton (risas).
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