Este artículo se publicó hace 14 años.
Cinco siglos más de arte en El Prado
El museo inaugura hoy un espacio dedicado al Románico y al Renacimiento
El Papa Alejandro VI es recordado en los libros de Historia por sus numerosas amantes una de ellas era su propia hija, Lucrecia, sus conspiraciones políticas y su crueldad. Pero quizá sin él el Renacimiento no habría llegado a España. El Papa aún era el cardenal Rodrigo de Borgia, cuando trajó, en 1472, de Italia a Valencia a Paolo de Leocadio, uno de los pintores más importantes del siglo XV. Este pequeño detalle histórico es una de las sorpresas artísticas que ofrece el Museo del Prado a partir de hoy con la inauguración de siete nuevas salas.
De las 120 obras presentadas al público, sólo cinco son inéditas adquiridas por el Prado en los últimos años y nunca exhibidas, aunque se trata de un espacio de 22.000 metros cuadrados nuevos, en la planta baja del edificio de Juan Villanueva, dedicados a la pintura española medieval y renacentista. Cinco siglos de arte, desde el XII hasta el XVI, con obras de Fernando Gallego, Bartolomé Bermejo, Pedro Berruguete, Juan de Flandes, Fernando Yánez, Luis de Morales o Juan de Juanes. "Se completa así la ampliación del Prado que se inició hace dos años y que permite una mejor presentación de las colecciones", dijo ayer el director de la institución, Miguel Zugaza.
La mayor aportación de Rafael Moneo, el arquitecto encargado de la reforma, es la reconstrucción en la sala 51c del museo del interior de la capilla románica de Santa Cruz de Maderuelo (Segovia). Los murales, del siglo XII, representan escenas bíblicas. En la misma sala se puede admirar las pinturas de la ermita mozárabe de San Baudelio de Casillas de Berlanga (Soria): escenas de cacería con liebres, un oso y un elefante.
Antes de seguir la visita hasta el Renacimiento, se atraviesa un patio, único sitio del Prado donde se puede observar el cielo de Madrid desde dentro. "Este patio define el carácter de las obras expuestas porque se trata de una pintura al servicio de la religión", subrayó ayer el director adjunto del museo, Gabriele Finaldi. La colección que se muestra "es una parte desconocida del Prado. Procede de la co-lección real y muchas obras han entrado en el siglo XX, a través de donaciones o adquisiciones", añadió.
Una de las obras inéditas presentadas es La Crucifixión, de Juan Sánchez de Castro. Muchas de las expuestas salen de un largo proceso de restauración, como La Virgen y las ánimas del purgatorio, de Pedro Machuca (1490-1550), que muestra a la Virgen dando leche a los ángeles por encima del Infierno.
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