Sr. Chinarro: "Los cayetanos se tomaron en serio a Los Nikis y creyeron que España sería de nuevo un imperio"
Antonio Luque vuelve a demostrar en su nuevo disco, 'Cal viva', que sigue siendo un músico incómodo y necesario. No te pierdas la entrevista en vídeo.
Madrid--Actualizado a
A saber cómo será Antonio Luque (Sevilla, 1970) en su casa, pero sobre el escenario o a la mesa el líder de Sr. Chinarro encarna la sensatez tozuda y cascarrabias en una sociedad que hace aguas. La modernidad líquida. O, visto desde otra perspectiva, mean sobre nosotros y tenemos que decir que llueve, como diría Castelao. Antonio Luque no deja de darle vueltas al asunto —no importa cuál— y también a la forma, porque si uno se propone hacer una enmienda a la totalidad o incluso mandarlo todo al carajo, mejor hacerlo despacio y con buena letra.
Así, una canción aparentemente alegre como Carlos Haya encierra la masacre de la Desbandá. Sí, el piloto franquista que dio nombre al hospital malagueño o a la calle Capitán Haya, ahora blanqueado por la corporación municipal de la localidad andaluza donde este músico lúcido, incómodo e irreductible vive desde hace años. Porque todo en Sr. Chinarro es requiebro y tamiz, doble sentido y triple salto, más cara b que cara a, arma y escudo, retranca y mordacidad. O, lo que es lo mismo, "una manera de defenderse".
"Del mismo modo que uso las canciones para sobrevivir, pero también para organizar el caos de la existencia, la ironía y el sentido del humor nos ayudan a hacer la vida más soportable", explica Antonio Luque, quien acaba de publicar su decimonoveno disco en treinta años, Cal viva, cuyo título alude a la mala costumbre o peor tradición del ser humano a liarse a garrotazos, aunque también remite a los pueblos blancos. Si el encalado refleja la luz del sol, la obra de Sr. Chinarro es el espejo de nosotros mismos, deformados.
Pese a su prolífica discografía, Antonio Luque sigue puliendo su cancionero —ahora con ecos souleros y funkies, según se tercie; siempre con su inconfundible sello de impecable pop de guitarras— y mimando las letras, que quizás podrían destilar algún día un poemario, del mismo modo que ya ha probado con el relato, la novela o el libro de memorias futboleras. Es consciente de su fuerte y de la "falta de ambición", a su juicio, en las letras ajenas. "Igual yo me paso de pedante y redicho", matiza Sr. Chinarro, ni blanco ni negro, aunque en realidad él lo pone todo en negro sobre blanco.
Aquí pueden ver la entrevista completa en vídeo, donde habla del nacionalismo, del amor a deshoras, de la dudosa calidad de la música española, del arte de la retranca, del paso del tiempo, de la depilación de las partes pudendas, de la corrupción y de la importancia de llamarse Sr. Chinarro. "Los españoles tenemos más tendencia a la trampa y al pillaje. Llegamos a ser un un imperio por nuestra habilidad saqueadora. Eso que irónicamente echaban de menos Los Nikis, aunque los cayetanos se lo tomaron en serio y creyeron que España sería de nuevo un imperio".
Con Isra Diezma a la guitarra, Alfonso López al bajo, Juande Jiménez a la batería, Fernando Blanca al trombón y Adri Cruces a la trompeta, el disco Cal viva (Eclipse Melodies), cuya portada es obra del pintor Rubén Zambudio, ha sido publicado solo en vinilo y puede comprarse en la web de Sr. Chinarro.
Las plataformas digitales, a las que también les dedica unas palabras durante la charla, tendrán que esperar, aunque sus oyentes ya pueden disfrutar del aperitivo de V de victoria, Exvoto y Comunión.
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