Este artículo se publicó hace 16 años.
Cápsulas con jardines
El arquitecto Andrés Jaque crea anillos y alfileres que involucran a sus compradores en un experimento ecológico
A simple vista son joyas pero nada es lo que parece cuando lleva el sello de Andrés Jaque (Madrid, 1971), así que ¡cuidado! Skins Gardens es el último vástago salido del laboratorio de proyectos Oficina de Innovación Política y cuentan con una embajadora de excepción: la actriz y activa medioambientalista Lluvia Rojo. Pero ¿qué son estos ovnis para llevar?
“Al comprar este objeto firmas un acuerdo por el que te comprometes a formar parte de un experimento y remitir un informe en el plazo de tres meses contando lo que ha ocurrido mientras lo llevabas: encuentros y conversaciones que ha suscitado… etc”, explica Andrés.
Skins Gardens pueden adquirirse en la galería de arte Mad is Mad (Pelayo, 48) por 120 euros la unidad. Existen tres productos: anillos, alfileres y pendientes. Están elaborados con residuos del estudio de arquitectura del propio Jaque. Léase “espumas, trozos de hilo de nylon pintados, pedazos de flores y burbujas hechas con un plástico termomoldeable”.
Claro que el coste de las joyas va más allá de su valor material. Unas 60 personas ya han suscrito el documento de arbitraje y el estudio ya ha empezado a recibir los primeros informes de la experiencia. Según Jaque “las conclusiones serán sorprendentes” y se recopilarán a finales de año
para ser publicadas en el blog de la citada Oficina de Innovación Política.
Llevar un Skin Garden equivale a hacer visible sobre la piel acciones que modifican el paisaje. ¿Perdón? “Se trata de incentivar debates sobre realidades que están marginadas y no son visibles, de poner de manifiesto que lucir una piel luminosa es fruto de cremas con colágeno que se producen a partir de fetos de vaca o de pruebas alérgicas realizadas sobre ratones”, indica.
Estrategia de marketing
Pero ¡ojo! no son una herramienta de crítica. “No pretendemos juzgar a nadie, sino dar pie a una reflexión sobre temas que generalmente no tenemos en cuenta”, aclara Jaque. Esta acción se inscribe en una técnica de marketing que propicia la conversación en una esfera donde no surgiría de modo natural.
Para llevarla a cabo Jaque partió del spot de un producto adelgazante, que distribuyó chapas en las que podía leerse: “He adelgazado. Pregúntame cómo”. La buena relación del arquitecto con la galería Mad is Mad propició el resto.
“Ellos ya me habían transmitido su disponibilidad para colaborar en proyectos comunes y cuando se me ocurrió lo de Skin Gardens lo tuvimos claro”. A juzgar por las palabras de Jaque, cualquier persona puede adquirir estos ovnis, aunque quienes frecuentan el circuito de las galerías privadas parecen ser los mejores embajadores de esta experiencia.
Dispositivo visual
La vistosidad de los diseños era uno de los objetivos que se marcó desde el principio el arquitecto y profesor de la Universidad de Alicante. “Para mí, Skin Gardens es un dispositivo de visualización y de transparencia pública. Es necesario hacer visibles las implicaciones ecológicas y mediambientales de lo que hacemos día a día”, apostilla.
Así, los portadores de estas alhajas serán como semáforos que señalizan cómo “las acciones más íntimas, –una simple ducha, el consumo de luz o la alimentación– también afectan a la esfera pública”. No hay nada como
poner un jardín dermatológico en tu vida para concienciarte mejor.
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