Este artículo se publicó hace 14 años.
Así se muestra un genocidio sin sangre
Se estrena 'El día que Dios se fue de viaje' sobre la matanza en Ruanda de 1994
¿Cómo sobrevivir a la barbarie observándola impotente desde su escondite? Es la pregunta que plantea el cineasta belga Philippe Van Leeuw en El día que Dios se fue de viaje, una ficción inspirada en el genocidio ruandés de 1994 que se estrena hoy.
Cuando en un arrebato de locura colectiva la población hutú de Ruanda llama a la muerte de todos sus primos hermanos tutsi, Jacqueline (Ruth Nirere) encuentra refugio en casa de una familia belga, pero no aguanta la espera y huye hacia su pueblo, donde hallará los cadáveres masacrados de sus hijos. Jacqueline, acosada como un animal, se refugia en la selva.
El día que Dios se fue de viaje, premiada en el último Festival de San Sebastián, no muestra ni una gota de sangre. La violencia física siempre está en segundo plano para adoptar el punto de vista de la protagonista. "Mi deseo era guardar y trasmitir el recuerdo del genocidio", explica Van Leeuw, que firma con este filme su ópera prima.
No hay ni víctimas ni verdugos aparentes, nunca queda claro que estamos en Ruanda, porque el director belga muestra el sufrimiento individual, una búsqueda interior sin destino frente al horror. Nada que ver con Hotel Rwanda. Van Leeuw sigue el camino de sus compatriotas los hermanos Dardenne.
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