Este artículo se publicó hace 16 años.
"Antonioni se encontró a sí mismo en silencio"
Enrica Antonioni, viuda del genio de Ferrara, presenta en Madrid la faceta de documentalista del director
Puede ocurrir que cuando uno va a entrevistar a la viuda de un genio se pregunte qué sentido tiene, más que el de entrometerse en un duelo que no es el suyo. ¿Qué hace a la compañera de vida de un artista una persona entrevistable? Hay dudas, pero también curiosidad. Pero ocurre también que cuando ese artista es Michelangelo Antonioni, ese oscultador de los paisajes interiores del hombre, la persona que compartió los últimos -y difíciles- 20 años de su vida, puede hacer revelaciones. O simplemente echarse a llorar al recordar a un hombre que se fue convirtiendo en niño cuando se acercaba su muerte (en julio de 2007). Entonces, el diálogo puede convertirse en algo íntimo, no sólo para la que responde sino para la que pregunta.
Enrica Antonioni está en Madrid por el ciclo que Documenta dedica a la faceta de documentalista del director de La aventura (1960) y para presentar dos documentales que ella filmó sobre su marido. Uno, Fare un film per me é vivire -una suerte de making of íntimo durante el rodaje de Más allá de las nubes (1995)-; el otro, Con Michelangelo, una especie de película casera donde se muestra a un hombre creativo y sensible que se enfrenta al final de su vida.
¿Qué pretendía con Fare un film per me é vivire? "Justo eso, demostrar que para Michelangelo filmar era vivir", algo que ya había dicho el director en vida. "Era un hombre con tanta fuerza que, a pesar de que no tenía la posibilidad de la palabra, insistía en comunicar a través de su mirada". En 1985, Antonioni sufrió un paro, tras el que no volvió a hablar. "Creo que esto le hizo encontrarse más consigo mismo. Estar en silencio, ese silencio que tanto había contado en sus películas".
La mujer que conoció a Antonioni de una forma parecida a la de los personajes de Maria Schneider y Jack Nicholson en El reportero (1975) -por casualidad y tras un primer cruce de miradas-, reconoce que su forma de mirar está condicionada por la de su esposo. "Si Michelangelo hubiera filmado esta conversación, hubiera querido saberlo todo sobre ti, meterse en tus ojos, enfocaría tus manos porque así podría acercarse a tu existencia".
La mirada Antonioni, pausada, profunda, ¿estaba ya en sus primeros documentales? "El Antonioni documentalista es el modo primitivo de su mirada", dice Claudio Gabriele, testigo casi mudo de la conversación y amigo íntimo del director. "En su primer documental -que fue su primera película, Gente del Po, estaba ya la posición de su cámara que era una posición moral ante la vida. Estaba su forma de indagar en el ser humano y en el mundo que le rodea, sin querer dar con solución alguna, aceptando al hombre con todas sus contradicciones".
Dos documentales
La semilla de una mirada al hombre
'Gente del po’ (1947)
Fue rodada en 1942, pero no fue hasta 1947 en que se mostró por primera vez. Es el primer filme de Antonioni, donde se nota ya su manera de retratar el paisaje interior del hombre en relación con el paisaje exterior.
'Netezza Urbana' (1948)
Antonioni se acerca al trabajo de los barrenderos de Roma. Pero sin pretensión política y lejos del enfoque neorrealista. Su mirada siempre es sobre el discurso íntimo del hombre, y los azares interiores y exteriores que lo hacen.
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