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Actualizado:¡Abajo el modelo machista de la sexualidad femenina! ¡Abajo la idea de mujer objeto! “¿Cuántas veces piensas en sexo al día?” “Cada día pienso en sexo. Unas cuantas veces al día. ¡Dios mío, a lo mejor cada media hora, no me vendría mal un poco de sexo ahora mismo!”. “¿Con cuántas personas has tenido relaciones sexuales?” “Con más de cuarenta. He perdido la cuenta”. “¿Cuántos hombres te han dado un orgasmo?” “Seis”.
Las directoras Lea Glob y Mette Carla Albrechtsen aniquilan la idea ‘oficial’ de sexualidad femenina y analizan el sexo real desde una perspectiva feminista en Venus, la película documental que ha batido todos los récords de taquilla en Dinamarca.
Es el Documental del Mes.Lea Glob y Mette Carla Albrechtsen se plantearon rodar una película erótica hecha por y para mujeres y comenzaron un proceso de investigación. Convocaron un casting abierto en Copenhague al que acudieron más de cien mujeres. “Todas las mujeres que se hagan las mismas preguntas que nosotras son bienvenidas. La película investigará la sexualidad de las mujeres jóvenes, desde sus primeras experiencias eróticas hasta ahora. Y nosotras tenemos que atrevernos a preguntarles cualquier cosa”. Resultó que este proceso para una película erótica fue mucho más interesante de lo que esperaban y decidieron convertirlo en "su" película.
Estereotipos machistas
Con la misma fórmula que empleó la cineasta Chus Gutiérrez hace ya 24 años en Sexo oral (entonces fue una película rompedora, valiente y muy inspiradora), las directoras danesas ponen delante de su cámara exclusivamente a mujeres y hablan con ellas de la relación que tienen con el sexo y el placer, de sus fantasías, del lenguaje sexual, de la repulsión y vergüenza, de sentimientos y amor, de sus cuerpos… Y con sus testimonios desmienten absolutamente los estereotipos creados por el machismo.
“Vivimos en una sociedad donde se respira la tensión que supone la exigencia de ser a la vez sexy y femenina, ser inocente y al mismo tiempo un animal salvaje”. La pregunta obvia es: ¿para satisfacer los deseos de quién? Venus desactiva lo que la sexóloga María Cabral llama “la dicotomía puta/santa, y se empeña en reflexionar sobre el hecho de vivir la sexualidad desde el placer y la igualdad. “La perspectiva de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, y en el sexo, es más necesaria que nunca porqué aportará mayor libertad a todos y todas”.
“Me di cuenta de que no sabía que era ser un ser sexual –admite una de las mujeres-. Tenía una idea más clara de qué significaba para mi padre o para mi novio. Al hombre se le percibe como activo. Tú no lo besas, te besa él a ti. De la posición que debemos tomar nosotras, se habla menos, hay menos señales”.
Lo que manda en la cama
“He sido muy tímida y eso ha sido un problema para mí y para mis novios. En Berlín, en un festival techno descubrí que mirar cómo lo hacían otras personas era excitante. Creo que conocí la Biblia demasiado pronto, me llevó a creer que el sexo era pecado. Estoy mejorando, pero todavía no puedo mirarme en el espejo desnuda”, confiesa una de las mujeres. La religión, la educación patriarcal, la dominación social constante… oprimen a las mujeres.
Y las costumbres sexuales 'machistas' cumplen un papel tan determinante en este sometimiento que muchas mujeres se plantean su vida sexual desde perspectivas relacionadas con la lucha por la igualdad.
“Siempre he tenido muy claro que quería ser la que mandara en la cama. Cuando mis amigas empezaron a ser activas sexualmente, era siempre igual. Ellos lo hacían con los dedos, ellas con la boca. Yo me preguntaba por qué era tan difícil que un chico se lo comiese a una chica. Era tan tabú. El sexo oral era más normal con los chicos que con las chicas. Aquello me marcó”, explica una joven en la película. “Si hiciera una mamada a un tío sentiría que me estoy sometiendo y cada fibra de mi cuerpo se rebelaría. Solo de pensarlo, ya me cabreo. ¡Tenerme que arrodillar! Me doy cuenta de que debería dar lo mismo que quiero recibir, pero eso no me entra todavía”.
Amarme a mí y a mi cuerpo
La concepción de mujer objeto y la dictadura de las tallas están perversamente vinculadas a la vida sexual de las mujeres. Tener un cuerpo perfecto para lucirlo ante ‘ellos’ es aún una obsesión que condiciona la verdadera libertad sexual. “He luchado contra la percepción que la gente tiene de mí. Yo también tengo miedo y soy vulnerable. Mi madre me decía siempre que reconociera mi fuerza. Y soy gorda también, ¿se puede ser gorda y sexy sin convertirse en un fetiche? He conocido muchos tíos a los que les va ese rollo y para ellos es un placer inconfesable, porque está mal visto y es de pervertidos. Se trata de amarme a mí y a mi cuerpo y decir: ¡Qué muslos más bonitos tienes! Y no ¡qué desastre de muslos!".
"He sentido vergüenza muchas veces –confiesa otra-. No tenía la opción de ser bonita y sexy como las otras chicas. Si un hombre me elegía a mí era porque no tenía otra o porque le gustaba mi actitud basta. Contrarrestaba mi miedo a pasar vergüenza con mi impulso sexual y con muchas parejas. He sentido vergüenza por sentirme atraída por otros cuando tenía una relación, por las cosas que me excitan, por dejarme someter siendo una mujer tan fuerte… Ha sido un problema enorme para mí".
Fantásticamente liberada
Problemas que han significado, y siguen significando, la prohibición del placer para la mujer. Una satisfacción por la que muchos hombres ni siquiera se preguntan. "No estoy segura de cuántos orgasmos me ha dado un hombre porque siempre me ayudo, así que no estoy segura de si me lo dan ellos. Me he pasado, con mi novio anterior, a mí me gustaban las bragas negras de encaje, a él no. Y estoy segura de que era porque consideraba que expresaba mi sexualidad", dice una joven, mientras otra cuenta un episodio con un compañero de Universidad que conduce a la misma reflexión: "Estábamos besándonos, íbamos a follar y de repente me dice ¿por qué no me la comes? No me apetecía, quería otra cosa, él insistía. Le dije que empezara él y se paró y me dijo que no podía. Ahí terminó la noche".
Venus explora, por supuesto, las relaciones lésbicas, en las que, a la vista de los testimonios de estas mujeres, los estereotipos no tienen tanto poder, a veces, ninguno, y en las que el sexo se comparte habitualmente de una forma más igualitaria.
La película también se detiene en el sexo en grupo, en las edades preferidas de las parejas, las fantasías sexuales… en el reto erótico de cada una de las mujeres que hablan ante la cámara. Muchas de ellas, jóvenes, entre las que cada vez es más fácil sentirse seres sexuales y disfrutar de ello lejos de los sometimientos y convenciones machistas.
Eligen el lenguaje que emplean para sus órganos sexuales, no aceptan lo que no les gusta, se sienten menos inseguras, hablan con naturalidad de sexo, se confiesan románticas o lo contrario… Son mujeres que al final de esta película muestran sus cuerpos desnudos o bailan ante la cámara. “Me siento fantásticamente liberada”.
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