Todas las claves sobre la enterocolitis inducida por proteínas
La enterocolitis inducida por proteínas es una enfermedad infradiagnosticada actualmente, mayoritaria entre los niños, especialmente hasta los 4 años. No obstante, aunque siempre se ha asociado con la edad pediátrica, este fenómeno se está observando cada vez más en adolescentes y adultos. Se trata de una patología alimentaria relacionada con trastornos inmunológicos.
El paciente debuta con el primer contacto mediante ingesta con el alimento en cuestión y los síntomas empeoran con cada contacto. Los lactantes y niños más pequeños presentan irritabilidad, llanto, probablemente por el dolor abdominal, vómitos repetitivos, diarrea, y decaimiento generalizado; en casos severos puede acompañarse de shock y de deshidratación. En los adultos suelen observarse vómitos, diarrea, y malestar general.
Alimentos implicados
En los lactantes y en los niños los alimentos implicados generalmente son aquellos que se introducen primero en su dieta, tales como la leche, la soja, los cereales, el huevo, y los pescados; aunque también se ha descrito esta patología en relación con otros grupos alimentarios.
En los adultos, por ejemplo, muchos pacientes relatan dolor abdominal tipo cólico, diarreas, decaimiento, o incluso vómitos tras ingerir pescado, marisco, o huevo. Estos casos, por desgracia, suelen confundirse con una intoxicación alimentaria, e incluso con una gastroenteritis.
Precisamente, la enterocolitis inducida por proteínas se describió hace poco, datando los primeros casos de las décadas de los 60 y de los 70. Es una entidad sumamente rara, aunque en nuestro entorno geográfico no existen datos precisos. Algunos estudios estiman su incidencia en torno al 0,7 por cada 1.000 niños.
La importancia o no de un estudio alergológico
El diagnóstico de esta enfermedad no es fácil porque no es una verdadera alergia al alimento. Tampoco existen biomarcadores que apoyen el diagnóstico. No existe una inmunoglobulina E específica contra el alérgeno en cuestión: leche, huevo, pescado. A esto, además, se le suma que en muchas ocasiones los pacientes evitan tomar ese alimento por que les sienta mal, y al final no solicita la valoración médica en cuestión.
Esto significa, por un lado, que las pruebas en piel, prick -tests y/o sangre son repetidamente negativas; y el diagnóstico se logra finalmente a partir de los síntomas antes descritos.
Por eso es fundamental, ante la sospecha, acudir inmediatamente al especialista en alergología, quien realizará una entrevista clínica detallada que puede ponernos sobre la pista diagnóstica.
De hecho, una vez diagnosticado el paciente, el único tratamiento es la evitación absoluta de la ingesta y el contacto con el alimento relacionado. En el caso de la leche en los lactantes, por ejemplo, es necesario sustituirla por una fórmula adaptada con alto grado de hidrólisis de las proteínas.
La evolución de los pacientes
En las revisiones periódicas en la consulta del alergólogo se realizarán las pruebas cutáneas y en sangre porque algunos casos pueden evolucionar a una verdadera alergia alimentaria con el hallazgo de la Ig E específica positiva de la que antes hemos hablado. En función de éstas y de otras pruebas, se valorará, además, la prueba de provocación con el alimento en el hospital con consentimiento informado.
En el caso de la población pediátrica, los pacientes suelen tolerar el alimento antes de los 5 años de edad. Mientras, en los adultos el cuadro suele ser más permanente. La buena noticia es que en los últimos años se va conociendo más, y son más numerosas las publicaciones científicas sobre la enterocolitis inducida por proteínas.
En resumen, la enterocolitis inducida por proteínas representa actualmente uno de los mayores retos para un alergólogo, tanto desde el punto de vista del diagnóstico, como del tratamiento, que siempre debe ser individualizado al paciente. Y como decimos siempre, ante cualquier duda de que su hijo, o usted, pueda tener esta enfermedad, consulte siempre a un alergólogo.