El vino más viejo del mundo tiene más de 2.000 años y es sevillano
Una tumba romana en la antigua Hispania, un equipo de químicos y otro de arqueólogos. Así empieza la historia del hallazgo del licor más antiguo que se conserva hasta la fecha.
Madrid--Actualizado a
"Es un hallazgo único", dice a Público Rafael Ruiz Arrebola, catedrático de Química orgánica en la Universidad de Córdoba. "Es realmente sorprendente que se haya conservado de esta manera un vino del siglo I. Al estar compuesto por agua, etanol y otros compuestos orgánicos, lo normal es que hubiera desaparecido con el tiempo por acción de la oxidación y la evaporación".
Eso es, precisamente, lo que los investigadores descubrieron en un mausoleo familiar romano excavado en 2019, en Carmona (Sevilla). Todo empezó cuando una familia de la localidad estaba haciendo obras en su casa. Cuando se encontraron con las tumbas, llamaron al servicio de arqueología del ayuntamiento de su localidad.
En uno de los seis nichos funerarios, había una urna de vidrio dentro de una funda de plomo... con líquido en su interior. Al contrario de lo habitual, los saqueadores de tumbas no habían llegado hasta allí y estaba todo intacto.
"Eran unos cinco litros de un líquido de color rojizo turbio", cuenta Ruiz. "Los arqueólogos descartaron que ese líquido hubiera llegado hasta allí por filtraciones o por la condensación y, cuando abrieron la urna, comprobaron que había tenido un sellado hermético", agrega.
"Se había mantenido en unas condiciones de conservación excepcionales, al vacío, en un enterramiento con una cantidad muy baja de oxígeno y oscuridad absoluta", observa. Dentro, nadaban restos de huesos procedentes de la incineración de un varón de unos 45 años y un anillo de oro que, según las costumbres de la época, podemos deducir que pertenecía al difunto.
Simbiosis química-arqueología
Cuando vieron el líquido, lo primero que sospecharon los arqueólogos era que podía ser vino, porque ese es un elemento común que acompaña los enterramientos romanos de la época. Para confirmarlo, pidieron la colaboración de departamento de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba, liderado por Ruiz, en una productiva colaboración entre expertos de las ciencias naturales y las humanidades.
"Analizamos primeros las sales minerales disueltas y vimos que los elementos minoritarios tenían paralelismo con los hayamos en los vinos actuales que se producen en Jerez, Montilla-Moriles o Sanlúcar. Luego comprobamos que poseía los mismos polifenoles -siete, en concreto- presentes en la uva", explica.
Con ello, Córdoba se ha convertido en la cuna del vino más antiguo que se conserva en todo el mundo, seguido por una botella descubierta en 1867, fechada en el siglo IV y conservada en el Museo Histórico de Pfalz (Alemania). Pero la botella no está abierta, ojo. "Se sospecha que es vino porque se encontró en una tumba, pero no se ha comprobado", aclara el entrevistado.
¿Blanco o tinto?
La clave para responder está en el ácido siríngico, proveniente de la piel de la uva, que está presente cuando se trata de un vino tinto. Al no aparecer en sus análisis, el equipo de Ruiz concluyó que, probablemente, el licor usado para sumergir los restos óseos fue vino blanco, tal y como describen en el artículo que acaban de publicar en Journal of Archaeological Science: Reports.
Este resultado concuerda con lo que podemos observar en diversos mosaicos romanos que representan los pasos en la elaboración de vino en las provincias de Bética y Lusitania -más o menos, las actuales Andalucía y Portugal-. "Por ejemplo, en el mosaico de la Casa del Anfiteatro, en Mérida, se ve cómo, por la forma en que lo hacían, el vino que preparaban los romanos antiguos en Hispania era blanco".
Este licor gustaba mucho a los romanos antiguos. Hasta tenían un dios, Baco, dedicado a él. Pero no fue inventado ni traído a la península ibérica por aquellos grandes conquistadores hace más de 2.000 años, sino antes. "Fue introducido por los fenicios. Se empezó a cultivar la uva en Asia Menor y de Oriente pasó a Egipto, a los fenicios y se extendió por el Mediterráneo", dice Ruiz.
Era común, por otra parte, que los antiguos romanos, sobre todo los de familias pudientes, se llevaran a la tumba algún objeto de valor con el que pretendían hacer su tránsito al más allá. En este caso, el personaje que yacía bajo el sótano de la casa de Carmona, no quiso pasar a la otra vida sin un buen vino a mano.
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