Este artículo se publicó hace 14 años.
Reino Unido rehusó financiar la primera fecundación in vitro
La prioridad del Gobierno británico era controlar la natalidad, no aumentarla
En 1970, un biólogo especializado en fisiología, Robert Edwards, y un ginecólogo, Patrick Steptoe, pidieron financiación para tratar a pacientes de infertilidad al Consejo de Investigación Médica (MRC) de Reino Unido, organismo que otorga fondos públicos para proyectos sanitarios. El MRC rechazó el proyecto, que en 1978 lograría la primera niña nacida por Fecundación In Vitro (FIV), Louise Brown.
Lo que a posteriori se vio como uno de los grandes errores del Servicio de Salud Británico (NHS) el proyecto se acabó financiando con dinero privado se había atribuido hasta ahora a razones éticas, pero no se sabía qué argumentos se habían utilizado para desechar la investigación.
Se consideraba más importante limitar la fertilidad que fomentarla
El rechazo tuvo además consecuencias importantes, ya que tuvieron que pasar ocho años y el nacimiento de dos niños sanos hasta que el NHS diera marcha atrás y otorgara recursos y gratuidad a este tipo de tratamientos.
Coincidiendo con el 32 cumpleaños de Brown, la revista Human Reproduction publica hoy un extenso artículo en el que investigadores de la Universidad de Cambridge analizan las deliberaciones del MRC ante la petición de Edwards y Steptoe. El veredicto absuelve en parte a los autores de la decisión. "No fue debido simplemente a la hostilidad generalizada hacia la FIV. Se rechazó por razones más complejas", explica el autor principal, Martin Johnson.
En primer lugar, los padres de la FIV no pidieron financiación sin condiciones. Su proyecto debía mantenerse en la Universidad de Cambridge, donde trabajaban, y eso implicaba que tuvieran que competir con el resto de proyectos de ese prestigioso centro académico que, en ese momento, carecía de un departamento de Obstetricia y Ginecología. El MRC ofreció a los investigadores británicos seguir adelante con sus estudios en un nuevo centro de investigación clínica en el hospital de Northwick Park, en Harrow, algo que los solicitantes rechazaron.
Algunos pedían que la técnica se probara primero en primates
Otra razón que pesó en la negativa del organismo británico fue que ninguno de los dos especialistas formaba parte del establishment médico británico. "Steptoe provenía de un hospital secundario del norte, mientras que Edwards, aunque era de Cambridge, no era profesor ni estaba médicamente cualificado", señala Johnson.
Una de las razones que más influyó en el rechazo del MRC fue la tendencia científica de la época. En Reino Unido de los años setenta del siglo pasado se consideraba mucho más importante limitar la fertilidad que tratar la falta de la misma. Poco después del baby boom, el crecimiento descontrolado de la población británica preocupaba a demógrafos y políticos de la época.
Por supuesto, la incertidumbre con respecto al posible éxito de la técnica también preocupaba a los miembros del MRC, que temían que la FIV creara niños con malformaciones. Exigían que la técnica se probara primero en primates, lo que, según el editorial del biólogo de la Universidad de Harvard John Biggers que acompaña al artículo, hubiera retrasado años el éxito de la FIV. "Tenemos suerte de que Steptoe y Edwards continuaran", concluye este experto.
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