Tuve la suerte de vivir de cerca el lanzamiento del Documento Nacional de Identidad Electrónico y por ello pude utilizarlo y hacer pruebas con él antes de su emisión pública. Su uso es seguro y fácil. Una vez que se instalan los elementos necesarios en el ordenador, tanto de hardware como de software, el proceso de firma es muy sencillo.

Ahora mismo lo estoy utilizando para la firma de convenios, contratos, facturas y para solicitar documentos a las administraciones. Hace unos días lo utilicé incluso para identificarme y acceder a un Congreso, ya que habían colocado lectores en las puertas de entrada.

Permite realizar múltiples gestiones a través de los medios telemáticos, asegurando la identidad de los participantes en la comunicación y, por tanto, fomentando la confianza en las transacciones electrónicas, tanto públicas como privadas.

Sin duda, la existencia de un dispositivo de autenticación y firma con la garantía del Estado va a facilitar eldesarrollo del comercio electrónico y las garantías frente a terceros.

Espero que en los próximos tiempos, cuando se desarrollen más aplicaciones para el DNIe, pueda identificarme y realizar transacciones de forma segura, utilizándolo, por ejemplo, en los cajeros automáticos, en sustitución de las tarjetas bancarias, en el acceso a locales públicos, para comprar por Internet y para múltiples gestiones con la Administración: impuestos, becas, ayudas, subvenciones, información, tramites sanitarios, etcétera. Ahorrará tiempo y gestiones innecesarias.

Espero que empiece a implementarse en teléfonos móviles, en la nueva televisión digital, a través de descodificadores y otros soportes. Aunque parezca el futuro, es un futuro a corto plazo.