Este artículo se publicó hace 17 años.
Miradas que matan el cosmos
Observar el Universo podría haber acortado su vida, según físicos de EEUU.
Hay miradas que matan, está claro, pero la hipótesis planteada ahora por dos físicos de EEUU otorgaría al vistazo categoría de arma de destrucción definitiva. Lawrence Krauss y James Dent, de la Universidad Case Western Reserve de Cleveland, plantean que la observación del Universo podría haber reducido la esperanza de vida de éste, según explicaron a New Scientist los investigadores.
El suceso habría ocurrido en 1998, cuando se descubrió la existencia de una misteriosa energía oscura que acelera la expansión del Universo. Entonces, la medición de la luz de supernovas, que delató de forma indirecta la existencia de este tipo de energía cósmica, habría acelerado el fin del Universo.
Los investigadores llegaron a esta conclusión después de calcular cómo habría evolucionado el estado energético del Universo. Hace casi 14.000 millones de años, al principio del tiempo, la burbuja de falso vacío altamente energética que contenía el cosmos sufrió una especie de escape y la enorme cantidad de energía liberada provocó el Big Bang.
Frente a lo que se creía hasta el descubrimiento de la energía oscura, esta burbuja no perdió en el escape toda su energía; cierta cantidad quedó retenida en otro falso vacío y se convirtió en el motor que hace que el Universo se expanda cada vez más rápido. Aquel cambio de estado energético permitió la aparición de todo lo conocido, pero los habitantes de la nueva creación tienen que hacer frente a una terrible incertidumbre. Las transiciones energéticas se producen de forma aleatoria y si una ocurriese de nuevo, todo lo que existe en el Universo desaparecería en un instante.
Los cálculos de Krauss indican que, después de un cierto tiempo, el falso vacío comenzaría a crecer a un ritmo que soportaría cualquier proceso de pérdida de energía que pudiese provocar un cambio de estado energético. Las características del Universo harían pensar que ya se habría cruzado el umbral del fin del mundo. Y es posible que así fuese; al menos, hasta 1998.
Efecto Zenón
A nivel cuántico, cuando se observa o se mide algo, se detiene el proceso de pérdida de energía y se resetea el reloj que mide su desintegración en un fenómeno conocido como efecto Zenón. Krauss y Dent plantean que la medición de la luz de supernovas que permitió el descubrimiento de la energía oscura puso a cero el marcador de pérdida energética del falso vacío del Universo y lo devolvió al punto en el que sus posibilidades de supervivencia se reducían de forma exponencial.
El hallazgo es estremecedor, pero varios físicos consideran que no hay motivos para asustarse. Como explica el investigador del CSIC Emilio Elizalde, el efecto Zenón se produce cuando existe una interacción precisa sobre el objeto con el aparato que se utiliza para medir. “Sin nuestra interacción, como sucede en el caso de la observación de las supernovas, en el que sólo se reciben unas observaciones y se analizan, no creo que este efecto pueda aplicarse”, indicó Elizalde.
Es de esperar que la hipótesis de Krauss y Dent no sea más que un interesante planteamiento y que, como dice el investigador Max Tegmark del MIT (EEUU), “cuando observamos las galaxias, no cambia nada, salvo nuestro propio conocimiento”.
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