Desmontando la teoría de anidación de los dinosaurios
Es la primera vez que paleontólogos, sedimentólogos, geoquímicos y geofísicos trabajan en conjunto para entender mejor una posible estructura de nidificación de los dinosaurios.
María Bosque Senero
Madrid-Actualizado a
Los dinosaurios son los vertebrados que dominaron la Tierra durante más de 135 millones de años. A lo largo de este tiempo fueron evolucionando, como cualquier otra especie lo ha hecho. Algunos eran herbívoros, otros carnívoros u omnívoros; unos volaban, otros caminaban sobre sus dos patas traseras y después fueron cuadrúpedos; e incluso los hubo que vivían en el agua. Unos seres que siguen estando muy presentes entre nosotros a través del estudio de los restos que se van encontrando a lo largo y ancho del planeta. La evidencia sugiere que la puesta de huevos y la construcción de nidos fueron rasgos que compartían todos los dinosaurios. Y la península ibérica se considera como uno de los lugares más ricos en huevos de dinosaurio a nivel mundial. Pero ¿cómo anidaban estos seres hace 152 millones de años?
Un equipo multidisciplinar de la Universidad Nova de Lisboa, liderado por Lope Ezquerro -profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)- y dirigido por Miguel Moreno Azanza -investigador Ramón y Cajal en la Universidad de Zaragoza (UNIZAR) y en la Universidad Nova de Lisboa-, ambos investigadores del grupo Aragosaurus-IUCA, en colaboración con las universidades de Aveiro y Zaragoza, ha intentado encontrar respuesta a esta pregunta. Para ello han estudiado uno de los fósiles más emblemáticos de Portugal, el nido de Paimogo, considerado como una acumulación de casi un centenar de huevos de dinosaurios terópodos allosauroideos, probablemente pertenecientes a la especie Lourinhanosaurus. Esta especie de dinosaurio de tamaño medio llegó a medir ocho metros de largo, era carnívoro, caminaba sobre sus dos patas traseras y tenía dos patas delanteras menos desarrolladas. Algunos de los huevos hallados en el nido contienen embriones de esta especie de dinosaurio que se estudia como uno de los terópodos más antiguos del mundo.
Esta nueva investigación pretende responder también a otra pregunta: si una sola hembra puede haber dado lugar a una acumulación de casi un centenar de huevos. Dadas las características de nido tomado como ejemplo, formado por una acumulación desordenada y sin estructuras de nidificación aparentes, el equipo de trabajo decidió abordar su estudio desde un enfoque multidisciplinar. Los estudios paleontológicos y la investigación en general "tienden a incorporar a diferentes disciplinas, para obtener más datos que hagan posible llevar a cabo un trabajo más exhaustivo y más profundo", subraya el investigador Miguel Moreno Azanza.
Y con el objeto de profundizar en los procesos que llevaron a la formación de este fósil tan singular, los investigadores pusieron en marcha estudios sedimentológicos, paleontológicos, geoquímicos y de paleomagnetismo. La evidencia paleontológica y geoquímica sugiere que la acumulación incluye, al menos, huevos de dos hembras diferentes, aunque ha sido imposible determinar si los huevos fueron puestos al mismo tiempo o en temporadas de anidación sucesivas. La investigación "nos lleva a pensar que tenemos que mirar con más cuidado los hallazgos, y no dar por sentado algunas ideas como, por ejemplo, que muchos huevos juntos no siempre son un nido, sino que se pueden deber a múltiples causas", explica Moreno Azanza.
Por otro lado, los estudios sedimentológicos y paleomagnéticos revelan que el conjunto de huevos de Paimogo es un depósito secundario, resultante de un evento de inundación en una llanura aluvial. Los investigadores desmontan la teoría que se tenía hasta el momento sobre los anidamientos en suelo, y sugieren que "los dinosaurios alosauroideos enterraban sus huevos en el terreno seco de las zonas de desbordamiento cercanas a un canal principal durante la temporada de reproducción, probablemente durante la estación seca para evitar que los embriones se ahogaran", señalan. Los datos determinan que los huevos de Paimogo fueron arrastrados y acumulados por una inundación causada por el desbordamiento de un río cercano, que destruyó varias puestas de diferentes orígenes y las transportó, acumulándolas en un área cercana, donde los huevos quedaron atrapados entre la vegetación. Este proceso causó la muerte de varias de las crías no natas, que dieron lugar a los fósiles de embriones, únicos en el mundo, que hoy se estudian.
Una colaboración que sienta precedente a nivel mundial
Es la primera vez que paleontólogos, sedimentólogos, geoquímicos y geofísicos trabajan en conjunto para entender mejor una posible estructura de nidificación y abre la puerta a reinterpretar acumulaciones de huevos de dinosaurio de todo el mundo. Esta colaboración luso-española sienta un precedente en la forma en la que deben ser analizados los posibles nidos de dinosaurio para confirmar su identidad.
La investigación se ha desarrollado durante cuatro años, financiada por la Fundação para a Ciencia e a Tecnologia de Portugal, a través de los proyectos XTalEggs y GeoBIoSauria (PTDC/CTA-PAL/31656/2017 and PTDC/CTA-PAL/2217/2021) y la unidad de I+D Geobiotec.
El trabajo tiene implicaciones definitivas sobre las estrategias de nidificación de este grupo de dinosaurios carnívoros, entre los que se encuentra el famoso Allosaurus o "lagarto extraño", que popularizó la saga de películas Parque Jurásico. La reconstrucción del conjunto de huevos de Paimogo sugiere que los allosauroideos anidaban en montículos de tierra o plantas, nidos construidos sobre el suelo, como hacen algunas aves y otros terópodos más modernos, y no en agujeros excavados como sí que lo hacían otros dinosaurios.
La península ibérica, uno de los lugares más ricos en huevos de dinosaurio a nivel mundial
La paleontología en España es una potencia a nivel mundial. "En investigación de dinosaurios, los equipos de Zaragoza y Teruel, son muy respetados", apunta el investigador Miguel Moreno. Una disciplina poderosa, y referente a pesar la "escasa inversión que recibe" y en la que España está a la cabeza de los países europeos y "del mundo", apunta Moreno.
Este nuevo estudio confirma que la península ibérica es uno de los lugares más ricos en huevos de dinosaurio del mundo, con yacimientos únicos como los del jurásico portugués, que se unen a mega yacimientos de huevos de dinosaurio del final del cretácico recuperados en Catalunya, Castilla-La Mancha y Aragón. Además del nido de Paimogo, en el Museu de Lourinhã, se pueden visitar exposiciones de huevos de dinosaurio en el Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha (Cuenca), en el centro Dinosfera (Coll de Nargó, Lleida) y el Laboratorio Paleontológico de Loarre (Huesca), donde colaboran actualmente los autores del presente estudio.
El nido de Paimogo, analizado en este estudio, fue descubierto y descrito en los años 90 del siglo pasado por la pareja de paleontólogos aficionados Isabel y Horacio Mateus. "Es uno de los fósiles más emblemáticos de Portugal", asegura Moreno, hasta el punto de que recientemente se acuñó una moneda conmemorativa de cinco euros dedicada a este ejemplar. En todo el mundo hay unos 30 casos y en esta playa de Portugal se encuentran dos de ellos. Los investigadores bromean y explican que, si bien la costa lusa es considerada el paraíso del surf, también es "el paraíso mundial de los huevos de dinosaurio".
Estos huevos pueden ser visitados en la exposición que tiene el Museo de Lourinhã dentro del Parque de los Dinosaurios de Lourinhã, el mayor parque de atracciones sobre fauna extinta de la península. Además, en la sede del nuevo Geoparque Oeste, en el municipio portugués de Bombarral, puede visitarse también una pequeña exposición dedicada a los resultados de esta investigación.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.