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Álvaro Pascual-Leone, profesor de Harvard: "No sentirte solo te hace más resistente a la enfermedad"
Un equipo dirigido por el neurólogo de la Universidad de Harvard Álvaro Pascual-Leone investiga las claves para esquivar las enfermedades más frecuentes en el mundo: las que afectan al cerebro.
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¿Qué hace que el cerebro de unas personas sea más resiliente a los envites de la enfermedad? ¿Por qué dos pacientes con el mismo daño neurológico evolucionan de manera muy diferente, por ejemplo, en el caso del alzhéimer? Es la pregunta que se hace el equipo de investigación liderado por el catedrático de Neurología en la Escuela de Medicina de Harvard Álvaro Pascual-Leone, en el Instituto Guttmann.
Los científicos descubrieron que hay personas que tienen una mayor capacidad que otras para sobreponerse no solo a patologías cerebrales, sino a abusos en la infancia, desastres naturales, o todo tipo de circunstancias estresantes mantenidas en el tiempo. ¿Por qué algunas pueden superarlo sin caer en un trastorno mental y otras no?
Para contestar, el proyecto Barcelona Brain Health Initiative investiga las claves para tener un cerebro sano, midiendo distintos aspectos de un grupo de 5700 voluntarios y su evolución en el tiempo. Por el momento, todo apunta a que la receta tiene dos ingredientes estrella. "La vivencia de no sentirte solo y tener un propósito vital claro son son claves para el buen funcionamiento cerebral", dice Pascual-Leone a Público.
Un plan de vida, buena medicina
"Observamos que las lesiones vasculares en la sustancia blanca impactan menos en las personas que tienen unos objetivos y unos valores claramente determinados, las que orientan su conducta hacia algo que creen que tiene un valor intrínseco", nos cuenta por su parte David Bartrés-Faz, profesor de Neuropsicología en la Universidad de Barcelona e investigador principal del experimento. "No es tanto que tener ese plan vital te protege, sino que está ligado a cierto tipo de conectividad funcional entre las neuronas que permite que el cerebro sea más resistente", explica.
Un detalle que puede ser esencial, si tenemos en cuenta que las enfermedades del cerebro son la primera causa de discapacidad en el mundo. Dentro de 10 años, un tercio de la población entre 40 y 65 años tendrá un diagnóstico que afectará a su salud cerebral y mental.
Tráfico entre neuronas
Todo está en las redes y ensambles de neuronas que componen nuestra sesera. "Imagina que todas tus neuronas forman una ciudad con sus edificios y sus calles. El cerebro resiliente es el que puede redirigir el tráfico de forma dinámica, flexible y rápida cuando tienes una pequeña callejuela bloqueada", apunta Pascual-Leone.
La hipótesis que investiga su equipo es que "quizá hay un ensamble o red neuronal común a todos los mecanismos de resiliencia. Si logramos localizarlo y medirlo, podremos predecir cómo se sano está un cerebro para adaptarse a los riesgos", añade.
"Por ahora, sabemos que esa capacidad de hacerle frente al daño neurológico tiene que ver la conjunción de factores tan distintos como el grado de atención que recibimos al nacer y en la infancia, el número de años de educación, el grosor del encéfalo en las áreas corticales o la expresión de ciertos genes".
Vínculos sociales que protegen
Según están comprobando estos científicos, tener un tráfico fluido, sin embotellamientos ni accidentes, también depende de ti. Llevar una dieta mediterránea, hacernos controles médicos, hacer ejercicio, dormir bien son cosas importantes. Pero más aún es tener un objetivo en la vida y una sensación de pertenencia.
"El aspecto social es uno de los más importantes. Nos definimos en tanto estamos conectados con los demás. La vivencia de no sentirse solo influye muchísimo a la hora de optimizar el funcionamiento cerebral", recalca Pascual-Leone.
Y esto es válido para cualquiera, tenga la edad que tenga. "El cerebro sano es el que tiene el tipo de estructura y conexiones esperable para los años que tenemos. Igual que las conexiones a larga distancia aumentan con la edad, las conexiones locales bajan a lo largo de la vida. Y, mientras la velocidad de respuesta y procesamiento disminuyen cuando nos hacemos mayores pero, en la otra cara de la moneda, el vocabulario y el conocimiento cristalizado se incrementan", puntualiza el doctor experto en neurorrehabilitación cognitiva Josep María Tormos, coordinador del estudio.
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