Este artículo se publicó hace 15 años.
El volcán Mayón lanza una enorme columna de humo
El volcán Mayón en la región central de Filipinas expulsó hoy una enorme columna de humo de más de un kilómetros de altura, cubriendo de ceniza varias poblaciones y anticipando la cada vez más inminente erupción.
Pese a que en teoría todas las aldeas de los alrededores disponen ya de máscaras antigás, los servicios de emergencia advirtieron del peligro de problemas respiratorios si el volcán continúa arrojando escombros y gases tóxicos como dióxido de azufre.
Los vulcanólogos anunciaron esta mañana que elevarán al máximo de 5 el nivel de alerta por erupción en cuanto el cráter empiece a arrojar piroclastos o restos sólidos acompañando al flujo de lava y explosiones.
Eso equivaldría en la práctica a que el Mayón ha entrado en erupción, según el último parte emitido a las 07.00 hora local (23.00 del martes) por el Instituto de Vulcanología y Sismología (Philvolcs).
De llegar a ese extremo, el volcán ya habrá comenzado a temblar con gran intensidad y escupir enormes columnas de humo y ceniza, tan altas que pondrían en peligro al tráfico aéreo en función de la dirección del viento.
En las últimas 24 horas, dentro del Mayón se detectaron 1.051 pequeñas explosiones y la cantidad de dióxido de azufre vertido a la atmósfera se aproximó a las 7.000 toneladas, muy por encima de las 500 habituales, mientras los ríos de lava que fluyen por tres gargantas del monte han superado los cinco kilómetros de longitud.
Philvolcs indicó que el ruido que procede del interior del monte es cada vez más audible y los chorros de magma que expulsa el cráter se pueden avistar entre las nubes, por lo que en cualquier momento se espera una erupción.
Las sacudidas se pueden escuchar desde el puesto de observación en Ligñon Hill, a casi doce kilómetros de distancia, mientras tres aldeas situadas en las faldas del Mayón amanecieron hoy por segundo día consecutivo cubiertas de ceniza.
Todos los habitantes en un radio de diez kilómetros en torno al cráter han sido evacuados, aunque algunos continúan escapándose por la noche para regresan a sus hogares y cultivos para atender la cosecha y los animales, pese al toque de queda a partir de la medianoche y los puestos de control militares.
El gobernador de la provincia filipina de Albay, Joey Salceda, confirmó la resistencia de algunos aldeanos a abandonar sus pertenencias y señaló que algunas personas habían sido desalojadas por los soldados en al menos tres ocasiones.
Salceda ha dado instrucciones para que, en caso de catástrofe, las agencias de ayuda internacionales se trasladen directamente a las zonas afectadas sin pasar por su oficina.
Desde el domingo por la noche se elevara a 4 el nivel de alerta, la actividad del volcán ha ido en aumento con temblores y chorros de lava incandescente saliendo por encima del cráter y se declaró el estado de catástrofe.
Los vulcanólogos aseguran que el Mayón entrará en erupción en cualquier momento en las próximas dos semanas, y cuando ocurra la explosión, el volcán expulsará una columna de humo y ceniza de diez kilómetros de altura.
Sin embargo, el mayor riesgo no es ése sino el detritus que se acumula en las faldas del volcán, que llevaba "dormido" casi tres años.
La última erupción en 2006 no causó muertos pero dejó una gran acumulación de restos que luego un tifón y lluvias torrenciales convirtieron en ríos de barro que enterraron a 1.300 personas en la ciudad de Legazpi y alrededores.
De 2.462 metros de altura y conocido como "el cono perfecto", el Mayón es uno de los volcanes más activos y bellos de Filipinas y centenares de turistas lo visitan cada año.
La peor de sus 45 erupciones conocidas fue en 1814, mató a unas 1.200 personas y enterró por entero la ciudad de Cagsawa, bautizada como "la Pompeya filipina" y donde sólo se salvó la torre de la iglesia.
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