Este artículo se publicó hace 17 años.
El Valencia pierde las señas de identidad que le llevaron al éxito
El Valencia ratificó con su derrota por 0-2 ante el Rosenborg noruego en Mestalla la pérdida de las señas de identidad que le llevaron al éxito en la última década, etapa en la que las victorias y los títulos se fraguaron a partir de valores que el equipo ha perdido en los últimos encuentros.
La solidez defensiva, con un número reducido de goles recibidos como principal rasgo de la personalidad del equipo, así como la gran capacidad para aprovechar los resquicios del rival han sido algunas de las claves del éxito valencianista, que se han desmoronado en los últimos años.
Desde hace aproximadamente una década, cuando el italiano Claudio Ranieri se hizo cargo del Valencia, el equipo casi siempre se ha mostrado contundente a partir de la seguridad en la retaguardia y pinceladas letales en ataque.
En esos términos se ha visto al mejor Valencia de Ranieri (1997- 1999), pero también al de la etapa de esplendor con el argentino Héctor Cúper (1999-2001), Rafa Benítez (2001-2004) y, en menor medida, Quique Flores (2005-2007), los técnicos que más han aportado al Valencia en su etapa más reciente.
Mientras Ranieri consiguió una Copa del Rey en 1999, Cúper obtuvo la Supercopa de aquel año y fue subcampeón de Liga de Campeones en 2000 y 2001.
Posteriormente, el Valencia de Rafa Benítez fue campeón de Liga en dos ocasiones (2002 y 2004) y de la Copa de la UEFA en 2004, año en el que Ranieri volvió al Valencia y logró la Superpcopa de Europa, último de los títulos que han llegado a las vitrinas del club.
Esta etapa de éxitos deportivos se fraguó, además de a partir del acierto de los delanteros, con el buen rendimiento de jugadores importantes y experimentados en tareas defensivas como Alain Roche, Jocelyn Anglomá, Miroslav Djukic, Amedeo Carboni, Joachim Bjorklund, Fabio Aurelio Rodrigues, Fabián Ayala, Mauricio Pellegrino, Curro Torres y algún jugador de los que todavía permanece en la plantilla como Carlos Marchena.
El Valencia casi siempre se encontraba entre los equipos menos goleados del campeonato de Liga y en cuatro campañas seguidas, del 2001 al 2004, fue el equipo que menos goles recibió, además de compartir ese registro con el Celta en 2006.
Durante esta etapa, además, Santiago Cañizares obtuvo el trofeo Zamora como portero menos goleado de la Liga en 2001, 2002 y 2004.
Se da la circunstancia de que el Valencia fue campeón en 2002 y 2004 con tan sólo veintisiete tantos recibidos en 38 jornadas, frente a los diecinueve que ya acumula en los tan sólo once partidos de la competición española disputados hasta el momento.
Esta situación también tiene reflejo en la Liga de Campeones, en la que nunca había llegado a sumar tres derrotas cuando tan sólo ha disputado cuatro partidos, sin olvidar el registro de los cuatro partidos que de forma consecutiva, el Valencia lleva perdidos ante su público en todas las competiciones.
Los títulos del Valencia a lo largo de su historia se han basado mucho más en la consistencia, el orden y la imposibilidad del rival para superarlo que en la brillantez, los alardes y los partidos espectaculares.
En la actualidad, estos tres últimos factores no aparecen, lo que, en coincidencia con la falta de acierto en la retaguardia, han llegado al Valencia a una situación futbolística delicada, en la que las prestaciones de su juego, al menos en la Liga, están por debajo de lo que indica la clasificación.
El equipo está situado en puestos de Liga de Campeones y fuera de casa es muy efectivo, lo que supone una contradicción importante entre sus resultados y el juego que ofrece el Valencia en casa y a domicilio.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.