Este artículo se publicó hace 15 años.
"Uruguay estaba dentro del dormitorio de Onetti"
Dorothea Muhr. Viuda de Juan Carlos Onetti
Hace un siglo nacía el escritor y periodista uruguayo Juan Carlos Onetti, con quien Dorothea Muhr, conocida como Dolly, pasó 40 años de su vida. Se convirtió en su cuarta mujer, pero también en la persona que mejor conoce el universo de un autor del que aparecerán este año unas cuantas perlas desconocidas.
¿Cree que con la celebración del centenario del nacimiento de Onetti se va a poder dar a conocer su obra a nivel popular?
Exactamente. Yo estoy contentísima porque le va a elevar mucho. Además, el libro El viaje a la ficción, de Mario Vargas Llosa sobre Juan, que vende 50 veces más que él, ayudará a difundir su figura.
También se reedita en edición especial su obra de despedida, Cuando ya no importe.
Sí, pero yo quiero que se publique Confesiones de un lector, con los artículos periodísticos que escribió. Es la única obra de Juan que no está en las librerías.
¿Cuál cree que es el motivo por el que no es tan conocida su obra? Mario Vargas Llosa lo achacaba al pesimismo que la impregnaba, ¿tal vez a la gente no le guste leer cosas tristes?
Bueno, sí, claro. Juan es un escritor para poca gente y creo que cada vez para menos. Y no por la popularidad, sino por la cultura. La gente lee menos y lee cosas más básicas, más accesibles. Juan es difícil, sí, pero sus cuentos no lo son tanto.
Antonio Muñoz Molina decía que Onetti siempre ha manifestado una gran misericordia con sus personajes.
Sí. Juan decía: "No hay nadie que yo no pueda perdonar o entender". Y sus protagonistas favoritos son hombres sin moral como 'El Juntacadáveres' o 'El macró Larsen', o prostitutas. A través de tanto trabajar sus personajes siempre encontraba una razón para comprender a la gente. En Uruguay, cuando vinieron las prostitutas de París, Juan era joven todavía, pero ya estaba interesado. Iba al prostíbulo y cuando había un hueco las chicas le dejaban pasar, aunque no tenía nada para pagar. Pero en la descripción de Juan después de haber entrado la primera vez en ese mundo decía: "Yo volví a casa sin ninguna sensación de decepción porque yo sabía que eso no tenía nada que ver con el amor".
Este año ha fallecido precisamente Benedetti, paisano y gran amigo suyo...
Muy amigo, sí. Vivía muy cerca de nuestra casa en Montevideo, a cinco cuadras. Y como Juan nunca volvió a Montevideo y Mario sí, cuando venía Mario de Uruguay pasaba por casa. Le vi en Uruguay poco antes de morir.
Cuando se instauró la democracia, Onetti tampoco quiso regresar a Uruguay, ¿por qué?
No quiso ir por varias razones. Ya estaba muy instalado acá y se sentía viejo. Cuando le pidieron que hiciese un retrato de su cara él dijo: "No sé cómo es mi cara porque hace años que me afeito sin mirarme al espejo". Además era perezoso y odiaba el avión. Había muchas razones, pero realmente la verdadera la tiene él, no sé. De todas formas, Uruguay estaba dentro del dormitorio de Juan, recibía todos los diarios uruguayos y todos sus amigos uruguayos que pasaban por Madrid venían a casa; había un ambiente uruguayo total.
¿Cómo vivió la época en que estuvo encarcelado?
Con una angustia impresionante. Fue juez en un concurso en el que se premió un cuento que disgustó a la dictadura y llevaron a todo el jurado preso. Estuvo muy mal al principio, porque no podía dormir y no comía nada. Luego lo trasladaron a un psiquiátrico para locos, lo cual le divirtió mucho a Juan.
¿Se aconsejaban mutuamente en sus respectivas profesiones?
A mí me gustaba todo lo que hacía Juan y a Juan no le gustaba nada de lo que yo hacía (ríe). Ponía unas mantas para no escucharme tocando el violín, pero venía a los conciertos de la orquesta en la que tocaba y me hacía comentarios.
¿Se le hace duro contemplar de nuevo sus fotos y hablar de él?
Sí, este año voy a tener que ponerme la coraza, y eso que ya han pasado 15 años desde que Juan murió.
Aparece un relato inédito del escritorEl último número de la revista ‘Turia’ homenajea a Juan Carlos Onetti con la publicación de un relato inédito, ‘El último viernes’, que narra la historia del periodista Carner y de sus rutinarias visitas al policía Miller. Al parecer, Onetti lo escribió cuando vivía en Buenos Aires, a principios de los años cincuenta, y ha sido recuperado por su hija.
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