Ulises no quería irse

Una vez en Malta, en algún momento habrá que saltar al transbordador que sale del puerto de Cirkewwa hacia Gozo. Es poco menos de media hora de trayecto, pero da tiempo a pasar junto al islote de Comino -el tercero del archipiélago- y llegar a esta isla de nombre placentero.

El viaje vale la pena, porque nos lleva a un Mediterráneo que casi ha desaparecido. Todo Gozo está salpicado de colinas sobre las que hay pueblos rodeados de murallas y erizados de torres de iglesias. Las bandas de música toman las calles de Victoria o Xewkija a la menor ocasión, y parece que el tiempo pasa muy lentamente.

Hay historias sobre las iglesias de Gozo que reflejan algo del carácter maltés. La catedral de Victoria -un memorable cogollo urbano en el centro de la isla- no se pudo terminar por falta de fondos, así que el pintor italiano Antonio Manuele decoró el interior en un magnífico trompe l'oeil que simula una espléndida bóveda. Más tarde otros trabajos se financiaron con un premio de la lotería.

El caso de Xewkija es más chocante. Con sólo 3.000 habitantes, en 1952 inició la construcción de una reproducción de la veneciana Santa María della Sallute, sólo que más grande, con la tercera cúpula de Europa, superada únicamente por las de San Pedro en Roma y Hagia Sophia en Estambul. Hay que notar que la cuarta está en la isla de Malta y fue construida en 1860. Los de Gozo, tardaron menos de un siglo en superarlos.

Una tradición afirma que esta isla es la Ogigia de la Odisea, y cerca de Xaghra se localiza la cueva de Calypso, la hermosa ninfa que cautivó los sentidos de Ulises.

Si este pequeño país isleño abunda en espectaculares conjuntos de arte e historia (como La Valeta), hay un aliento mágico especial en los restos megalíticos. Son las estructuras construidas más antiguas del mundo, algunas levantadas hacia el 3600 a.C., unos 800 años antes que las pirámides de Egipto. En el centro de Gozo, Ggantija seduce con el reflejo de un tiempo inmemorial difícil de imaginar. Son la base de la civilización mediterránea, trabajos no olvidados en piedra blanca, como huesos blanqueados por el sol.

Contemplando estos bloques de muchos cientos de kilos, sólidos, rotundos, surgen las preguntas eternas. ¿Quién y cómo se levantaron? ¿Y por qué? Una leyenda afirma que Ggantija, la Torre de los Gigantes, no fue construida por hombres, sino por Samsuna, una amazona capaz de llevar los bloques sobre la cabeza después de tomar unas "judías mágicas". En Malta hubo un evidente culto prehistórico a la fecundidad y a la Madre Tierra, pero convive con la esencia de Ggantija, que parece ser un centro de sacrificios.

Los mitos florecen con vigor en Gozo. Una tradición afirma que esta isla es la Ogigia de la Odisea, y cerca de Xaghra se localiza la cueva de Calypso, la hermosa ninfa que cautivó los sentidos de Ulises. Desde la entrada de la cueva se domina la playa de Ramla, de arenas rojas, la mejor de la isla, que atrae con su ambiente relajado y solitario. Esta playa es un lugar apacible para descansar al sol, pero también uno de los pocos abrigos en este litoral de precipicios. Es, por tanto, el único lugar en donde Ulises habría podido echar el ancla. Hacia el oeste, la bahía de Dwejra se adorna con la llamada Ventana Azul, un arco de roca sobre el que baten las olas. ¿Soñaría Ulises desde este peñasco con la vuelta a Ítaca?

Si ya el ritmo de Malta puede ser descrito como lento, el de Gozo parece de otro tiempo. Hay algo de atractivo en vagar por una isla mediterránea tan tranquila, ajena a las prisas y los agobios. Pero hay que tener cuidado. Se cuenta que Ulises, seducido y embrujado, tardó siete años en levar anclas.

CÓMO IR
Vueling  y Ryanair ofrecen vuelos a Malta desde diferentes ciudades españolas. Hay conexiones en barco entre Malta y Gozo.

A PIE
Gozo es un buen lugar para descubrir a pie: las distancias cortas y la belleza del lugar lo aconsejan. Hay varios folletos explicativos de las mejores rutas.

GASTRONOMÍA
Su base son las frutas y verduras de temporada y la captura del día en las aguas del Mediterráneo. Hay detalles propios, como la proliferación de los pasteles: de anchoas, de espinacas con coliflor y pasas, de huevo con queso de cabra. El pastel más popular es el pastizzi, pequeño (cuatro bocados), quizá de origen turco y en forma de barca, con requesón y huevo o carne y guisantes, envuelto en un hojaldre crujiente. Otras especialidades: pulpos y calamares rellenos, kapunata (sopa con berenjenas) y conejo guisado con vino y especias. La pasta favorita son los ravjul, los ravioli, rellenos con requesón y perejil. Los vinos producidos en Gozo tienden a ser más fuertes que los de la isla de Malta.