Este artículo se publicó hace 11 años.
"Tenemos la cúspide de la pirámide podrida, habrá que limpiarla"
La cineasta presenta en la Berlinale 'Ayer no termina nunca', un trabajo que nace de la necesidad de hablar de la crisis protagonizado por Candela Peña y Javier Cámara
Es la sexta participación de Isabel Coixet en el Festival de Cine de Berlín, uno de los más prestigiosos del planeta. En esta 63 edición, la cineasta presenta en la Sección Panorama Special Ayer no termina nunca, una película que nació con cierta urgencia, la que provocó la imposibilidad de resistirse a contar lo que estaba pasando en la España de la crisis. Eso y Gif (Veneno), el texto de la dramaturga holandesa Lot Verkemans, fueron los motores de este filme, un trabajo de solo dos personajes -Candela Peña y Javier Cámara-, ambientado en el año 2017, en que las consecuencias de la situación de hoy se revelan devastadoras.
La cineasta, además, acude a Berlín como presidenta de la red europea EWA, una red de mujeres profesionales, que participa activamente en un encuentro histórico, el día 15, al que acudirán mujeres cineastas de todo el mundo y en el que se comenzará a trabajar en la elaboración de una agenda internacional para ir avanzando en la consecución de la igualdad en el cine y el audiovisual. "A este festival yo he ido muchas veces siendo la única directora en competición", dice Isabel Coixet, que sentencia: "Tenemos derecho a la misma atención y, sobre todo, tenemos derecho a ser escuchadas".
Tras el Festival de Berlín, la cineasta finalizará la posproducción de su filme más reciente, Panda Eyes, será protagonista de un ciclo en la Academia de Cine en marzo y competirá en el Festival de Málaga, que inaugura con Ayer no termina nunca, en abril, seis días antes del estreno de la película en salas.
¿La crisis que sufre España la ha empujado hacia una película de algún modo apresurada, urgente?
Sí. Yo salía de un impasse profesional largo. Había hecho documentales, mediometrajes, cortos... pero no había hecho un largometraje desde 2009 (Mapa de los sonidos de Tokio). Por otro lado, siempre he querido hacer una película con dos personajes, como las de Richard Linklater (Antes del atardecer, Antes del amanecer), pero no había encontrado el vehículo antes. Pero ahora vivimos en un momento en el que para muchos creadores es imposible sustraerse a lo que pasa, a los amigos que se están quedando en el paro, a las familias que son desahuciadas, a la gente que echan de los hospitales... Todo estaba y está ahí y cuando nació la idea de rodar la película, pensé en hacerla de manera concentrada y con dos actores.
En la película se lanza la idea de que la crisis no es solo esto y ahora, sino que puede derivar incluso en tragedias personales...
Lo que más me asusta de esta crisis es, como dice el personaje de Candela, que ha matado nuestros sueños, ya no hay sueños, están recortando nuestras ilusiones. La generación de jóvenes que apenas tiene expectativas... Ya sé que la ilusión es una cosa que está denostada, pero ¿cómo se vive sin sueños, sin expectativas? Y muchas de esas expectativas, aunque no todas, pasan por cuestiones económicas. No se puede contar una historia de hoy sin hacer relación a esto.
En momentos como éste, ¿es más evidente que el cine debe ser espejo de la realidad?
Yo creo que siempre he hecho películas que reflejan la realidad. Además, yo estoy siempre obsesionada con cosas como ¿de qué viven los personajes? También me lo pregunto en la vida, soy de una familia obrera y tengo esa mentalidad. En la película, él le pregunta a ella: "¿Y ahora qué haces?". Él viene de Alemania y piensa que la gente aquí sigue en sus antiguos trabajos, pero no. Y en el caso concreto de los traductores, han dejado de llamarles de un día para otro. Hay sectores que se han quedado en la calle. Todo lo que aparece en la película está contrastado, solo creo que me he quedado corta en una cosa...
¿En qué?
En el número de parados. En la película se habla de siete millones y ya vamos por seis... Creo que habrá muchos más.
Él se ha ido a Alemania y ella es la que se ha quedado aquí luchando...
Es que alguien tendrá que limpiar esto y no hablo de hacer grandes gestos, sino de gestos pequeños, de asociaciones, de barrios... Suena idealista, pero tenemos la cúspide de la pirámide podrida. Habrá que limpiarla.
Ayer no termina nunca es también una historia de reconciliación y de superación del dolor, ¿por qué una historia tan trágica?
Está dedicada a dos personas muy especiales en mi vida y para mí fue muy importante estar con una de ellas en el peor momento de su vida. Esas personas, los personajes, la única alternativa que tienen es hacer que el ayer tome un papel en sus vidas. Aunque quieras negar lo que ha pasado, las cosas siempre salen. No se puede huir.
Es su sexta participación en el Festival de Berlín, por las características de la película ¿es más interesante enseñarla ahora fuera de España?
Es interesante mostrar lo que pasa aquí y hacer comprender que somos seres humanos. Creo que la gente de todo el mundo puede identificarse con la pareja de la película y así, entender mejor lo que nos está pasando. Si no, solo se nos menciona en el extranjero en las portadas de los periódicos por alguna noticia de fútbol o por alguna desgracia. Por otro lado, mi intención es que la película se vea en cuantos más países del mundo, mejor. No está financiada por ninguna televisión, solo por mí, y yo quiero, no ganar dinero con ella, pero sí recuperar el dinero. Quiero vender la película.
Ahora usted es presidenta de la red europea EWA (mujeres cineastas) y en Berlín se va a celebrar una reunión histórica, mujeres cineastas de todo el mundo van a elaborar una agenda internacional para trabajar conjuntamente por la igualdad. ¿Cuál es la situación?
Desde EWA tenemos objetivos como conseguir visibilidad para las mujeres profesionales del cine y el audiovisual, trabajar para poder hablar de lo que nos importa en el cine... Es importante esta reunión en Berlín porque este año hay varias películas de directoras y hay mujeres importantes en el jurado. A este festival yo he ido muchas veces siendo la única directora en competición. No hablamos de cosas peregrinas. Que haya más mujeres en los jurados, por ejemplo. Tenemos derecho a la misma atención, a ser juzgadas por tribunales donde haya equidad y, sobre todo, tenemos derecho a ser escuchadas.
Ayer no termina nunca va a inaugurar el Festival de Málaga con ella y ha dicho que eso le hace incluso más ilusión, ¿por qué?
Es interesante estar en un festival que tiene eco y atraer a la más cantidad de gente posible. Yo soy muy práctica para estas cosas. Por mi naturaleza me escondería después de terminar una película y me pondría a pensar en otra, pero hay que hacer promoción, venderla... Málaga me hace ilusión y más con una película española, así callaré la boca a los que han estado dando la lata y preguntando que cuándo iba a hacer una película española.
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