Este artículo se publicó hace 15 años.
Suu Kyi "tranquila" antes del veredicto que se teme prolongará su cautividad
La líder del movimiento demócrata birmano, Aung San Suu Kyi, aguarda hoy tranquila y tras los muros de la prisión de máxima seguridad Insein, el veredicto del juicio que sus seguidores temen suponga la prolongación de su cautiverio.
El juicio a Suu Kyi, la Nobel de la Paz que se ha convertido en la mayor pesadilla de la Junta Militar, quedó visto para sentencia el pasado martes después del oscuro proceso llevado a cabo por el tribunal especial en el interior del complejo penitenciario.
"Aung San Suu Kyi está tranquila y centrada en el veredicto" dijo Nyan Win, uno de los abogados que la han defendido y portavoz de la Liga Nacional por la Democracia (LND).
Suu Kyi, de 64 años, está confinada en un edificio de dos plantas de Insein equipado con un aparato de aire-acondicionado y un refrigerador en el que guarda algunas de las provisiones que le envían seguidores, y cada mañana recibe la edición del diario "Nueva Luz de Myanmar", órgano de propaganda del régimen militar.
"Si el veredicto del tribunal es de culpabilidad, apelaremos", apuntó el letrado.
La Junta Militar, por medio de un editorial publicado hoy por el periódico estatal, advirtió a la población de que no tolerará ningún acto de incitación a la protesta contra el veredicto, y recordó que las personas que cumplen penas de prisión "no tienen derecho a votar ni a presentarse como candidatos en unas elecciones".
La jefa de la LND, detenida por vez primera en 1989 y quien ya ha pasado 14 de los últimos 20 años en cautividad, ha sido juzgada por infringir la orden de arresto domiciliario que cumplía desde hacía casi seis años y que le prohibía todo contacto con el exterior.
En el caso de que sea declarada culpable, Suu Kyi puede ser condenada a una pena de hasta cinco años de cárcel, con lo cual tendrá prohibida su participación en las elecciones legislativas que los generales planean celebrar en 2010.
Con Suu Kyi, también ha sido juzgado el estadounidense John Willian Yettaw, el intruso que ella cobijó después de que cruzara a nado el lago que da a la parte posterior de la casa y se colara en el interior por el jardín sorteando la vigilancia de los agentes que custodian el perímetro de la vivienda
Durante el juicio, Yettaw dijo que una visión de que la Nobel de Paz podía ser asesinada, le llevó a nadar hasta su residencia con la intención de advertirla del peligro.
La comunidad internacional ha calificado el juicio de farsa y aumentado la presión sobre el régimen que preside el general Than Shwe, para que ponga en libertad a Suu Kyi y a cerca de otros 2.100 presos políticos.
Los abogados de la líder de la LND argumentaron en el juicio que la ley aducida para acusar a su cliente, dejó de tener validez al entrar en vigor la Constitución aprobada el pasado año mediante referéndum, y sostuvieron que la responsabilidad de la acción cometida por el estadounidense recaía sobre los agentes que tenían la misión de vigilar la casa.
"El guión del juicio se escribió por completo y el veredicto está decidido desde que comenzó", denunció Zin Linn, ex preso político y portavoz de la oposición birmana en el exilio.
Aunque los seguidores de la LND aguardan con impaciencia el fallo, pocos observadores creen que un veredicto de culpabilidad desate protestas similares a las ocurridas en 2007, cuando la subida del precio de los alimentos básicos y combustibles desató multitudinarias manifestaciones encabezadas por monjes budistas.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, abandonó malhumorado este mes Birmania (Myanmar) cuando el general Than Shwe rechazó su petición para reunirse con Suu Kyi.
"Than Shwe espera también con impaciencia el veredicto del juicio para marginar por completo a Suu Kyi y la LND, antes de anunciar el próximo paso de su plan de cara a las elecciones", señaló el portavoz de la oposición en el exilio.
La LND, con Suu Kyi al frente, ganó por amplia mayoría las elecciones legislativas celebradas en 1990, y cuyos resultados nunca han sido reconocidos por los generales.
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