Entrevista a Javier Cámara"El sexo es una cosa fundamentalmente química, que igual que viene, se va"
Madrid-
El actor, que acaba de recibir la Espiga de Oro de la Seminci, interpreta a un cínico burgués en Sentimental, la nueva película de Ces Gay, mientras espera el estreno de El olvido que seremos, donde da vida al pandemista colombiano Héctor Abad Gómez.
"Hoy, o reflexionas o te explota la cabeza". Javier Cámara, como la inmensa mayoría de seres humanos del planeta, ha vivido confinado en su casa con su familia y ha dedicado buena parte de su tiempo a deliberar consigo mismo. Del encierro ha salido cargado de energía –ha viajado en veinte días por tres países y diez ciudades distintas–, consciente de la obligación de visibilizar la cultura y hasta las cejas de la verborrea de los políticos que nos han caído en suerte.
Ahora está a punto de estrenar en cines Sentimental, la nueva película de Cesc Gay –una adaptación de la propia obra de teatro del cineasta–, donde interpreta a Julio, un tipo que se esconde tras su cinismo para no hacer frente a la grave crisis que vive su matrimonio. Su mujer, Ana, ha invitado a los vecinos de arriba, una pareja que les desvela por las noche con sus fiestas sexuales y que, una vez instalados en el salón de Julio, les proponen hacer una cama redonda. Alberto San Juan, Griselda Siciliani y Belén Cuesta completan el reparto de esta comedia coral. Un poco de humor para envolver un retrato muy actual de la hipocresía y de la poca voluntad de convivencia que mostramos.
¿Usted cree que en este país tenemos más o menos naturalizado el sexo?
Creo que corre el rumor de que la gente es muy feliz sexualmente. Las parejas se estancan por eso. La pareja de la película está viviendo una crisis gorda, pero su problema no es solo el sexo, en una pareja hay que quererse, aguantarse... Y a estos les llega ese tsunami de los vecinos de arriba y, claro, la comparación es odiosa. Creo que hay una sublimación del sexo en esta sociedad. Me parece que es una cosa fundamentalmente química que igual que viene, se va.
Hablar de sexo provoca incomodidad en mucha gente, su personaje no se altera, ¿eso habla bien o mal de él?
Yo creo que, como su santa esposa, él también se siente incómodo, pero es un tipo que no quiere que nadie le vea sus heridas y se ha parapetado en sus relaciones. Utiliza el sarcasmo como forma de defensa. Su esposa está en el proceso de tomar decisiones y él, no. Está viviendo un drama.
La película son cuatro personajes, vecinos, en un piso. Se parece mucho a lo que estamos viviendo...
Vivimos una época en la que no hacen falta películas para reflexionar sobre eso. Es como aquella película de Jonás Trueba, Todas las canciones hablan de mí. Estamos hipersensibilizados, cada uno consigo mismo, ahora o reflexionas o te explota la cabeza. Porque nos caen constantemente bombas informativas y hay una verborrea... a mí me echa para atrás. En este momento debería primar el silencio.
Y ¿qué ha reflexionado usted?
Lo evidente, que habría que empatizar un poco más. La gente está muy nerviosa, hay muchos negocios que se están cerrando, la salud... es un momento muy difícil y todos caemos en lo mismo. Siempre hay alguien que dice: "Joder, es que la gente es la hostia". No, la gente también eres tú, soy yo. No vale eso de que todos lo están haciendo mal, menos yo. Esto es una cosa que le pasa a mi personaje. El otro día fuimos a pasear al Retiro y estaba lleno y todos decíamos, así nos van a confinar, pero claro es que somos muchos en Madrid... y una señora sin la mascarilla, pero es que hay que comprender, se la escapaba el bebé o el perro y no podía respirar... Hay una falta de comprensión grande en este momento de dificultad. Los actores nos dedicamos a eso, muchas veces nos ponemos en la piel de personajes complejos y diferentes y esa es una manera de encontrarte a ti mismo.
Hablando de personajes diferentes, su Juan Carrasco, de 'Vamos Juan', ese político sin escrúpulos, ¿qué haría ahora, lo que hace Ayuso o lo contrario?
Sin duda, sacaría rédito de todo esto e intentaría colocarse en mejor posición. Es peripatético, que también hay políticos peripatéticos en España hoy. Se ponen la capa de Superman y es todo mentira. No paran de hablar, no se paran a pensar, tienen que decir todo el rato lo contrario del otro... y la población lo que quiere es que se sienten a hablar y que se dé voz a los científicos y a los expertos economistas...
Eso me lleva a otro personaje que ha interpretado, el del doctor Héctor Abad Gómez, de 'El olvido que seremos', la película que ha rodado con Trueba en Colombia...
Sí, esa película la hicimos hace año y medio, ahora con la pandemia, es brutal. Héctor Abad Gómez era un pandemista que trabajaba para la Organización Mundial de la Salud y que solo buscaba y hacía el bien común. Fue asesinado de forma salvaje. Todo eso coge otro sentido con la pandemia. Estoy orgulloso de este trabajo, además me bendijo su hijo, Héctor Abad Faciolince (autor del libro en que se basa la película). Las películas siempre surgen de una necesidad, si con todo el tiempo y el trabajo que suponen, consigues que el mensaje llegue al público, es algo mágico. Es como Los viajes de Sullivan (Preston Sturges, 1941) o Chaplin haciendo reír a la gente en la cárcel. Cuando hacíamos 7 vidas era un trabajo durísimo, pero luego ibas por la calle y se acercaba alguien y te decía que le habías alegrado el domingo. Ojalá suceda algo parecido con Sentimental y con El olvido que seremos.
Con ésta última, se recupera del olvido a un personaje importante, ¿son nuestros nuevos héroes?
Sí, es que los héroes no son los que van vestidos con capa, son las personas que hacen el bien a los demás. Ya hemos hecho muchas películas de malos, vamos a hacer ahora películas de buenos. A mí los malos ya me cansan.
¿Tiene que ver nuestra madurez, o lo contrario, política con los tabúes que aún mantenemos, como el sexo, el dinero que ganamos...?
Sí, son tabúes de una sociedad católica, en la que sentimos culpa de que nos vaya bien. Eso a nivel dramático nos alimenta mucho, claro. Pero en otras sociedades no pasa. En EEUU lo primero que te preguntan es cuánto ganas. Tenemos una democracia muy joven, otros países tienen un organigrama que les funciona muy bien. Acaban de votar en Chile un cambio de la Constitución que redactaron con Pinochet, aquí se habla de cambiar la Constitución y nos duele el alma, cuando en realidad hay un clamor popular por los cambios y que sean más rápidos.
Le han concedido una Espiga de Oro en la Seminci...
Estoy muy feliz. Llevo tres países y diez ciudades en veinte días, pero quería ir a Valladolid...
Además de a usted, le viene bien a la Cultura, hay que darle visibilidad, que el sector lo está pasando muy mal. ¿Cree que es la obligación de los profesionales de la Cultura hoy?
Creo que todos estamos remando en la misma dirección, es verdad que unos más que otros. En el sector los mínimos ya los teníamos, estábamos bajo mínimos ya antes, pero hoy hay mucha gente que lo está pasando muy mal y no hablo de los rostros conocidos, pero los técnicos... Vivimos un momento de una dificultad extrema, pero con un talento desbordante. Creo que en la Cultura la gente que está trabajando se sabe privilegiada y de los que trabajan, pocos se quejan. Hay una gran conciencia y a mí me emociona ese do de pecho del oficio.
Me da la sensación de que usted no se parece mucho al personaje que interpreta en 'Sentimental'.
Es, creo, uno de los personajes más lejanos a mí de todos los que he interpretado, sobre todo por el sarcasmo, aunque Cesc Gay me decía que yo era así. A veces saco también mi armas de defensa y suelto algunas...
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