Este artículo se publicó hace 15 años.
Rusia pide a sus vecinos que no reinterpreten la II GM
El presidente ruso, Dmitry Medvedev, dijo el martes que Rusia debería resistir los intentos de algunos de sus antiguos vecinos soviéticos de "falsificar" la Segunda Guerra Mundial al subestimar el papel de Moscú en la derrota de Hitler.
"Deberíamos ser más duros al defender nuestras posiciones, decirles a nuestros socios la auténtica verdad sobre las falsificaciones de la historia, la glorificación de los criminales nazis en los estados vecinos", dijo en una reunión con responsables gubernamentales.
"No hay espacio para sutilezas diplomáticas. Quiero que el Ministerio de Exteriores asuma una postura más agresiva", añadió.
Medvedev se encontraba en San Petersburgo para las celebraciones del 65 aniversario del fin del asedio nazi de 900 días a la segunda ciudad rusa, conocida entonces como Leningrado.
Los historiadores dicen que hasta un millón de personas murieron en el asedio, la mayoría de hambre, mientras las fuerzas nazis deliberadamente bombardearon los almacenes de comida en su intento de que la ciudad se rindiera.
El colapso de la Unión Soviética en 1991 ocasionó importantes divisiones en la sociedad rusa, pero el papel del Ejército Rojo en la derrota de los alemanes sigue siendo uno de los pocos elementos integradores en la turbulenta historia rusa.
Medvedev, en el poder desde el pasado mayo, se enfrenta a una aguda crisis económica y necesita estabilidad frente a los apuros. Los recuerdos de la guerra, dijo en la reunión, podrían ser un elemento de consolidación.
"El legado de la victoria no es sólo historia, es un poderoso recurso para desarrollar más el Estado", dijo.
Medvedev indicó que Rusia aún tiene aún que calcular si la última estimación de 27 millones de rusos muertos es adecuada. El número de fallecidos en casi la mitad de las nueve millones de fosas comunes rusas es aún desconocido.
ESTADOS BÁLTICOS Y UCRANIA
Los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial están siendo ampliamente debatidos en varios países ex soviéticos, especialmente Ucrania y los bálticos Letonia, Estonia y Lituania.
Rusia considera este debate un intento de sus vecinos por distanciarse de Moscú.
"Vemos distorsiones de la verdad sobre la guerra, sobre la contribución decisiva del Ejército Rojo a la derrota del nazismo y la liberación de Europa", dijo Medvedev. "Nuestra labor es hacer frente a esas falsificaciones".
Los países bálticos, anexionados por Moscú después de la Segunda Guerra Mundial, consideran el conflicto como una lucha de dos regímenes totalitarios en el que los países pequeños tuvieron que sobrevivir.
Los veteranos que combatieron en las divisiones bálticas de las Waffen SS de los nazis son aún homenajeados como héroes nacionales..
Mostrando los diferentes puntos de vista de la historia, Estonia trasladó un monumento del Ejército Rojo del centro de la capital a su cementerio militar, generando el enfado de Moscú.
Los dirigentes prooccidentales ucranianos han pedido el reconocimiento legal del Ejército Insurgente ucraniano, que sumó 40.000 hombres y que combatió tanto con las fuerzas nazis como con las soviéticas, con grupos aislados resistiendo el poder del Kremlin hasta bien entrados los 50.
Las asociaciones de veteranos soviéticos se oponen fieramente a tal reconocimiento.
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