Este artículo se publicó hace 14 años.
El rumor hace la ronda nocturna
Los vecinos y la Policía organizan patrullas por las calles al anochecer por temor a posibles saqueos
Al caer la noche, el barrio de La Viña se queda desierto. Los militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME) apagan sus máquinas. Los bomberos bajan de sus grúas y todos se van. Los vecinos se retiran al refugio que han encontrado. Pero algunos se quedan, han oído que está habiendo robos y se han organizado para patrullar entre las ruinas de sus casas. Temen que alguien se lleve sus cosas.
Los primeros en comenzar la ronda son Manolo y su hijo. Ellos se encargarán de vigilar las calles desde la Carretera de Granada hacia el norte del barrio hasta los dos de la mañana. Son seis calles y están muy afectadas. "Nos organizamos entre los vecinos y noso-tros nos presentamos voluntarios para ser los primeros", comenta Manolo por la tarde.En corrillo, varios aseguran que la misma noche del terremoto un vecino sorprendió a dos jóvenes entrando en una casa que no era la suya. Dicen que el vecino es Pepe, El Torero. Pero nadie puede dar con él para que corrobore esta versión.
Los residentes pasean por parejas y se relevan cada dos horas
El relevo de Manolo lo protagonizan Pedro Piña, de 61 años, y su cuñado Antonio Jiménez, de 66 años. Antonio, trabajaba para el ayuntamiento como instalador eléctrico hasta que se jubiló. "Hacemos rondas de dos horas, nosotros estaremos hasta las cuatro", explica mientras pasean por las oscuras calles, sólo alumbrados por alguna que otra farola que queda en pie.
Pedro se ha pasado toda la vida como dinamitero, de cuando se usaba dinamita para abrir el hueco para levantar una casa. "Esto no se puede comparar con lo que hacíamos nosotros. Para dejar un edificio así, habría que poner una tonelada de dinamita por edificio", comenta. No llevan armas. "No podemos llevar armamento", explica. Y, ¿si hay un encontronazo? "Llevamos el móvil y llamamos a la Policía", aclara su cuñado.
Al poco pasa una patrulla de la policía local, que se detiene a preguntar si ha habido novedad. "Pasan cada media hora", afirman los mayores. Poco después le toca el turno a la Policía Nacional y, tras ellos, una de la Guardia Civil. Incluso, un Jeep de la Policía Militar de la UME hace acto de presencia. La noche discurre tranquila, mientras los dos cuñados hablan de sus recuerdos y de la situación de sus familias. A Antonio le descorazona la pregunta que le hizo su nieto ayer. "Está acostumbrado a que los mayores siempre le demos respuestas, pero cuando me preguntó qué era un terremoto y porqué no podía volver a su casa, no supe que responderle", explica.
Los agentes y la Delegación del Gobierno niegan que haya robos
Un albañil y un militarA ellos, a su vez, les relevan Juan Campos, un albañil en paro, y Chema, un militar que fue el que tuvo la idea de las rondas. Gracias a ellos, Pepe, El Torero, da por fin señales de vida. En realidad se llama José López y es subalterno en una cuadrilla. Va camino de Zújar, en Granada, a una corrida. "Hay que ganar dinero", explica por teléfono. Según relata, en la noche del miércoles sorprendió a dos jóvenes en una casa vecina, les increpó y se enfrentaron: "Me dieron con un palo y yo me exalté y solté un puñetazo". López y dos amigos retuvieron a los chicos hasta que llegó la policía local que, según dice, se los llevaron.
La detención no pudo ser confirmada. En la Policía Local aclaran que ellos tienen obligación de entregar a los detenidos a la Nacional. Pero esta no confirma la entrada en sus calabozos. En la calle, los agentes que patrullan niegan que esté habiendo robos. "Son los rumores norma-les en una situación como esta", explica uno de ellos. La Delegación del Gobierno también ha negado los saqueos. Los vecinos, en todo caso, piensan volver a hacer rondas. Incluso, se han apuntado más voluntarios a la lista.
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