Rubalcaba y la estrategia de Bambi

Le llamaron Bambi por su tibieza frente al Gobierno que, entonces, estaba en manos de José María Aznar. Pero el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero salió airoso de sus cuatro años como líder de la oposición "útil y responsable". Entre 2000 y 2004 el entonces secretario general del PSOE tendió la mano al Ejecutivo en asuntos económicos, pero también contribuyó al consenso en materia antiterrorista o a la hora de reformar la Justicia.  

Al final de ese ciclo, en noviembre de 2003, cuando anunció que dejaba de lado esa oposición "tranquila" para poner en marcha el "cambio responsable" que inició su camino a la Presidencia a la que accedió cuatro meses más tarde, Zapatero había conseguido apaciguar las tensiones internas de su partido. Un PSOE que tres años antes debatía en su 35 Congreso federal entre la elección de cuatro diferentes candidatos a la secretaría general, herederos de otras tantas corrientes internas de diferente recorrido dentro del socialismo español.

Hoy el PSOE vuelve a estar en la oposición tras la mayor debacle de su historia en las elecciones generales del pasado 20 de noviembre . Y su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, también ha optado por esa oposición responsable que cuajó en las filas socialistas cuando las lideraba Zapatero. "Una oposición útil para los ciudadanos que significa acordar, discrepar y confrontar", afirmó el ahora secretario general unos días después de ser elegido en su cargo, el pasado febrero, en el 38 Congreso de los socialistas.

¿En la senda correcta?

Su estrategia ha supuesto "discrepar y confrontar" respecto a los ajustes  y los recortes del Estado del bienestar que ha aplicado el Gobierno en su plan para salir de la crisis, pero "acordar" importantes decisiones económicas como el pacto fiscal, la nacionalización de Bankia y, sobre todo, en el establecimiento de una posición común del Ejecutivo y del principal partido de la oposición de cara a a las instituciones europeas.

Siete meses después de la llegada de Rajoy a La Moncloa, la dirección federal del PSOE sigue creyendo estar en la senda correcta. Rubalcaba se siente, además, respaldado por los suyos al no percibir una oposición interna clara capaz de hacerle sombra en el corto plazo. Pero, a diferencia de lo que le sucedió a Zapatero en su primera etapa al frente de los socialistas, ahora sí trata de hacerse hueco una corriente que reclama más dureza al secretario general de los socialistas.

Le piden un nuevo rumbo para que el PSOE se convierta en "la alternativa real" al PP. El secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, es el que menos tapujos ha tenido en mostrar públicamente sus discrepancias con Rubalcaba . Pero también han reclamado más dureza a su secretario general otros destacados miembros del partido en diferentes reuniones a puerta cerrada. Así quedó de manifiesto, por ejemplo, a finales de mayo, cuando diferentes diputados socialistas -entre ellos quien en febrero trató de disputarle la dirección del partido, Carme Chacón- reclamaron a Rubalcaba que fuera más exigente con el Ejecutivo por su gestión de la crisis de Bankia. 

De gestionar beneficios a repartir costes

La misma estrategia, la de Zapatero y Rubalcaba, llega en contextos sociales y políticos bien diferenciados y provoca reacciones distintas. A juicio de Cristina Ares, profesora de Ciencia Política de la Universidad de Santiago de Compostela, resulta "difícil" para muchos socialistas que su líder respalde al Gobierno en algunas de sus políticas económicas cuando, a diferencia de lo que ocurría entre 2000 y 2004, años de bonanza económica, "ya no se trata de gestionar para repartir beneficios, sino para asumir los costes".

Pero, en su opinión, en la postura del sector crítico del PSOE también pesa "la oposición irresponsable" que practicaron el ahora presidente del Gobierno y su partido, el PP, en los últimos años de Zapatero en La Moncloa. "Muchos miembros del partido ven que la estrategia dio resultados positivos al PP, y les duele que Rubalcaba no intente hacer lo mismo para tratar de recuperar la confianza ciudadana", añade.

Ignacio Urquizu, analista de la fundación Alternativas que está a punto de realizar un estudio detallado de las estrategias de oposición de los diferentes partidos en Europa, no ve tantas diferencias entre el escenario actual y al que se enfrentó el expresidente. "Hubo gente dentro del PSOE que también fue muy dura con Zapatero por su oposición responsable", sostiene. Y defiende la postura de Rubalcaba, porque "tiene poco margen de maniobra".

La economía, en el centro de la actualidad

"Es muy reciente su salida del poder y no resultaría creíble que defendiera según qué posturas", señala. Además, recuerda que los socialistas "pueden ser alternativa de Gobierno" en poco tiempo, por lo que no considera adecuado ni inteligente que el PSOE se muestre a favor de ciertas políticas de choque que no van a poder poner en marcha una vez que recuperen el poder, poniendo en marcha, así, un ejercicio de coherencia. 

Urquizu considera que al PSOE "no le viene mal hablar de economía", protagonista absoluto de la actualidad, ya que por el contexto actual, los socialistas tienen la oportunidad de desmitificar al PP como "un gran gestor económico", ya que "los hechos están demostrando todo lo contrario". Por el contrario, el profesor de Ciencia Política de la UNED, Jaime Pastor, considera que el hecho de que la economía lo ocupe todo perjudica a Rubalcaba a la hora de "diferenciarse" del PP respecto a sus políticas económicas. 

En su opinión, si Zapatero consiguió apaciguar a quienes le pedían más dureza con Aznar fue porque, a pesar de su sintonía sobre los asuntos económicos, el expresidente socialista supo mantener "un discurso propio y diferenciado" en otros asuntos políticos. "Practicó una oposición útil, pero supo sacar partido a su oposición a la guerra de Irak o a su postura respecto a diferentes asuntos sociales o territoriales", apunta.