Este artículo se publicó hace 16 años.
Rodin ensalza el erotismo y la sexualidad en "El cuerpo desnudo"
Mujeres desnudas, peinándose, con las piernas abiertas, tocándose, exhibiéndose, protagonistas de escenas lésbicas, forman el universo de los dibujos de Auguste Rodin que se muestran en la exposición "El cuerpo desnudo" junto a una selección de importantes esculturas, entre ellas "Manos de amantes" o el yeso de "El beso".
Las salas de exposiciones de la Fundación Mapfre se abren hasta el 6 de julio para acoger una de las exposiciones más importantes de las dedicadas a la obra del artista francés, en la que por primera vez han viajado muchas de las obras cedidas por el Museo Rodin de París, con el que la Fundación ya colaboró en la muestra sobre Camille Claudel.
La exposición plantea dos recorridos, dos historias diferentes pero conectadas que relatan cómo el gran artista transformó la representación del cuerpo humano. Uno de los discursos es el que componen los 90 dibujos y el otro esta formado por 33 esculturas.
Junto al impresionante yeso de "El beso" o "El ídolo eterno", que subrayan la importancia del deseo sexual en la obra de Rodin, se exhiben otras como "Iris, mensajera de los dioses" o "Mujer en cuclillas", en las que el artista refleja posturas tradicionalmente consideradas obscenas, mostrando abiertamente el sexto femenino.
Aunque escasamente representado, el cuerpo masculino también tiene su espacio, como la escultura "La edad de Bronce", con la que se inicia una muestra en la que se pueden contemplar "La avaricia y la lujuria", "Balzac", "Torso de Adèle", "Andromeda", "La Danaide", "Bacantes abrazándose" o "Mujeres perdidas".
Sí todas estas obras muestran las diferentes facetas a través de las que Rodin expresa su fascinación por el cuerpo desnudo, en sus dibujos se manifiesta como un artista obsesionado, que dibuja sin parar.
Observa a las modelos que pasean desnudas por su taller, les pide que se muevan libremente hasta que descubre una pose especial. Las detiene y las plasma rápidamente en el papel sin quitar los ojos de la mujer. En una fase posterior retoca los dibujos con aguada de acuarela.
Rodin no dibuja como si sus obras fueran bocetos, sino que concibe sus dibujos como obras independientes. Es uno de los grandes dibujantes del momento que transmite sobre el papel que la realidad no es algo estático sino con movimiento.
Para Pablo Jiménez, director del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre, en la exposición se muestra "lo esencial de Rodin, que consiste en presentar de una nueva manera el cuerpo desnudo", revolucionando esta forma de presentación.
"Rodin es sin duda el gran renovador del cambio de siglo. Retoma la tradición de la escultura y la lleva al siglo XX. Hace el papel de equilibrio entre tradición y apertura a la modernidad. Su obra provoca un gran impacto". Es una figura clave en la transformación del arte y ello por su nueva manera de ver el cuerpo desnudo. Lo hace más verdadero, más real.
En el cambio de siglo, en los años de Freud o Kleen, en que se produce el escalofrío erótico y la sociedad está contaminada de ese erotismo, Rodin muestra a una mujer con sexo que se transforma respecto al arquetipo del romanticismo.
"Tiene un talento especial para transmitir la sexualidad, la belleza y la sensualidad. En sus esculturas no necesita llegar a escenas explícitas para transmitir lo sexual", comentó Jiménez que agradeció los importantes prestamos realizados por el Museo Rodin, entre los que se encuentran obras de gran fragilidad.
El Museo Rodin cuenta en sus fondos con más de 7.000 láminas que proceden directamente del estudio del artista. "Se trata de una colección con gran diversidad de temas y de formas de dibujar", informó el director del museo parisino Dominique Vieville.
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