Este artículo se publicó hace 12 años.
El rey mostró "simpatía" por los golpistas del 23-F
Un cable del embajador alemán en Madrid en 1981 revela las impresiones del monarca tras la asonada
Afirmaba el escritor Javier Cercas, en una entrevista con Público hace justo un año, que la conducta del rey antes del golpe de Estado del 23-F “no fue en absoluto ejemplar”, que “cometió errores, frivolidades, irresponsabilidades”. Decía eso quien se zambulló en la historia y la intrahistoria de la asonada militar y quien la desmenuzó en el libro Anatomía de un instante (Mondadori, 2009).
Pero Cercas, y con él la historiografía reciente, quizá se quedaron cortos en sus apreciaciones sobre el papel del monarca aquel infausto 23-F. Porque Juan Carlos "no mostró ni repulsa ni indignación" frente a los golpistas, "es más, mostró comprensión, cuando no simpatía". Tal fue la versión que trasladó el entonces embajador de Alemania en Madrid, Lothar Lahn. Unas palabras "casi de disculpa" del rey hacia los sublevados que el diplomático recabó en una reunión con el jefe del Estado en el palacio de la Zarzuela la noche del 26 de marzo de 1981.
Juan Carlos creía que los sublevados sólo "habían querido lo mejor"
Esa entrevista quedó consignada en el despacho 524 que Lahn envió al Gobierno federal de Bonn, que presidía el socialdemócrata Helmut Schmidt. Ese cable, junto con otros documentos de la época, acaba de ser desclasificado por el Ministerio de Exteriores germano. Y ayer, extractos del mismo fueron publicados por primera vez por la revista Der Spiegel.
Según el informe de Lahn, el rey poco menos que exculpó a los golpistas: "Los cabecillas sólo pretendían lo que todos deseábamos. Concretamente, el restablecimiento de la disciplina, el orden, la seguridad y la tranquilidad". El monarca le explicó que el responsable último del pronunciamiento era Adolfo Suárez, a quien afeaba "despreciar" al Ejército. En varias ocasiones, le había aconsejado al presidente del Gobierno que "tuviera en cuenta las peticiones de los militares, hasta que estos decidieron actuar por su cuenta". Sí era conocido el distanciamiento entre Suárez y el rey por aquellas fechas, pero no que le cargara el muerto de la sublevación.
La credibilidad de LahnEl jefe del Estado señaló a Suárez como culpable último de la rebelión
Juan Carlos expresó a Lahn que trataría de mediar ante el Gobierno y los tribunales militares para que a los implicados "no les ocurriese demasiado", ya que sólo "habían querido lo mejor". ¿Era el rey "en secreto el reaccionario para el que le había educado Franco?", inquiere el semanario alemán.
El rey también habló sobre su amigo Alfonso Armada, secretario de su Casa de 1965 a 1977, segundo jefe del Estado Mayor el 23-F y considerado muñidor intelectual del golpe. Lahn relató que el monarca se sintió "decepcionado" por la posición del general, por haber aprovechado su amistad para convencer a los conjurados de que actuaba con su complicidad. Por último, Juan Carlos le subrayó al diplomático que el 23-F "debería olvidarse lo antes posible". Un episodio semejante, le aseguró, no se iba a repetir.
Der Spiegel explica que el reporte de Lahn goza de credibilidad, pues era visto por sus colegas como un diplomático prestigioso, fiable. ¿Y por qué el rey se abrió así a él? La revista conjetura que pudo deberse a su voluntad de pasar página y de ayudar a que España ganase peso internacional, en especial ante Alemania, socio clave para lograr la integración en la UE y la OTAN. No hay forma de recabar el testimonio de Lahn. Embajador de la República Federal Alemana en España entre 1977 y 1982, murió en 1994. En el momento de su cita con Juan Carlos tenía 59 años.
Las revelaciones del despacho 524 son "muy importantes" a juicio del historiador de la Universidad de Zaragoza Julián Casanova, consultado por Der Spiegel. Porque algunos archivos siguen clasificados en España y porque hasta ahora nunca había habido una confirmación tan clara "de que el joven rey no era el mismo demócrata que es ahora".
UN PAPEL "YA CONSOLIDADO POR LA HISTORIA"Versión de la Zarzuela: “La participación y actuación del rey en defensa de la democracia y la Constitución aquel 23-F está fuera de toda duda para los españoles y la comunidad internacional. Su papel ya está consolidado por la historia”. Poco más. Dado que la reunión entre Lothar Lahn y el rey fue una “conversación privada”, no hay registro de ella. “No se levanta acta de este tipo de encuentros”. La Casa Real entiende que lo revelado ayer por Der Spiegel es “una especie de Wikileaks”. “Lahn envía una interpretación de una entrevista. No sabemos si rectificó, si luego mandó otros cables”, explicó un portavoz a Público.
La Corona estima que el 23-F es más territorio de “historiadores” que de la actualidad, y que la historia ya sentenció. ‘Der Spiegel’ sí dice que probablemente el canciller Schmidt no tuvo en cuenta el informe de Lahn, pues semanas después habló del “papel extraordinario” del rey en la derrota del golpe.
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