Al Qaeda reaparece con retraso

El 'número dos' de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, ha criticado la elección de Mahmud Abás como líder del movimiento palestino Al Fatah, además de advertir al presidente de EEUU, Barack Obama, sobre "la próxima guerra". El vídeo para recordar el octavo aniversario de los atentados del 11-S en EEUU, estaba destinado a aparecer en los foros islamistas de Internet el pasado día 11, pero estos foros no funcionaron.

Al Zawahiri censura con firmeza la decisión de mantener a Abás al frente de Al Fatah en el congreso de agosto pasado.  Su elección demuestra "la tendencia pan-arabista de renunciar a los derechos palestinos y aceptar la hegemonía estadounidense", asegura. Para el lugarteniente de Osama bin Laden, los líderes árabes, incluso aquellos que tradicionalmente cerraban filas en torno a la causa palestina, han acabado por traicionarla y plegarse a los intereses regionales de Estados Unidos.

"Se han convertido en seguidores de las políticas de la hegemonía norteamericana por aceptar las condiciones de la dominación de EEUU sobre el mundo bajo el pretexto de resoluciones internacionales", afirma Al Zawahiri en la grabación, de 106 minutos.

El "número dos" de Al Qaeda, que aparece sobre un fondo oscuro indeterminado, mientras que en sus últimos mensajes se presentaba delante de una estantería, también se dirige al presidente de EEUU. A Obama le advierte de que "la próxima guerra" no será como la de Vietnam o la de Irak porque en esta ocasión está liderada por yihadistas que terminarán por "romper la espalda" de EEUU.

El vídeo incluye también comentarios del militante estadounidense de Al Qaeda Adam Ghada, también conocido como Azzam Alamriki.

Aparentemente, el vídeo estaba programado para que se difundiera con el aniversario del 11-S, pero en esa fecha y en las siguientes los foros de internet "yihadistas" no funcionaron por razones desconocidas. Al comienzo de la grabación aparece una foto de Sayed Quotob, uno de los líderes más famosos del grupo egipcio los Hermanos Musulmanes, que fue ahorcado a mediados de los años sesenta por el entonces presidente egipcio, Gamal Abdel al Naser.