El príncipe Guillermo de Inglaterra insiste en vivir en una casa de campo en Gales en lugar de en la base de la Royal Air Force en Anglesey para poder pasar más tiempo junto a su novia, Kate Middleton, y sus amigos.

Así lo informa hoy el dominical The Sunday Times, según el cual esa decisión del segundo en la línea de sucesión del trono le costará al erario público casi 1.7 millones de euros en protección extra.

Una unidad especial de 15 agentes armados de la policía de Gales del Norte se encargará de la protección del príncipe las veinticuatro horas del día durante los tres años que dure su formación como piloto de helicóptero.

Esos 1.7 millones anuales se suman al gasto que supone normalmente la protección del nieto de Isabel II, a cargo de agentes de Scotland Yard, que le acompañan en todos sus viajes.

Durante sus tres años de formación, Guillermo sólo pernoctará en la base cuando esté de servicio en operaciones de búsqueda y rescate.

El periódico se muestra crítico con ese capricho del príncipe al señalar que las restricciones económicas del Gobierno han obligado a la policía de Gales del Norte a reducir su presupuesto en la misma cantidad que ahora se gastará en esa protección especial del príncipe.

Así cita a Dai Davies, ex jefe de la división de Scotland Yard encargada de la seguridad de la familia real, según el cual difícilmente puede justificarse ese deseo del príncipe.

"¿Por qué no vive en la base? Su decisión de vivir en una casa aislada en una remota zona rural presenta un auténtico reto desde el punto de vista de la seguridad", criticó Davies.

Tampoco está de acuerdo el diputado conservador Patrick Mercer, ex presidente del comité de antiterrorismo de la Cámara de los Comunes, según el cual "es una decisión extravagante. El príncipe sabe que es un objetivo terrorista y la base le ofrecería la necesaria protección".