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El parricida de Elche afirma que mató a su familia porque el pecado le alcanzó

EFE

El hombre acusado de asesinar a su mujer y sus dos hijos, de seis y dos años, mientras dormían en el interior de la vivienda familiar, en Elche, ha afirmado hoy en el juicio que los mató porque "el pecado" le "alcanzó", y ha subrayado que su acción "no tiene motivo ni justificación".

El procesado, J.M.M.N., ha declarado hoy en la primera sesión del juicio por esta causa que se celebra en la Sección Séptima de la Audiencia de Alicante, con sede en Elche, y que continuará mañana con la comparecencia de peritos y testigos.

La Fiscalía, la acusación particular que representa a la familia de las víctimas y la acción popular que actúa en nombre de la Asociación de Mujeres Vecinales de Elche piden una condena de 60 años de prisión para el acusado y consideran que "conocía y comprendía plenamente el alcance de su actuación".

El acusado, que ha cambiado su aspecto físico y se ha dejado una poblada barba, ha precisado que actuó por "vergüenza" al haber recaído en el consumo de las drogas y el alcohol, a los que estuvo enganchado durante cinco años.

La defensa pide la libre absolución o una condena "mínima" al aplicar la eximente de enajenación mental transitoria, por entender que su cliente sufrió un transtorno que le hizo "no entender ni comprender" lo que estaba haciendo.

Según los escritos de las acusaciones y la defensa, los hechos ocurrieron en la madrugada del 13 de abril de 2005 cuando el procesado acudió a su casa, ubicada en la calle Pablo Picasso de Elche, con un vehículo de la empresa en la que trabajaba tras haber consumido, al parecer, alcohol y un gramo de cocaína.

Subió a la vivienda con una maza y se dirigió a la habitación de matrimonio en la que se encontraban durmiendo su mujer y su hijo mayor, en la cama, y el pequeño, en una cuna, a quienes golpeó hasta causarles la muerte.

Lavó la maza en la ducha del baño, comprobó que su ropa no estaba "excesivamente manchada", se perfumó con colonia y fue al encuentro de dos compañeros que le esperaban en las proximidades del domicilio y quienes desconocían lo ocurrido.

A continuación, los tres se dirigieron a un club de alterne, donde el acusado mantuvo relaciones sexuales, tras lo cual hizo varios desplazamientos por el municipio hasta llegar a la pedanía ilicitana de Torrellano, donde fue identificado y detenido por la Policía cuando iba a comprarse unos zapatos en una tienda.

Tanto el fiscal como los distintos letrados han insistido en que el objetivo del juicio, que se celebra con jurado, no es determinar la autoría del acusado, que reconoce los hechos, sino su responsabilidad, que se basa en si "sabía lo que hacía y quería hacerlo".

A preguntas de la Fiscalía, J.M.M.N. ha relatado ante el tribunal que aquella noche ingirió grandes cantidades de alcohol y varias dosis de cocaína que provocaron que su cabeza "no estuviera en su sitio" y que no fuera él mismo ni tampoco responsable de sus actos.

"El diablo obraba en mí. Entré en la habitación y aquella cabeza pensó: antes de que se despierten, ella me dijo que prefería morir durmiendo, es un favor lo que hago", ha indicado el acusado, quien ha añadido que no actuaba él "sino el pecado" y que no hay "motivo ni justificación para ese pecado".

Preguntado si golpeó primero a su mujer porque podría haberse despertado y defendido, ha alegado que "aunque se hubieran despertado mil Teresas -nombre de la víctima-, no habrían acabado con la bestia".

"Aquella noche pensaba acabar con todo el pueblo", ha asegurado el presunto parricida, quien ha reconocido que agredió también a un amigo con el que fue a un club de alterne tras los hechos porque "aquella mente pensó: mato a éstos y les robo también".

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