Este artículo se publicó hace 15 años.
El opositor Lobo gana unas polémicas elecciones en Honduras
El hacendado Porfirio Lobo ganó el domingo las elecciones presidenciales de Honduras, celebradas cinco meses después de un golpe de Estado en un proceso tachado de ilegítimo por gran parte de Latinoamérica pero avalado por Washington.
Lobo, un diputado de 61 años del derechista y opositor Partido Nacional, obtenía un 55,9 por ciento de los votos, frente a un 38,09 por ciento de Elvin Santos, del Partido Liberal, cuando habían sido computados más de la mitad de los 2,59 millones de sufragios, dijo el Tribunal Supremo Electoral citando datos preliminares.
"Sin temor a las amenazas, sin dejarse llevar por negros presagios, hoy Honduras ha decidido su propio futuro para terminar de una vez por todas con la crisis que tanto nos ha afectado y que tanto daño ha hecho a los mas necesitados", dijo Lobo ante sus simpatizantes después de proclamarse vencedor.
Santos admitió su derrota en las elecciones y ofreció su colaboración al mandatario electo.
"Los hondureños han decidido elegir a don Porfirio Lobo Sosa como su próximo presidente, sólo nos resta acatar esa voluntad", señaló el liberal.
Lobo deberá tomar las riendas de un país dividido al que la mayoría de la comunidad internacional le dio la espalda tras el golpe que derrocó en junio al presidente Manuel Zelaya.
su mayor socio comercial - se mostró dispuesto a reconocer al ganador, naciones como Brasil, Argentina y Venezuela aseguraron que no avalarán al vencedor porque sería respaldar a los líderes del golpe.
El tribunal electoral dijo que las elecciones tuvieron una participación mayor a las de 2005.
"Esto muestra que dada la oportunidad de expresarse, los hondureños han visto las elecciones como una parte importante de la solución a la crisis política en su país", dijo el portavoz del Departamento de estado norteamericano Ian Kelly en un comunicado.
"Pepe" Lobo evitó aludir a la crisis política en su campaña, que giró en torno al combate al crimen y la mejora en los salarios, pero el domingo exhortó a entablar un diálogo.
"No es tiempo ya de mas divisiones, es hora de sumar y multiplicar. Dejemos ya las diferencias, vamos adelantes todos juntos por Honduras", sostuvo.
Decenas de sus partidarios salieron a las calles con las banderas azules y blancas del partido haciendo sonar las bocinas de sus coches.
Honduras quedó dividida cuando Zelaya fue expulsado del poder por sus supuestos intentos de abrir camino a su reelección, influido según sus opositores de derecha por su aliado izquierdista, el presidente venezolano Hugo Chávez.
"Va a ser un líder muy débil sin reconocimiento del pueblo y de la mayor parte de los países que cuestionan estas elecciones", dijo Zelaya a Reuters antes de que se divulgaran los resultados.
Zelaya, que sigue refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa desde el 21 de septiembre bajo amenaza de ser arrestado por violar la Constitución si sale de la sede, afirmó que no aceptará su restitución para terminar su mandato a finales de enero después de las elecciones y pidió que se anulen.
Lobo, por su parte, dijo que su restitución la debe decidir el Congreso.
RECHAZO DE A. LATINA, BENDICION DE EEUU
El golpe provocó manifestaciones, atentados menores y la condena de casi toda la comunidad internacional, que durante meses intentó sin éxito convencer al Gobierno de facto de restituir a Zelaya para dar legitimidad a los comicios.
"No se cuál fue el resultado de Honduras aún, pero el hecho concreto de que los golpistas no permitieron volver al presidente (Zelaya) para continuar el proceso electoral es una señal muy peligrosa y muy delicada", dijo el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, desde Portugal, poco antes de que se conocieran los sondeos a pie de urna.
Lula insistió en que no avalará los comicios: "No es posible aceptar un golpe, sea militar, civil o disfrazado".
El Gobierno de facto apuesta por las elecciones para dejar atrás la crisis desatada por el golpe que derrocó a Zelaya y pide el reconocimiento de los resultados.
Estados Unidos condenó el golpe, pero después suavizó su postura, lo que despertó críticas regionales contra el presidente Barack Obama, que busca mejorar lazos con América Latina pero se arriesga a quedar aislado con su postura.
Para el presidente de Venezuela, el proceso fue una "farsa".
"No puede tener otro nombre que farsa, lo que a todas luces es la segunda etapa de un golpe de Estado", escribió Chávez en una columna de opinión publicada el domingo.
El reconocimiento internacional es clave para Honduras, uno de los países más pobres de América, para acceder a decenas de millones de dólares de asistencia de organismos multilaterales, columna vertebral de sus planes sociales.
El próximo Gobierno tendrá que remontar una economía hecha trizas primero por el impacto de la crisis global originada en Estados Unidos y luego por la crisis política, que provocó la cancelación casi total de la ayuda internacional.
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