Este artículo se publicó hace 16 años.
Olmert, aliviado y al borde de las lágrimas tras conocer el informe Winograd
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, respiró aliviado y casi rompió a llorar anoche al conocer el contenido del informe Winograd que evita reprocharle directamente los errores de la gestión de la guerra del Líbano en 2006, según declaraciones de sus asesores y testigos a los medios locales.
"Como alguien que ha estado junto a Olmert en estos momentos difíciles, puedo decir que está de lo más aliviado por el hecho de que ya no quepan más dudas" sobre su labor durante la contienda, declaró al diario "Yediot Aharonot" el secretario de su gabinete, Oved Yehezkel.
Yehezkel subrayó, no obstante, la "gran diferencia" que existe entre aliviado y "contento".
Olmert reaccionó, según varios presentes, con alivio pero sin alborozo a la conferencia de prensa en la que el juez Eliahu Winograd leyó un resumen de las conclusiones de las más de 600 páginas del documento sobre la contienda contra la milicia libanesa de Hizbulá.
Según los asistentes, Olmert confesó a sus colaboradores que ponen fin al "estigma moral" que pesaba sobre él desde que el pasado abril se publicara el más duro informe preliminar sobre su papel en el conflicto.
El jefe de Gobierno estuvo entonces al borde de la dimisión tras ser considerado uno de los tres responsables del "fracaso" de la guerra, que se cobró la vida de más de mil libaneses, en su mayoría civiles, y de 163 israelíes, desde que el 12 de julio de 2006 Hizbulá capturara dos soldados israelíes.
Olmert estuvo "a punto de romper a llorar" cuando el juez leyó los capítulos sobre la operación terrestre a gran escala lanzada por Israel en el sur del Líbano el 9 de agosto, pocos días antes del fin de la confrontación, conforme a los testigos.
Esta controvertida decisión fue calificada ayer por Winograd de "acertada", pese a que "no lograse sus objetivos militares" ni ayudase a Israel en el ámbito diplomático.
Olmert también tuvo tiempo para el enfado, según uno de sus asesores, al que lanzó una indignada perorata contra algunos "hijos de...".
"La gente puede llegar a ser muy hija de... Alguien dijo a los medios de comunicación que habíamos abierto botellas de champán cuando (Winograd) acabó de hablar", indicó.
"Un primer ministro de Israel, que está leyendo un informe sobre una guerra dura, con bajas, con fallos (...), está abriendo botellas de champán. Es simplemente rastrero, muy rastrero", señaló.
Como primera tarea después de hojear el informe Olmert dijo a sus colaboradores: "Bueno, chicos, hay mucho por hacer. Es hora de volver al trabajo".
La frase puede ser interpretada tanto como de prisa por aplicar las recomendaciones indicadas en el informe para corregir los "graves errores" cometidos en los "ámbitos político y militar" durante la contienda con la milicia libanesa de Hizbulá como un reconocimiento de que había salvado la cabeza, que no obstante sigue pidiendo la oposición de derechas y de izquierdas.
El ministro de Defensa y líder laborista, Ehud Barak, quien prometió el pasado año abandonar la coalición gubernamental tras la publicación del informe, reconoció a sus confidentes que el documento final es "suave".
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