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Obama promete poner fin a la "cómoda relación" entre las petroleras y los reguladores

EFE

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió hoy poner fin a la "cómoda relación" existente hasta ahora entre las empresas petroleras y los organismos oficiales encargados de supervisarlas.

Obama se reunió hoy con el equipo gubernamental que se enfrenta al derrame de crudo en el Golfo de México, tras lo cual compareció ante los medios en la Rosaleda de la Casa Blanca.

El presidente estadounidense claramente enojado, advirtió que la situación puede convertirse en "catastrófica" y se declaró "airado y frustrado" por el comportamiento de las compañías petroleras.

En concreto, se refirió a las recientes comparecencias de las petroleras implicadas en el caso (British Petroleum (BP), Transocean y Halliburton) para declarar sobre el derrame en el Congreso, algo que calificó de "espectáculo ridículo".

"No toleraré más irresponsabilidad o que se sigan echando la culpa unos a otros", declaró el mandatario, que subrayó que "bastante culpa hay para repartir".

Así, indicó que el Gobierno también comparte parte de la culpa en el desastre por haber tolerado durante demasiado tiempo la "cómoda relación" entre las petroleras y los organismos reguladores.

Esa relación, indicó, permitió que se emitieran licencias a las petroleras sin las salvaguardas necesarias, y basándose tan sólo en las promesas de las compañías de utilizar métodos seguros.

A partir de ahora, aseguró, la norma para emitir las licencias de perforación será "confiar pero comprobar".

"He visto con mis propios ojos la ira y la frustración de nuestros conciudadanos en la costa" del Golfo afectada por el derrame, que visitó el pasado día 2. "Déjenme decirles que es una ira y una frustración que comparto como presidente", subrayó.

Obama indicó que ahora mismo la prioridad principal es taponar el escape que se produce a más de 1.500 metros de profundidad.

Según los científicos gubernamentales, el derrame causado tras la explosión y hundimiento de la plataforma "Deepwater Horizon", explotada por BP, vierte al mar cerca de 5.000 barriles de petróleo al día, aunque algunos medios han apuntado que la cifra puede ser muy superior.

El comandante del Servicio de Guardacostas Thad Allen indicó hoy en una rueda de prensa que se trata de "un acontecimiento sin precedentes". El crudo, al manar, se extiende por una zona muy amplia y "no hay acceso humano posible al punto en que brota", por encontrarse a demasiada profundidad, explicó Allen.

Ante el fracaso hasta el momento de todos los intentos por taponar el pozo averiado, BP intenta ahora conectar, mediante robots submarinos, un tubo que permita trasvasar el crudo a un buque petrolero en la superficie del mar.

En sus declaraciones hoy, Obama admitió que no se conoce con seguridad cuánto crudo mana diariamente del pozo, pero subrayó que el Gobierno está preparado para enfrentarse a "una situación catastrófica" si se llega a ello.

Si fracasan los intentos actuales, podría tardarse hasta noventa días en perforar una nueva abertura al pozo, que supondría la solución definitiva.

El presidente estadounidense insistió en que resolver la situación requiere "esfuerzos incansables", a la vista de la "devastación potencial" que podría ocurrir si el crudo continúa fluyendo sin freno.

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