Este artículo se publicó hace 15 años.
Obama defiende la reforma sanitaria como central para la recuperación económica
La reforma del sistema de salud público en Estados Unidos es "central" para que la economía del país pueda recuperarse de la crisis que vive, aseguró hoy el presidente Barack Obama.
Obama ofreció hoy una rueda de prensa en horario de máxima audiencia para defender la necesidad de esta reforma, una de sus principales promesas de campaña y cuyo respaldo ha disminuido gradualmente entre el público y el Congreso, encargado de aprobarla.
Tras heredar la peor crisis económica en más de 50 años, "hemos conseguido evitar lo peor" pero "aún queda mucho por hacer", y dado el alto coste del sistema de salud, "la reforma sanitaria es central en este esfuerzo", explicó el presidente, quien en los últimos diez días ha comparecido en otras tantas ocasiones para defender en público la necesidad de la medida.
Los cerca de 48 millones de estadounidenses que carecen de cobertura sanitaria "están esperando nuestro liderazgo, y no debemos defraudarles. Aprobaremos una reforma que rebaje los costes, aumente las opciones y aporte una cobertura fiable. Y lo haremos este año", señaló Obama.
El presidente estadounidense se ha fijado como plazo agosto para contar con un proyecto de ley de reforma aceptable. En la actualidad, tres comités en el Congreso manejan sendos borradores, cada uno con propuestas distintas, y su armonización parece aún lejana.
Obama defendió la imposición de un plazo al considerar que, "de otro modo, las cosas se van quedando sin hacer".
Uno de los principales argumentos empleados contra la medida es el coste, que algunos analistas han valorado en cerca de un billón de dólares y que los críticos de la reforma creen que puede repercutir muy negativamente en un déficit presupuestario que este mes ya ha superado a su vez el billón de dólares.
Obama quiso atajar esos miedos al asegurar que "la reforma del sistema sanitario no engordará" el déficit "en los próximos diez años.
Según explicó, "dos tercios del coste de la reforma se pueden costear redistribuyendo dinero que simplemente se desperdicia en programas de salud federales".
Si no se acomete la reforma y se controla el gasto sanitario -la principal partida en el déficit federal, según apuntó- "no seremos capaces de controlar nuestro déficit".
"Si no reformamos el sistema, el coste para ustedes seguirá multiplicándose. Si no actuamos, 14.000 estadounidenses perderán su seguro médico cada día. Estas son las consecuencias de no actuar", sostuvo.
El presidente estadounidense tiene previsto continuar su campaña en favor de la reforma sanitaria mañana en una visita a Cleveland, donde visitará un centro médico.
El agrio debate y los escasos progresos en torno a la medida han afectado la popularidad del presidente estadounidense, que superaba el 70 por ciento tras su investidura el pasado enero.
Una encuesta que publicaba hoy el diario USA Today muestra que la aceptación del presidente se encuentra en el 55 por ciento, mientras que la desaprobación ha subido 16 puntos porcentuales y llega ya al 41 por ciento.
La encuesta pone de relieve que tan sólo un 44 por ciento de los estadounidenses apoya los esfuerzos del presidente en favor de la reforma. Un 50 por ciento está en contra.
Estos sondeos parecen haber dado alas a la oposición republicana, que por primera vez desde que perdió la Casa Blanca en las elecciones del pasado noviembre se encuentra con un mensaje que encuentra eco entre el público.
Un senador republicano, Jim DeMint, llegó a afirmar esta semana que si conseguían frenar los esfuerzos de Obama en pro de la reforma, sería "su Waterloo", en alusión a la batalla que derrotó definitivamente al emperador francés Napoleón.
Por su parte, el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, considerado un posible candidato republicano para las elecciones de 2012, publicó en el diario The Wall Street Journal que tal y como está concebida, la reforma podría provocar la quiebra de empresas médicas, lo que perjudicaría la salud de la economía en general.
Pero incluso entre los republicanos parece haber divisiones. El gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, expresó su apoyo a los esfuerzos de Obama, al considerar que es "intolerable que haya 48 millones de personas sin seguro médico en este país".
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