Este artículo se publicó hace 16 años.
Los nipones necesitarán una tarjeta electrónica hasta para fumar
Una nueva tarjeta llega estos días a la cartera de los japoneses, la TASPO, un mecanismo diseñado para evitar que los niños compren tabaco en las numerosas máquinas expendedoras del tercer país consumidor de cigarrillos del mundo.
A partir de este mes, los adultos nipones que adquieran un paquete de cigarrillos de una de las 520.000 máquinas expendedoras distribuidas por el país deberán disponer de esa tarjeta electrónica, que la máquina leerá mediante sensores con sólo acercarla.
La TASPO incluirá la foto y los datos identificativos del fumador y, además, podrá recargarse con dinero para comprar tabaco en las omnipresentes máquinas expendedoras, una de las señas de identidad del paisaje urbano de Japón.
El novedoso sistema diseñado por las autoridades japonesas pretende impedir que los menores de edad tengan acceso libre al tabaco y se aficionen desde muy pronto a fumar, un hábito que comparten 27 millones de nipones.
Para el mes de julio, se prevé que esta tarjeta esté implantada en todo el territorio de Japón, el tercer mayor consumidor de cigarrillos del mundo después de Estados Unidos y China.
Este es además uno de los países donde los fumadores consumen un mayor número de cigarrillos, con una media anual de 7.623 -es decir, más de veinte al día-, algo que se relaciona en parte con el bajo precio de las cajetillas, que no llega a los dos euros.
Aunque Japón está reduciendo progresivamente su permisividad hacia el tabaco, aún se puede fumar en gran parte de los espacios públicos como en los restaurantes, donde pocas veces hay una zona reservada para no fumadores.
De hecho, sólo hay una ciudad japonesa en la que no se puede practicar ese hábito en los taxis, Nagoya, algo bien diferente a lo que sucede en otros países industrializados, donde el consumo de tabaco en lugares públicos se limita cada vez más.
No obstante, en los últimos tiempos Japón ha comenzado también a restringir el consumo de tabaco y ya no se permite fumar en barrios enteros de Tokio y de otras ciudades como Kioto o Nagoya.
Ahora el Gobierno japonés ha dado un paso más para dificultar el acceso al tabaco, con la distribución desde este mes de esos verificadores de edad en las máquinas de tabaco.
Una de las características de Japón es la variedad y cantidad (5,5 millones) de máquinas expendedoras, algunas de las cuales hasta contienen un Desfibrilador Externo Automático (DEA) para intentar detener paradas cardiorrespiratorias, aunque la mayoría son de refrescos y de tabaco.
El Instituto de Tabaco de Japón (TIOJ), la Federación de Estancos Japonesa (JTF) y la Asociación de Fabricantes de Máquinas Expendedoras de Tabaco (JVMA) han comenzado estos días una campaña por distintos lugares del país para explicar el nuevo sistema, en la que es la campaña más extensa llevada a cabo hasta ahora conjuntamente por esos tres organismos.
En el Tokyo Midtown, un exclusivo centro comercial de la capital japonesa, eran muchos los curiosos que estos días se acercaban a preguntar por el nuevo sistema y que solicitaban la TASPO.
Se trata de una tarjeta más que viene a engrosar las abultadas carteras niponas, similar a la PASMO que se utiliza en todo el transporte público en Tokio.
Para disponer de ella, los japoneses, acostumbrados a todo tipo de trámites, deben rellenar una solicitud junto con una foto y presentar documentos que acrediten que superan la mayoría de edad, 20 años en Japón. En dos semanas recibirán la TASPO.
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