Este artículo se publicó hace 12 años.
Los niños que crecen en tambos tendrían menos alergias: estudio
Por Kerry Grens
Un estudio de Europa revelaque los niños que crecen en granjas y tienen contacto con lasvacas y su leche son menos propensos a tener alergias y asma quelos chicos que viven cerca, pero no en una granja.
Esto permite identificar, por lo menos parcialmente, qué eslo que protegería del asma y las alergias a algunos niños quecrecen en zonas rurales.
"La naturaleza nos está enseñando algo", dijo el doctorJames Gern, especialista en alergias infantiles de la Facultadde Medicina de la University of Wisconsin, en Madison, quien noparticipó del estudio.
"La gente creció con animales y en el campo durante siglosy, quizás, nuestro sistema inmunológico está adaptado parafuncionar normalmente en ese ambiente", agregó.
Los autores entrevistaron a los padres de unos 80.000 niñoscriados en zonas rurales de Alemania, Suiza y Austria.
Más de 9.600 niños crecieron en una granja, 18.000 niñosvisitaban las granjas de otras personas y 52.000 nunca habíanido a una granja.
En esas regiones, las granjas son familiares y a menudoincluyen una gran variedad de plantas y animales, a diferenciade los criaderos de Estados Unidos, según explicó Sabina Illi,autora principal del estudio, del Grupo de Investigación de Asmay Alergias de la Universidad de Múnich, en Alemania.
El 11 por ciento de los niños criados en granjas eraasmático, comparado con el 16 por ciento de los chicos que lasvisitaban y el 18 por ciento de los que nunca las habíanvisitado.
Para la rinitis alérgica, las cifras fueron,respectivamente, del 5, el 11 y el 15 por ciento. Y lassibilancias y el eccema también fueron menos frecuentes en losniños criados en granjas que en los otros dos grupos, segúnpublica el equipo en Journal of Allergy and Clinical Immunology.
Para determinar cuál podría ser el factor asociado con esaprotección en el ambiente rural, el equipo entrevistó a unsubgrupo de padres.
Tener contacto con vacas y paja y beber leche ordeñadaestuvo asociado con un 21-26 por ciento menos riesgo dedesarrollar asma que en los niños sin esas exposiciones.
Los pequeños que tenían contacto con vacas y bebían su lechetenían menos probabilidad también de desarrollar rinitisalérgica.
Para Illi, es posible que ni las vacas ni la paja provoquenesta reducción del riesgo, pero sí podrían ser los microbioscercanos.
Este y otros estudios sugieren que "la exposición a losmicrobios no patogénicos sería una parte importante de laeducación del sistema inmunológico", dijo Gern.
El experto consideró que la relación entre la paja y el asmapodría indicar que la exposición a ciertas plantas tambiénbeneficia a los niños, pero indicó que el contacto con lasvacas, su leche y la paja sólo explicaría la mitad del efectoprotector identificado.
FUENTE: Journal of Allergy and Clinical Immunology, online23 de abril del 2012
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