Este artículo se publicó hace 15 años.
Un motín pone a prueba la democracia bengalí
Los sublevados se rinden en el segundo día de la revuelta
Un motín de guardias fronterizos en Bangladesh ha amenazado a la frágil democracia bengalí, en manos de la primera ministra, Sheik Hasina, desde hace tan sólo dos meses.
Los guardias depusieron ayer sus armas tras una revuelta iniciada el miércoles en Dhaka que se extendió en cuestión de horas por todo el país.
Los guardias demandaban mejoras salariales y más vacaciones
"Todas las tropas rebeldes han rendido sus armas y el proceso ha acabado", afirmó el portavoz de la primera ministra sobre el motín de la unidad paramilitar del Ejército.
La rendición se produjo después de que tanques del Ejército rodearan el cuartel general de la unidad amotinada Bangladesh Rifles (BDR) en la capital bengalí y Hasina amenazara a los rebeldes de una posible represalia.
La primera ministra, quien se comprometió el miércoles a conceder una amnistía a los sublevados y a atender sus mejoras salariales, también exigió a las tropas rebeldes fuera de la capital que depusieran sus armas.
Los combates entre el Ejército y los amotinados dejan 50 muertos
La rendición no llegó sin víctimas: 50 personas, la mayoría soldados sublevados, perdieron la vida en los dos días de enfrentamientos contra las tropas leales al Gobierno de Hasina.
En un primer momento se especuló que la rebelión había estado fomentada por la oposición. Sin embargo, las causas de la revuelta cambiaron por completo cuando trascendieron las demandas de los amotinados.
Los 42.000 hombres que componen el BDR se quejaban de su baja remuneración salarial, de la prohibición de participar en las lucrativas misiones de paz de Naciones Unidas y se mostraban en desacuerdo con el sistema de mando actual, según el cual los paramilitares están subordinados a oficiales del Ejército. Los portavoces de los sublevados pidieron también dinero para dietas y vacaciones adicionales y subrayaron que todas estas demandas han sido ignoradas sistemáticamente por el mando central.
Al margen de los motivos económicos, el motín ha sido visto también como la primera crisis del Gobierno de Hasina tras dos años de estado de excepción. "Bangladesh se encuentra en un momento muy frágil y la revuelta puede ser un factor de desestabilización", recuerda el ex general A. N. Murizzan, director del Instituto de Estudios de Paz y Seguridad de Dacca.
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