Este artículo se publicó hace 12 años.
El MoMA de Nueva York dedica una retrospectiva a la irreverente Cindy Sherman
Las irreverentes fotografías que Cindy Sherman ha ido tomando en las últimas tres décadas, en las que con la ayuda de pelucas, disfraces, maquillaje o incluso prótesis se transforma a sí misma en inquietantes personajes, centran desde el domingo una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
"Retratándose como una mujer de carrera o una rubia platino, una víctima de la moda o un payaso, una aristócrata francesa o una señora mayor de la alta sociedad, durante 35 años esta incansablemente aventurera ha creado un elocuente cuerpo de trabajo que resuena profundamente en nuestra cultura visual", dijo la comisaria de la exposición, Eva Respini, en un comunicado.
La muestra explora a través de 170 imágenes la carrera de Sherman (Nueva Jersey, 1954) desde sus inicios a mediados de los años 70 hasta la actualidad, durante la cual siempre ha tratado explorar la construcción de la identidad, la naturaleza de la representación y el arte de la fotografía, según el museo.
Para ello, la artista se transforma para sus instantáneas en un sinfín de provocativos personajes para cuya composición asume ella sola los papeles de fotógrafa, modelo, directora de arte, maquilladora, peluquera y estilista.
La exposición explora por ejemplo el trabajo de Sherman centrado en la industria de la moda y en su interés por "la construcción de la feminidad", imágenes que ilustran "no sólo su fascinación con las fotografías de la moda sino también una postura crítica sobre lo que representan", según el museo.
Otra de las galerías de la retrospectiva contiene todas las fotografías que componen la emblemática serie "Untitled Film Stills" que tomó hacia finales de los 70, casi un centenar de imágenes en blanco y negro en las que aparece retratada como una "pinup" de Hollywood en sets de películas que nunca existieron.
La muestra también reúne las fotografías que realizó la artista para la revista Artforum a principios de los 80, en las que asume a la vez los papeles de fotógrafo y musa, todas ellas envueltas en ambientes que pide prestados del barroco, el renacimiento, el rococó o el neoclasicismo.
En sus imágenes, Sherman se convierte en hombres, en Madonna, en prostitutas o en payasos, lo que consigue gracias a múltiples accesorios que pasan por elaborados disfraces, grandes cantidades de maquillaje o hasta prótesis para hacer más voluminosas diferentes partes de su cuerpo.
La retrospectiva, que se podrá ver hasta el próximo 11 de junio, también contiene las instantáneas más recientes de la artista, como la serie de retratos de mujeres mayores de la alta sociedad, de 2008, que estudia la lucha de esas mujeres por mantener los "imposibles estándares de belleza de nuestros tiempos".
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