Este artículo se publicó hace 15 años.
Molina Foix rueda "Dios de Madera", una fábula sobre la adaptación a la inmigración
El escritor y director de cine Vicente Molina Foix rueda en Valencia su segunda película, "Un Dios de Madera", una "fábula" sobre el proceso de adaptación "cotidiana" al "nuevo orden" social generado por la inmigración, que cuenta con un reparto encabezado por Marisa Paredes.
El rodaje ha sido presentado hoy en rueda de prensa por los actores y el director y autor del guión, quien ha escogido esta ciudad como escenario por el "contraste" entre sus espacios decadentes y modernos, dualidad que también refleja la relación de amor entre sus dos personajes principales.
La película narra la historia de Yao (Madamy Diocou), un joven senegalés que llega a España junto al marroquí Rachid (Soufiane Ouaarab) y trabaja de forma ilegal como vendedor del "top manta".
Yao se instala en casa de Róber (Nao Albert), novio de Rachid e hijo de María Luisa (Marisa Paredes), una mujer de fuertes convicciones católicas treinta años mayor que él con quien inicia una relación amorosa.
El personaje de Marisa Paredes es el "espejo de la fábula" que el director emplea para tratar de definir la "transformación cotidiana" que generado la inmigración en la sociedad española, donde se confrontan una "vieja civilización modernizada y un mundo nuevo deseoso de mejorar su vida", ha explicado el director.
El rodaje cuenta con un "importante" componente de realismo, ya que, según ha revelado el realizador, Diocou es un inmigrante senegalés que llegó en patera a España hace cinco años y que fue "descubierto" para esta película mientras vendía bolsos en la Plaza Cataluña de Barcelona.
"Cuando acabe la película volveré a mi trabajo en el top manta", ha reconocido el actor, quien no sabía quien era Marisa Paredes antes de ser escogido para protagonizar este proyecto, en el que se interpreta "a sí mismo", ha precisado el director.
Frente a esta realidad, la actriz española encarna a una burguesa "encerrada en un mundo de convencionalismos", que vive "la vida que siente que tiene que vivir" y que no acepta la homosexualidad de su hijo, ha explicado Paredes.
Poco a poco se enamora de Yao y ambos comienzan una historia de amor que le llevará a enfrentarse "a todos" para defender esa relación.
Según Molina Foix, esta película no es un "alegato social", sino un reflejo del "nuevo orden que representa la inmigración en nuestra vida", la llegada de personas con diferentes costumbres y "el proceso de tener que cambiar la mirada, hacia el rechazo o el amor".
"Es una fábula de atracciones y miradas hacia los mapas de la piel", ha añadido el director de la película, quien ha dejado "el cómodo mundo de la literatura" para experimentar "la vida" que le dan los personajes de la historia.
El guión surge de un relato de diez páginas que él mismo escribió hace años llamado "Satsuma", que también narra la relación entre una viuda burguesa y un inmigrante en un edificio que comparte con su hijo.
La base es la misma "pero todo lo demás es nuevo", porque la sociedad y el fenómeno migratorio "han evolucionado" desde entonces, ha señalado el escritor.
Respecto a Valencia, ciudad donde transcurre la trama, el director asegura que lo tuvo "claro", porque se trata de una película "urbana" que requería de un "espacio hermoso y desgastado por el tiempo" que ofreciera además un contraste a través de la arquitectura moderna.
"Además, Valencia es una ciudad que no aparece demasiado en el cine y que no había tenido su merecido. Me apetecía mucho", ha concluido.
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