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Un millar de 'sin papeles' entran en España cada día por los aeropuertos

El aeropuerto de Barajas es la gran puerta de entrada a los extranjeros que quieren quedarse aquí. La Policía ha advertido en los últimos meses un aumento de la llegada de brasileños y pakistaníes

SUSANA HIDALGO

El  mexicano Miguel Vázquez Mundo, de 27 años, descolgaba el jueves pasado el teléfono que comunica con el exterior una de las salas de inadmitidos del aeropuerto de Madrid-Barajas, el limbo al que son destinados los inmigrantes que no pasan el filtro policial antes de ser deportados a sus países. “¡Sí, estamos aquí,  yo llevo dos días! Hay muchos brasileños, y también ecuatorianos, nigerianos... y una chica de unos 20 años con un bebé...¡La gente no para de llorar!” . Para un momento y se le oye preguntar: “Eh, ¿cuántos somos?”. “¡Ochenta, ochenta!”, se escuchan voces de fondo.

Miguel Vázquez no pasó el control porque, según él, pretende estudiar en la Universidad de Almería “un postgrado de producción vegetal en cultivos protegidos” pero resulta que no trajo el visado de estudiante. El teléfono pasa a las manos de un argentino que se aturulla explicando su viaje y cuenta que está “muy enojado” porque la policía no le explica nada y porque le han quitado el Ipod: “Llevo aquí seis días, ¡No hay televisión, no puedo tener música,no se puede fumar! ¡Sólo hay unas sillas para sentarnos!”. Otra mujer también quiere hablar. Es brasileña y se llama Alini.  En total, dice, en la sala hay un grupo de diez personas de su país.

“¡No puedo entrar a España porque la policía dice que no tengo tarjeta de crédito!”, grita por el teléfono.  La sala de inadmitidos, cuentan sus ocupantes en su relato atropellado, tiene varias habitaciones con literas, algunos colchones sueltos y bancos de madera. Poco más.

La inmigración ilegal que llega a España en pateras no representa ni un 5% del total, según fuentes policiales, aunque sea la cara más visible por el drama que supone. La inmensa mayoría de los inmigrantes ilegales entran por el aeropuerto de Barajas, por las terminales 1 y 4. Y también por el de El Prat (Barcelona), Girona, Palma de Mallorca o Tenerife. Y por los puestos fronterizos que limitan con Francia.  La policía, además, ha notado en el último  año un incremento de la llegada de brasileños y de paquistanies, éstos últimos  derivados procedentes de Reino Unido y de Francia.

n devueltas desde Barajas a sus países de origen, según fuentes policiales.  En la mayoría de los casos, los extranjeros fueron rechazados por no tener la documentación en regla. En total, en 2006 el número de inmigrantes no admitidos en la frontera de la UE ascendió a unas 850.000 personas, de los que casi 600.000 se produjeron en las fronteras españolas, según los datos policiales gestionados por Eurostat y por la Comisión Europea. 

En la otra cara de la estadística, unos 1.000 inmigrantes entran a diario como turistas pero, una vez que están en España, superan el permiso inicial de tres meses de estancia y no regresan a su país.  Así lo hizo  hace cuatro años  Antonio L., ecuatoriano de 47 años. Llegó como turista, aunque sus intenciones pasaban por quedarse definitivamente en España. “Mi familia ya estaba aquí y me dijeron lo que tenía responder a las preguntas de la policía”, explicaba la semana pasada en una plaza de Carabanchel (Madrid). A los tres meses, cuando le venció el permiso, se convirtió en un inmigrante irregular.

“Fui un atrevido”, recuerda ahora este hombre, que trabaja en la construcción. Y da consejos a los que quieran pasar el control policial: “Hay que estar tranquilo y pensar que, si te deportan, tampoco pasa nada”. En su vuelo había 50 ecuatorianos. Pararon a 49 y sólo pasó él, dice.

Preguntas y respuestas

Los inmigrantes tienen que tener la documentación en regla; acreditar medios económicos suficientes para pasar su estancia en España, tener billete de vuelta, y en el caso de venir a visitar a  alguien, presentar una carta de invitación de ese amigo o familiar.  Si hay sospechas, el agente pregunta: ¿A qué viene a Madrid? ¿Qué monumentos piensa visitar?.  A veces, el policía recibe respuestas rocambolescas del tipo: “Voy a hacer turismo en Madrid porque quiero conocer la Giralda” o vengo a ver “la playa de Toledo”.

Los policías conocen de sobra la teoría. Pero el problema, según denuncian los sindicatos, es la falta de personal. Fuentes del Sindicato Unificado de Policía (SUP)  señalan que en Barajas hacen falta unos 200 policías más para el control de fronteras.  La falta de personal hace  que la media de atención con cada pasajero que quiere entrar a España sea, como mucho,  de medio minuto, según confirma un policía que trabaja en el aeropuerto.  Y en ese tiempo, por ejemplo, tienen que idenfiticar si un ciudadano chino está presentando, o no, un pasaporte  robado a un ciudadano japonés; si un colombiano (que necesita visado para entrar a España) está utilizando un pasaporte venezolano (nacionalidad que no necesita visado), si un ciudadano miente sobre sus intenciones de no prolongar su estancia en España más de tres meses...

En otros aeropuertos, como el de Heathrow (Londres) o el de Frankfurt, la media de atención con cada pasajero está en quince minutos.

Desde el sindicato CEP (Confederación Española de Policía) explican que en la terminal T4 de Barajas hay ocho policías por cada uno de los cinco turnos del control de fronteras. “Es un número  claramente insuficiente. Pero no sólo falta personal en Madrid. Por ejemplo, en el aeropuerto de Girona, con tres millones de pasajeros al año, hay sólo tres policías por turno”, denuncian en el sindicato.  Cada expediente de devolución de un inmigrante ilegal consta de 14 folios y los policías emplean más de una hora en redactarlo.

Las versiones sindicales las corroboran varios policías que trabajan en los aeropuertos. “No damos abasto. Ahora, la mayoría de inmigrantes ilegales que están entrando en Barajas son brasileños y paquistaníes”, explica un agente. Muchos de estos brasileños son traídos por las mafias, que intentan colarles como turistas y luego les facilitan un documento de identidad portugués falsificado para que puedan moverse sin problemas por la Unión Europea.  Este agente asegura que los inmigrantes que quieren pasar con documentación falsa suelen colocarse en el control minutos antes de que vaya a salir el vuelo para así intentar que el  policía no se detenga mucho tiempo con él. “Además, cuando llegan al control policial los pasajeros de tres vuelos transoceánicos se forma un tapón. Y son las propias compañías aéreas las que presionan para que no nos paremos mucho con la gente para evitar aglomeraciones”, se queja este agente.

Por aire o por mar

La llegada de paquistaníes  a España se produce por vía aérea o por tierra y mar en una ruta que pasa por Dubai, Guinea Conakry y Canarias. “Si son interceptados, y para evitar su deportación, los paquistaníes suelen alegar  que son de Cachemira, un territorio en disputa entre India y Pakistán”, apuntan fuentes policiales. 

Pero a pesar de la llegada masiva de extranjeros ilegales, la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, quiso señalar la semana pasada que en los últimos dos años “la entrada de inmigrantes a través de canales legales es superior a la llegada de forma clandestina”. Rumí hizo estas declaraciones durante la presentación del II Anuario de la Comunicación del Inmigrante, un estudio editado por Etnia Comunicación que señala que España es el segundo país del mundo que más inmigrantes recibe, por detrás de Estados Unidos. Los extranjeros son el 9,9 % de la población española. Además, siete de cada diez  se quedan definitivamente.

Almudena Fontecha, secretaria para la igualdad de UGT, coincide con las palabras de Consuelo Rumí. “Ya llegan más inmigrantes con la documentación en regla que sin ella. Porque saben que el que se queda de manera irregular en España lo va a tener muy difícil  para conseguir luego un permiso  de trabajo y de residencia”, afirma Fontecha.

Ella resalta la labor de los sindicatos y de las ONG en ayudar a los inmigrantes.  El trabajo de estas últimas con los irregulares que llegan por vía aérea existe, pero es menos visible. Al contrario que con los que llegan  en pateras, Cruz Roja no da asistencia in situ a los inmigrantes que se trasladan en avión o en coche o autobús por motivos obvios: su integridad física, en principio, no corre peligro. “Son ellos los que después acuden a nuestros servicios para pedir ayuda.  Analizamos todos los casos: los solicitantes de asilo y refugio, los regulares, los irregulares...No distinguimos. Todos son personas”, concluye Carlos Capataz, director del área de intervención social de la ONG.

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